La ¨²ltima canci¨®n de Jacques Brel

Cuando se cumplen cinco a?os de su muerte, un libro, Jacques Brel, una vida', ha resucitado la figura del cantante belga, considerado patrimonio cultural de los franceses. Olivier Todd, ex, periodista de L?Express' y de 'Nouvel Observateur', es el autor de esta biografia, ¨¦xito de ventas en Francia. Las 452 p¨¢ginas del libro de Todd son, m¨¢s que un homenaje, la ¨²ltima canci¨®n de un poeta, Jacques Brel, que muri¨® a los 49 a?os de edad un 9 de octubre de 1979.

Desde hace m¨¢s de cuatro meses, la vida de un cantante, Jacques Brel, contada por un periodista y escritor, Olivier Todd, no abandona la escena, como si a¨²n viviera o como si el libro titulado Jacques Brel, una vida hubiese resucitado a aquel hombre libertario, amante de don Quijote, poeta, comediante, actor, navegante, piloto, director de escena... Sobre todo, da la impresi¨®n de que las 452 p¨¢ginas del libro de Todd han sido como una ¨²ltima canci¨®n m¨¢s del que, por encima de todo, fue el cantante de Ne me quittes pas (no me abandones), que brutalmente muri¨® de c¨¢ncer a los 49 a?os de edad, momentos despu¨¦s de haber pedido una coca-cola jugueteando a¨²n con la tragicomedia autoburlesca que ¨¦l practicaba: "No os abandonar¨¦", ironiz¨® Brel, l¨²cido, al solicitar la bebida.

Patrimonio franc¨¦s

A Brel se le considera en Francia, aunque naci¨® en B¨¦lgica en 1929, como un patrimonio cultural de la tierra de Moli¨¦re. El mismo d¨ªa de su muerte, el 9 de octubre de 1979, en una emisi¨®n pol¨ªtica importante de la televisi¨®n francesa, protagonizada por M¨ªtterrand, este ¨²ltimo coment¨® que la futura elecci¨®n presidencial (de 1981) no era de actualidad, y acto seguido disert¨® sobre la victoria de la izquierda que "Brel hab¨ªa deseado en su isla". A¨²n no se ha acabado de llorar a Brel. Un filme sobre su vida lo ha inmortalizado hace poco. Sus canciones estremecen a todo el pa¨ªs. Todo esto ha favorecido el ¨¦xito de Jacques Brel, una vida.

Pero tambi¨¦n ha sido necesario un autor, Todd, ex periodista de LExpress, de Nouvel Observateur, de la Prensa brit¨¢nica (su madre era inglesa), y autor de una decena de novelas o ensayos. Ya fue un ¨¦xito redondo su libro sobre Jean Paul Sartre. Todd se cas¨®, joven, con una hija de otro fil¨®sofo franc¨¦s de primera l¨ªnea, Paul Nizan, asesinado por los nazis durante la segunda guerra mundial. Desde entonces, Sartre, su ¨ªntimo amigo prohij¨® a la hija de Nizan, de ah¨ª sus relaciones amistosas con Todd, que no se rompieron a pesar de las divergencias ideol¨®gicas que Todd recogi¨® en El hijo rebelde, obra aparecida poco despu¨¦s de la muerte del fil¨®sofo y escritor de Las palabras.

El personaje, Brel, y su ejecutante se han reunido felizmente: Todd, durante m¨¢s de un a?o, ha recogido testimonios y ha rastreado toda la vida apasionada de Brel. Habl¨® con sus mujeres leg¨ªtimas e ileg¨ªtimas, encontr¨® correspondencia in¨¦dita, visit¨® la isla Autona, del archipi¨¦lago de las Marquesas, donde reposan sus cenizas, en cuyo cementerio su ¨²ltima compa?era, Maddly, celebra una fiesta en tomo a la tumba del cantante cada 9 de octubre, para conmemorar su muerte.

