La limpieza del Manzanares, una pol¨¦mica tonta pero necesaria
Por estas fechas har¨¢ tres a?os que desde estas mismas p¨¢ginas reflexionaba yo sobre el reci¨¦n iniciado Plan de Saneamiento Integral (PSI) de Madrid al hilo de unas declaraciones del alcalde -"lo que queremos es que haya peces en el Manzanares"- cuando inauguraba la primera fase del Plan de Saneamiento Integral (PSI) ahora concluido. Por entonces emple¨¦ una comparaci¨®n metaf¨®rica que fue mal entendida, quiz¨¢ por mal elaborada. Dec¨ªa: "No deja de ser significativo que Franco inaugurara pantanos y el profesor Tierno inaugure planes de, saneamiento integral".Jugando malamente con las palabras, que para eso est¨¢n, entre otras cosas, yo pretend¨ªa establecer un antag¨®nico paralelismo entre las tendencias fara¨®nicas del dictador, que inaugurando embalses tanta huella chistosa dej¨® en la memoria colectiva de los espa?oles, y Tierno, que como buen refor mador inauguraba ahora saneamientos y correcciones menos pomposas pero m¨¢s dificultosas. Ambos no dejaron de notar que la hidr¨¢ulica permite las transformaciones m¨¢s radicales del medio natural y las relaciones de ¨¦ste con los hombres. Pero si el fenecido halc¨®n era partidario, como sus predecesores, los primeros d¨¦spotas orientales, del control y el dominio del agua para as¨ª asegurarse el de sus s¨²bditos, es l¨®gico que los pichones de ahora -por emplear una jerga actualizada en castizo, pich¨®n por paloma, muy propia de comentarista de pol¨ªtica norteamericana- se dispongan a sanear y corregir. Al fin y al cabo el cambio se nos ha vendido con el viejo lenguaje regeneracionista de los males de la patria. El PSI, desde luego, es una clara operaci¨®n regeneracionista.
Cloaca a cielo abierto
En estos d¨ªas, desde las p¨¢ginas de diversos medios de comunicaci¨®n, el Grupo Popular (llamarse as¨ª tambi¨¦n es jugar malamente con el lenguaje) ha criticado acerbamente el PSI e incluso, rozando la majader¨ªa, ha calificado de "atentado ecol¨®gico" la prevista suelta de peces y patos en las aguas ya depuradas. Evidentemente, atentado ecol¨®gico era la situaci¨®n anterior de cloaca a cielo abierto de nuestro humilde y dom¨¦stico r¨ªo. M¨¢s recientemente, a¨²n, el diario madrile?o Abc destacaba en titulares: "Las aguas del r¨ªo no ser¨¢n potables ni sus especies comestibles". Es una curiosa y repentina obsesi¨®n gastron¨®mica a la que s¨®lo podemos responder afirmando que, obviamente, el control de la contaminaci¨®n siempre se entiende que es hasta llegar a un "grado tolerable". Avenirse a un nivel tolerable no indica excesiva complacencia; como se?ala John Passmore, "que las agitas del Rhin o del T¨¢mesis sean bebibles sin necesidad de filtro es como pedirle peras al olmo", y a?ade m¨¢s adelante: "Me encantar¨ªa que el agua del bajo Rhin fuera tan inofensiva como la mineral, cosa s¨®lo imaginable a un precio absurdo
Dicho de otra forma, a partir de cierto punto la contaminaci¨®n deja de ser un problema y se convierte en un coste; pero las aguas del Manzanares, aun sin ser aptas para ser consumidas a morro desde la misma orilla del puente de Toledo, ni sus futuras carpas complemento diet¨¦tico aconsejable para el ciudadano, habr¨¢n recuperado muchas de las inapreciables propiedades del l¨ªquido elemento y siempre ser¨¢ una garant¨ªa la mera subsistencia de las especies pisc¨ªcolas. Esto era lo que se propon¨ªa la corporaci¨®n.
Por otra parte, no podemos olvidar que, desde un punto de vista ecol¨®gico, sin intervenci¨®n humana tambi¨¦n las aguas se embastecen, siguiendo un proceso natural. A las mismas caen hojas, cortezas y cad¨¢veres animales, junto con otras sustancias org¨¢nicas y sales disueltas del lecho y por la escorrent¨ªa. R¨ªos, lagos y fuentes son ecosistemas que evolucionan y se autoorganizan en el tiempo conforme aun fen¨®meno bien conocido: la sucesi¨®n ecol¨®gica. Lo anterior hace l¨®gico que un r¨ªo en sus tramos medios finales no sea potable como lo era en su nacimiento. La contaminaci¨®n del Manzanares se ha rebajado hasta un grado "tolerable", esto es un hecho, y los objetivos establecidos en el PSI se han cumplido a fecha prometida y con una rebaja incluso de sus costes previstos iniciabnente. Otra cosa es que ahora, como entonces, a m¨ª esos objetivos me parezcan limitados, pero cumplirse se han cumplido. Pedir peras al olmo es s¨®lo un burdo juego pol¨ªtico de la oposici¨®n, y a ¨¦sta, en materias de medio ambiente, habr¨ªa que recordarle la iron¨ªa de ser m¨¢s papistas que el papa cuando ni siquiera se es cat¨®lico.
Queda, por tanto, dicho que las insuficiencias, a mi modesto entender, del PSI lo son por lo limitado de sus objetivos, no porque ¨¦stos no se hayan cumplido de sobra. La gesti¨®n integral del agua desborda la limitada visi¨®n de este elemento exclusivamente desde la ¨®ptica urban¨ªcola del abastecimiento dom¨¦stico. Los usos del agua son m¨²ltiples: agrario, de consumo directo humano, para eliminaci¨®n de desechos, energ¨¦tico, etc¨¦tera; toda la cultura material del hombre se basa en estas m¨²ltiples utilidades que requieren para su moderna gesti¨®n el establecimiento de una serie de prioridades dado que frecuentemente esos usos son contrapuestos o francamente antag¨®nicos, pero tratar las aguas ya usadas -residuales- y revertirlas en condiciones lo m¨¢s similares a como se tomaron es un objetivo indiscutible.
M¨¢s que nada
Hay que reagrupar, no obstante, los usos nobles aguas arriba y los de alteraci¨®n aguas abajo; prever el reciclaje y la utilizaci¨®n de aguas ya usadas; por ejemplo, la reutilizaci¨®n de aguas residuales urbanas para fines agr¨ªcolas. Un r¨ªo es un continuo, desde su nacimiento como torrente de monta?a a su muerte en el mar; olvidar esa noci¨®n, sobre todo cuando esas zonas de cabecera ecol¨®gicamente m¨¢s j¨®venes y nobles ya est¨¢n contaminadas para concentrarse en el escaparate de la ciudad puede ser un objetivo l¨®gico de la corporaci¨®n municipal de esa ciudad, pero evidentemente lo bueno es enemigo de lo mejor y denota una clara resignaci¨®n o incomprensi¨®n frente al fen¨®meno integral de la cuenca fluvial.
Pese a todo, siempre ser¨¢ esto que ahora felizmente tenemos m¨¢s que nada, y sobre todo m¨¢s que la desvergonzada idea de un conocido municipio popular de la sierra madrile?a, que propon¨ªa sellar por arriba el r¨ªo Guadarrama con muy expl¨ªcito reconocimiento de su condici¨®n de cloaca a cielo abierto y sin ning¨²n inter¨¦s en remediarlo de otra forma que no fuera el transformarlo en cloaca sin m¨¢s.
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