Sof¨ªa, el apetitoso mondadientes
El pr¨®ximo a 20, la, actriz italiana cumple 51 a?os
Mito del cine, hero¨ªna de nuestro tiempo superior a una simple diosa del sexo. Sof¨ªa Loren en la cincuentena est¨¢ en la plenitud de su vida y de su trabajo como actriz. El escritor Anthony Burgess se siente fascinado por esta mujer, el'palillo de Pouzzuoli' cuando era adolescente, patito feo convertido en cisne que ahora, al cumplir los 51 a?os de edad muestra al mundo una belleza madura y reposada. Una belleza absoluta en cuarta dimensi¨®n.
Acabo de hablar por tel¨¦fono con la divina Sof¨ªa Loren. Est¨¢ rodando una pel¨ªcula en N¨¢poles, donde empez¨®, y en Roma, donde se inici¨® su carrera. En la pel¨ªcula Aurora interpreta el papel de una mujer de 50 a?os con un hijo adolescente. El hijo es el suyo propio, el m¨¢s joven, Eduardo, y en la historia se evitan los cl¨¢sicos ingredientes de sexo y violencia. En otras palabras, se trata de un papel caracter¨ªstico de Soria Loren, donde los problemas y el sufrimiento acaban en triunfo. A sus 50 a?os, Sofia sigue trabajando duro en la profesi¨®n que ha elegido. Es ahora el momento de echar un vistazo a lo que ha hecho y a lo que todav¨ªa es capaz de hacer, pero sobre todo de pensar en lo que ha sido y en lo que es. El pobre paneg¨ªrico que sigue es un intento de celebraci¨®n del cumpleaflos de Sof¨ªa Loren. Ella es una de las hero¨ªnas de nuestro tiempo.No hace a¨²n mucho tiempo, el cumplir 50 a?os era resignarse a la p¨¦rdida de la juventud, de la belleza, de la energ¨ªa y sobre todo de la esperanza en el futuro. Hoy d¨ªa, una mujer que ha cumplido el medio siglo se da cuenta de que la juventud -en el sentido de una alocada inmadurez- se ha perdido y de que la belleza ha alcanzado su verdadero significado. La belleza f¨ªsica solamente existe en tres dimensiones; la belleza absoluta requiere una cuarta dimensi¨®n. Esta cuarta dimensi¨®n es dif¨ªcil de definir, pero es f¨¢cil de reconocer. La belleza de Sof¨ªa Loren se encuentra ahora firmemente asentada en esta cuarta dimensi¨®n, y eso se debe en gran medida a haber cumpl¨ªd.o 50 a?os. Volver¨¦ sobre lo de la belleza, pero de momento profundizar¨¦ en el tema del heroinismo. Esta palabra fue acu?ada por Thomas Carlyle, y en su tiempo no ten¨ªa connotaci¨®n alguna con la adicci¨®n a las drogas.. Su utilizaci¨®n en relaci¨®n con Sofia, que es un paradigma de virtud y limpieza en su vida privada-es devolverle su sentido victoriano m¨¢s puro.
Una hero¨ªna como la mujer que acabo de definir es alguien que ha triunfado, pero eso tampoco es suficiente. Hay muchas mujeres que no son realmente hero¨ªnas que han superado los obst¨¢culos de una juventud de barrio bajo, de la falta de una educaci¨®n acad¨¦mica, de las miserias de una guerra y de la mancha de una ilegitimidad para llegar a la riqueza, a un elevado estado social y al reconocimiento universal. Cuando me encontr¨¦ por primera vez con Sof¨ªa me sent¨ª tentado a arrastrarme por la al fombra, pero su humanidad me lo impidi¨®. No es una diosa, sino una mujer elevada a una posici¨®n su enor
Admiraci¨®n m¨¢s cine adoraci¨®n
Ella pide admiraci¨®n, m¨¢s que adoraci¨®n. Pero la admiraci¨®n no parece suficiente. ?Y el amor? Quiz¨¢ un amor de un tipo especial -p¨²blico y universal, m¨¢s que personal e ¨ªntimo- Ella goza de este primer tipo de amor en gran medida, y se debe principalmente a su imagen en la pantalla. Otras estrellas de cine han gozado tambi¨¦n de ¨¦l, pero no exactamente de la misma forma. Todos hemos amado, y seguimos amand o, a Marilyn Monroe, pero nunca nos Jiu bi¨¦ramos atrevido a dejar que nuestros sentimientos pasaran de la pantalla a la peligrosa sima de su vida privada, que sab¨ªamos era desastrosa, aunque no dej¨® de sorprendemos su tr¨¢gico final. Con la mayor¨ªa de las estrellas sucede que hay un paralelismo que no nos interesa demasiado. No queremos saber nada del alcoholismo, de la adicci¨®n a las drogas, de los m¨²ltiples divorcios, de la estrella ni de su mal car¨¢cter; para nosotros es suficiente con la imagen que da all¨ª. Pero con Sofia nuncala habido gran diferencia entre la persona real y el fascinante icono de la pantalla. De alg¨²n modo, su verdadera personalidad est¨¢ all¨ª presente. Cuando encontramos a la persona real no nos sentimos defraudados, m¨¢s bien al contrario. Hay una especie de unidad, confirmada por el hecho de que algunos de sus papeles en el cine son una copia de ciertos momentos de su propia vida. No le result¨® dif¨ªcil realizar una obra para televisi¨®n con su autobiografia.