De toda la documentaci¨®n recogida por Todd brota una vida contada con la libertad de la que son capaces dos hombres libres: el que fue o intent¨® ser Brel y el que tambi¨¦n ha batallado en el mismo terreno, el periodista Todd, que desde las posiciones de odio visceral a la burgues¨ªa, inspiradas por Sartre, pasando por el estetismo de izquierdas de Nouvel Observateur lleg¨® a declararse libre cuando, hace pocos a?os, se dio de baja en L'Express porque se pretend¨ªa coartar su libertad period¨ªstica.

Todd explica por qu¨¦ ha querido dedicarse a Brel: "Antes de nada, me gusta el int¨¦rprete. Un cantante de variedades hoy, como un realizador de filmes ayer o un cosmonauta antes de ma?ana expresan la sociedad, la cultura y la imaginaci¨®n del siglo XX. Brel vivi¨® varias vidas, profesionales y privadas. Con su prodigiosa y tumultuosa energ¨ªa impuso su personalidad fuera de lo com¨²n".

A partir de este principio de amor y de testimonio, Todd ha compuesto una canci¨®n m¨¢s de Brel, o el resumen de todas sus canciones, contando su vida con detalle desde que naci¨® -el 9 de abril de 1929, en un barrio residencial de Bruselas- hasta que la fatalidad lo arranc¨® de la vida en un hospital de Par¨ªs, donde hasta el ¨²ltimo segundo habl¨® l¨²cida y serenamente con el m¨¦dico que le cuidaba en su enfermedad.

400 canciones

M¨¢s de 400 canciones (la mitad las tir¨® a la papelera) cubrieron la etapa de su vida de cantante. Pero antes de que los estudiantes de Par¨ªs lanzaran la revoluci¨®n cultural que, en alguna medida, significaron las barricadas de 1968, Brel cam bi¨® de rumbo. En el Olimpia, el music-hall que los franceses consideran como el m¨¢s c¨¦lebre del mundo, Brel dijo adi¨®s al mundo de la canci¨®n en 1967. Quiz¨¢ ya se sent¨ªa minado por los presagios negros de la muerte. Sus dos mujeres, sus mujeres, la ¨²ltima compa?era, sus tres hijas, iban a seguirlo, de cerca o de lejos, por los mares y por los aires, porque Brel pilotaba su avi¨®n y era el capit¨¢n de su barco.

Su retirada prematura fue lo que Todd anota como una especie de alquimia de evasi¨®n, de amor y de muerte, que envolvi¨® el tumulto de su capacidad creadora. "Brel fue el director de escena de su vida", dice Todd en su libro. Tambi¨¦n podr¨ªa a?adirse que fue el gerente de su soledad, de la soledad que ¨¦l cant¨® siempre. "Siempre se est¨¢ solo, sobre todo un hombre frente a una mujer".

El Quijote

Su retirada prematura de la escena no la comprendi¨® nadie, ni la admiti¨®. Pero Brel sigui¨® su camino. El hombre de La Mancha (El Quijote), la ¨®pera del mito que le obsesionaba, fue su singladura inmediata, para despu¨¦s entrar en el cine con Mi t¨ªo Benjam¨ªn o con Le Far west, realizado e interpretado por ¨¦l mismo. Pero la enfermedad se declaraba m¨¢s y m¨¢s inexorable. Y Brel se enterr¨® vivo en una isla con Maddly. A¨²n resucit¨® para grabar un ¨²ltimo disco, en 1967. A¨²n quiso organizar org¨ªas gastron¨®micas con sus amigos cuando pas¨® por Par¨ªs para ultimar la casete en la que ya gritaba la vejez y, m¨¢s fuerte que nunca, la muerte. Un a?o despu¨¦s iba a morir, aunque regres¨® al cementerio de su isla.

Todd anota los t¨ªtulos de los libros de la biblioteca de Brel en Autona, su poblado isle?o: Levi Strauss, Aragon, Gide, Henry Miller, Malaparte, Spinoza, Boris Vian, Cervantes (don Quijote), M¨ªstica de la aviaci¨®n, Hegel.