El nuevo hospital de la Princesa
Dentro de pocos d¨ªas se celebrar¨¢ la inauguraci¨®n oficial del nuevo hospital de la Princesa. Pero para expresar con exactitud lo que va a celebrarse reaImente hay que decir m¨¢s bien renovaci¨®n que inauguraci¨®n, ya que, efectivamente, no se estrena el hospital, ni su nuevo nombre, sino su edificio.El hospital de la Princesa, concebido primero como hospital del Norte, naci¨® a mediados del siglo XIX, en 1852, con vocaci¨®n de modernidad, para celebrar el nacimiento de la entonces princesa de Asturias, y luego popular¨ªsima infanta Isabel, y dar servicio a los nuevos barrios de la capital, que empezaba entonces a desarrollar su r¨¢pida expansi¨®n cara al Norte, m¨¢s all¨¢ del paseo de Areneros, hacia los altos de Chamber¨ª, merced a los impulsos renovadores de Arg¨¹elles y de Bravo Murillo.
A lo largo de m¨¢s de 100 a?os, y hasta 1956, en que la instituci¨®n se traslad¨® a su nueva sede, en Diego de Le¨®n, y cambi¨® su nombre por el de Gran Hospital de la Beneficencia General del Estado (y de los Grandes Expresos Europeos, seg¨²n mote jocoso de la ¨¦poca), el hospital se distingui¨® siempre por su vocaci¨®n de progreso y de renovaci¨®n, y en ¨¦l se iniciaron, antes que en ning¨²n otro de nuestro pa¨ªs, muchos de los avances de la medicina que se generalizaron m¨¢s tarde como progresos ciertos.
Beneficencia y Seguridad Social
Cabe se?alar como ejemplos significativos la creaci¨®n sucesiva y muy precisa de m¨²ltiples servicios m¨¦dicos y quir¨²rgicos especializados cuando las especialidades eran todav¨ªa inexistentes en casi todos los hospitales, y su constante actividad en el terreno de la docencia para la formaci¨®n de posgraduados y especialistas.
Las instalaciones de Diego de Le¨®n, concebidas m¨¢s de 30 a?os antes de ponerse a funcionar, y los cambios profundos tanto de la sociedad espa?ola como de los sistemas de asistencia sanitaria (desaparici¨®n casi total de los enfermos de beneficencia, supresi¨®n de la Direcci¨®n General que llevaba este nombre y en la que el hospital estaba encuadrado, integraci¨®n de la inmensa mayor¨ªa de la poblaci¨®n en el sistema de Seguridad Social, inauguraci¨®n de numerosos hospitales en Madrid poco m¨¢s nuevos, pero mucho m¨¢s modernos) determinaron que se erosionara el gran prestigio de que goz¨® la instituci¨®n durante una centuria.
Pero los vientos empezaron a cambiar de nuevo con la primavera de 1975. En ese momento, y por primera vez en su ya no tan breve historia, la Seguridad Social tom¨® dos decisiones que supusieron un cambio cualitativo importante en lo que ven¨ªan siendo principios fundamentales de su pol¨ªtica hospitalaria.
Hasta entonces, esta instituci¨®n hab¨ªa tenido por norma atender con medios propios, y en hospitales nuevos, a la poblaci¨®n asegurada, y hab¨ªa rechazado sistem¨¢ticamente la posibilidad de utilizar los importantes recursos e instalaciones de las instituciones p¨²blicas tradicionalmente responsables de la asistencia hospitalaria (Administraci¨®n central, hospitales cl¨ªnicos, centros provinciales y municipales). En tal fecha, los ministerios de Gobernaci¨®n y Trabajo firmaron un convenio para regentar coordinadamente el Gran Hospital, que en varios aspectos supuso importantes innovaciones, que pueden resumirse en dos puntos fundamentales:
1. La colaboraci¨®n estrecha de la Seguridad Social con otra instituci¨®n p¨²blica para la utilizaci¨®n por parte de la primera de recursos, instalaciones y bienes de la segunda.
2. La decisi¨®n de aprovechar edificios e instalaciones hospitalarias de titularidad ajena, reform¨¢ndolos y remodel¨¢ndolos convenientemente, en lugar de persistir en el recurso exclusivo de construcciones nuevas.
Reformas
Se inicia as¨ª un camino obviamente m¨¢s acorde con criterios m¨¢s racionales de utilizaci¨®n de recursos, y similar al recorrido por casi todos los pa¨ªses europeos al hacer frente a las transformaciones exigidas por el progresivo desarrollo de los distintos sistemas de seguridad social.
Posteriormente, la Seguridad Social ha ido ampliando y diversificando su colaboraci¨®n con otras instituciones p¨²blicas y privadas.
Pero el hospital de la Princesa, cuya remodelaci¨®n, recientemente concluida, se estrena ahora, es el primero en Espa?a en el que se aplica el criterio, muy generalmente seguido con ¨¦xito fuera de Espa?a, y singularmente en Inglaterra, de conservar y perfeccionar, renov¨¢ndolo adecuadamente, un edificio antiguo.
A nuestro entender, las reformas, obra del arquitecto don Alfonso Casares, son un gran acierto, al que han contribuido en importante medida las condiciones b¨¢sicas del edificio (estructura, plan general, amplitud de espacios), proyectado en su origen por el gran arquitecto Am¨®s Salvador. Se ha logrado as¨ª un hospital muy moderno y adecuado a las funciones que tiene que desempe?ar, con una inversi¨®n de recursos econ¨®micos muy inferior a la que hubiese requerido la creaci¨®n de un centro totalmente nuevo, a pesar de que la dotaci¨®n en medios t¨¦cnicos e instrumentales nuevos ha sido muy amplia.
Universidad y progreso
A esta renovaci¨®n material se suma una considerable ampliaci¨®n y renovaci¨®n del personal y de los servicios. Desde hace algunos a?os, el hospital est¨¢ vinculado a la facultad de Medicina de la universidad Aut¨®noma de Madrid, y una parte de los estudiantes de dicha facultad recibe su formaci¨®n en este centro.
Casi todos los servicios del hospital est¨¢n tambi¨¦n incluidos en el programa MIR (formaci¨®n y titulaci¨®n de especialistas), y el centro cuenta con algunos laboratorios y programas de investigaci¨®n a veces apoyados econ¨®micamente por entidades privadas.
Cuenta, pues, con los principales elementos precisos para continuar su tradicional vocaci¨®n de presencia en los avances de la medicina y de la asistencia m¨¦dica.
Madrid cuenta desde ahora no con un hospital nuevo m¨¢s, sino con una antigua y prestigiosa instituci¨®n en que ya se han realizado importantes esfuerzos de renovaci¨®n, que es de esperar que devuelvan al centro el gran cr¨¦dito de que disfrut¨® durante m¨¢s de un siglo.
El devolver ahora el nombre que por su origen y por su tradici¨®n naturalmente le correponde simboliza el prop¨®sito de que perdure, renovado el apoyo que el hospital supo prestar durante largo tiempo al progreso de la medicina y a la sociedad a la que sirve.
Esperemos que esta v¨ªa nueva sea, si la experiencia la consagra, un ejemplo fecundo de lo que se puede hacer, mejor¨¢ndolo, con lo que se tiene.
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