Una pel¨ªcula bella y limpia
Un ni?o que ya creciendo en silencios, dej¨¢ndose calar por los, ritos del campo, por la tradici¨®n familiar, por los secretos de la caza y la pesca, atraviesa su adolescencia con decisi¨®n, y se transforma luego en un adulto que sin traicionar sus fuentes, se niega al servilismo Tasio quiere ser libre, con la naturaleza se basta. No necesita de due?os ni ataduras.Su vida supone as¨ª una vuelta a la edad primaria donde no cab¨ªan terceros que manipularan a otros ni caminos que distorsionaran el limpio contacto. con el ambiente original. Con ella se invita, pues, a que cada espectador se identifique con esa f¨¢bula: en cualquiera cabe el deseo de respirar, como Tasio, el aire, de su propia libertad. Aunque ¨¦sta, naturalmente, es limitada. A su alrededor, otros personajes se empe?an en encorsetarle: ese guarda perseguidor de cazadores furtivos, ese cuartelillo adonde es conducido. por infringir un a ley absurda, incluso esa muerte que detiene su vida amorosa, comenzada en la adolescencia y mantenida desde entonces con la misma ingenuidad, con id¨¦ntico calor...
Tasio
Gui¨®n y direcci¨®n: Montxo Armend¨¢riz. Fotograf¨ªa: Jos¨¦ Luis Alcaine. M¨²sica: Angel Illarramendi. Int¨¦rpretes: Patxi Bisquert, Amaia Lasa, Isidro Jos¨¦ Solano, Nacho Mart¨ªnez, Jos¨¦ Mar¨ªa As¨ªn. Drama. Espa?ola, 1984. Locales de estreno: Conde Duque, Vaguada. Madrid.
Quiz¨¢ Tasio, la pel¨ªcula, m¨¢s que esa cr¨®nica de libertad no frustrada sea el regreso po¨¦tico al mundo rural que el cine ha marginado desde a?os. Montxo Armend¨¢riz ser¨ªa as¨ª un cronista de paisaje y de la vida que este encierra, un sensible descriptor de ambientes, un emocionado admirador de la vida: ya surge la pol¨¦mica sobre este filme ambiguo, que sugiere m¨¢s que detalla, que insin¨²a sin remachar.
En todo caso, la belleza de sus im¨¢genes, la plena seguridad con que Armend¨¢riz las utiliza sabiendo que en ellas se conserva cuanto la pel¨ªcula el; el ritmo narrativo de esta historia sin historia, es decir, de esta vida en la que nada extraordinario ocurre, parece indiscutible. Tasio cautiva por cuanto muestra y cuanto calla. El Pulso interior de los personajes se mantiene en insinuaciones, en aspectos que parecen simples pero que guardan todos los secretos de la vida, de la de Tasio y la nuestra: la amistad, el amor, el dolor y la muerte, la sonrisa y el miedo, se entrecruzan por etapas. En ese decorado del valle donde Tasio vive, sus emociones son naturales, sencillas y no elementales: el n¨²cleo central del af¨¢n del hombre. Cada espectador se comunicar¨¢ con el filme desde el ¨¢ngulo de su propios sue?os.
Con Armend¨¢riz ha colaborado un excelente grupo de profesionales (Jos¨¦ Luis Alcaine en la f¨®tograf¨ªa, ?ngel Illarramendi en la m¨²sica, Pablo del Amo en el montaje), pero tambi¨¦n un grupo extraordinario de actores entre los que son mayor¨ªa los inexpertos.
Junto a un Patxi Bisquert (Tasio adulto) que comunica un¨¢ grave verdad en la conducta del personaje, y de Amaia Lasa, su dulce y callada compa?era, otros muchos actores improvisados comunican en la pel¨ªcula una sorprendente verosimilitud.
Baste citar el encuentro entre Tasio adolescente con la que luego ser¨¢ su esposa para calibrar el profundo sentido po¨¦tico de tales interpretaciones, es decir, el inteligente nervio director de Armend¨¢riz: esos chavales, mir¨¢ndose con asombro, descubriendo por vez primera que est¨¢n enamorados, comunican un sentimiento de vida que rara vez el cine ha plasmado con tanta sensibilidad. Bajo la exacta medida de Armend¨¢riz, Tasio se transforma en una balada, en un canto, quiz¨¢s incompleto desde otras exigencias y necesitaun complemeto, digamos dial¨¦ctico, que se debe aportar desde la butaca, pero es un filme de inquietante belleza.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.