El drama de su vida privada se ha convertido, para muchas mujeres y no pocos hombres,. en un conjunto de s¨ªmbolos po¨¦ticos que resume los esfuerzos y triunfos de los desconocidos y los grises. Su padre fue de un comportamiento deplorable, al igual que muchos otros padres. Sof¨ªa se enamor¨® de un hombre mayor, y no repar¨® en reconocer que sus problemas filiales ten¨ªan algo que ver con ese hecho. Su matrimonio con Carlo Ponti -que a los ojos de la Iglesia cat¨®lica y del Estado italiano todav¨ªa era un hombre casado y, por tanto, b¨ªgamo- dio comienzo a un melodrama que todo el mundo sinti¨® profundamente. Se trataba de una pareja de amantes contra quienes el brutal patemalismo de las autoridades civiles y eclesi¨¢sti cas golpe¨®, pero golpe¨® en vano: el amor acab¨® ganando. Casada, pero sin hijos, Sofia fue el terreno de una lucha entre sus m¨¢s profun dos sentimientos y las limitaciones de su biolog¨ªa. Nuevamente sali¨® victoriosa.
Soda, ha recibido mucho, pero ella nunca hab¨ªa pedido mucho. Es capaz de elaborar platos sabros¨ªsimos con restos. El destino de muchas mujeres ha sido el del ama de casa romana que interpreta en una de sus mejores pel¨ªculas, Una giornata particolare. Cuando en toda su brillantez agradeci¨® los aplausos de los que vieron el estreno qued¨® claro que aquella brillantez era una mera broma: la mujer aut¨¦ntica sobresal¨ªa, dispuesta a cocinar pasta y fagiol¨ª para sus hijos. Una gran parte de su hero¨ªsmo est¨¢ precisamente ah¨ª: es una mujer normal que ha conseguido m¨¢s de lo que le es dado a las mujeres normales; pero, al mismo tiempo, para.equilibrar la balanza, tambi¨¦n ha sufrido m¨¢s.
Probablemente sus mejores pel¨ªculas sean las que ha interpretado con un paisano n . apolitano, Marcello Mastroiarmi, y dirigida por otro paisano, Vittorio de, Sica. Aunque es una mujer universal, es tambi¨¦n hija de Pozzuoli. Hay que conocer esa vital y deprimida parte del sur de Italia para poder apreciar esa especial feminidad de Sofia. Est¨¢ mejor cuando un personaje le permite resaltar esa cualidad. De Sica la resalt¨® y Mastroianni la apoy¨®. Al igual que el heroinismo, es dif¨ªcil de definir; pero su contemplaci¨®n, expresada en t¨¦rminos tales como una fiereza tempestuosa mezclada con un profundo sentido de la desilusi¨®n que, sin embargo, deja entrever la esperanza, es algo que se nos muestra muy pr¨®ximo. Visite Pozzuoli y observar¨¢ una l¨ªnea ininterrumpida de pobreza, de una resignaci¨®n rota ocasionalmente por dram¨¢ticas rogativas al cielo, que se remontan a los d¨ªas en que su nombre era Pueoli. La belleza de la mujer no es f¨¢cil de pintar ni de fotografiar: depende del movimiento, de la expresi¨®n facial. Hay mujeres muy bellas, pero muy pocas lo son tanto como Sof¨ªa. Es esa belleza la que hace que no sea precisamente una mujer normal.
La propia Sof¨ªa es consciente de que no puede ser analizada. Es m¨¢s directa que sus peores cr¨ªticos a la hora de encontrarse irregularidades, -boca muy grande, nariz demasiado larga, etc¨¦tera-, pero
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