La URSS todav¨ªa espera al sucesor de Breznev
El estado de salud de Chernenko prolonga la provisionalidad en la pol¨ªtica de Mosc¨²
El reciente encuentro de Andrei Gromiko, responsable de la pol¨ªtica exterior sovi¨¦tica, con el presidente de los Estados Unidos, ha renovado el prop¨®sito de las dos grandes potencias de reanudar unas negociaciones varadas. Pero estos buenos deseos tropiezan en este momento con una provisionalidad que afecta a los l¨ªderes de ambas potencias y, por extensi¨®n, a cualquier decisi¨®n que tomen. Por un lado el presidente Ronald Reagan se ve sometido a un proceso electoral para su reelecci¨®n. Por el otro, el estado de salud de Chernenko convierte su sucesi¨®n en un tema imprevisible. Tras el par¨¦ntesis de Andropov, la Uni¨®n Sovi¨¦tica todav¨ªa espera al sucesor de Breznev.
PILAR BONET Una buena dosis de humor negro subraya entre los sovi¨¦ticos la debilidad f¨ªsica de su m¨¢ximo l¨ªder, Konstant¨ªn Chernanko, cuya elecci¨®n es considerada el resultado de un compromiso estabilizador de distintas tendencias en el marco del Politbur¨®. En uno de los chistes que circulan por Mosc¨², Breznev y Andropov esperan a Chernenko en el cielo para poderse as¨ª comprar una botella de vodka entre los tres.
Aunque Chernenko da la impresi¨®n de haberse recuperado algo, tras su primera aparici¨®n en p¨²blico en septiembre, demacrado y d¨¦bil despu¨¦s de 52 d¨ªas de ausencia, medios intelectuales moscovitas opinan que el Kremlin ha entrado ya en la ¨¦poca pos-Chernenko". La debilidad f¨ªsica del dirigente, se?alan, ha tenido la virtud de hacer que las responsabilidades de la directiva del pa¨ªs est¨¦n muy repartidas entre los miembros del Politbur¨®. El caso m¨¢s ejemplar es la pol¨ªtica exterior, que se le adjudica como dominio exclusivo a Andrei Gromiko, ministro de Asuntos Exteriores desde 1957. Hasta tal punto est¨¢ ligado el cargo a la persona que la sucesi¨®n de Gromiko parece a algunos mucho m¨¢s problem¨¢tica que la del mismo Chernenko. Para relevar a ¨¦ste, la idea m¨¢s generalizada es que se est¨¢ preparando al experto en agricultura Mijail Gorbachov, proporcion¨¢ndole las tablas necesarias en el campo de la ideolog¨ªa, la pol¨ªtica exterior y la gesti¨®n econ¨®mica de un pa¨ªs. Claro que la posici¨®n de n¨²mero dos es un tanto inc¨®moda, ya que, de acuerdo con la tradici¨®n sovi¨¦tica, nunca el sucesor designado fue el sucesor efectivo. Chernenko, el jefe del Gobierno, Nikolai Tijonov, Gromiko y el ministro de Defensa, Dimitri Ustinov, son, para observadores occidentales en la capital sovi¨¦tica atentos a las formas del protocolo, el grupo de pesos pesados del Polit1bur¨®, ampliamente destacados del resto.
Nostalgia de NixonEn pol¨ªtica internacional, la URSS se prepara muy a su pesar para hacer frente durante cuatro a?os m¨¢s a Ronald Reagan, un personaje de cuyas intenciones se desconf¨ªa y al que se desprecia profundamente en medios intelectuales sovi¨¦ticos. En estos, hay, por comparaci¨®n, incluso una nostalgia de la ¨¦poca de Richad Nixon. "Discretamente, sin publicidad y sin ruido, Kissinger consegu¨ªa sacar emigrantes y resolver problemas que ahora no pueden ni plantearse", manifestaba un funcionario sovi¨¦tico. Las esperanzas de un entendimiento en el futuro est¨¢n m¨¢s depositadas en el grupo de asesores que pueda rodear al presidente que en ¨¦ste mismo.
En el tema b¨¢sico de los misiles, que acab¨® con los ¨²ltimos foros bilaterales de di¨¢logo sovi¨¦tico-norteamericano, Mosc¨² no ha cambiado su posici¨®n e insiste en que, o se dejan de instalar los Pershing 2 y los cohetes de crucero en Europa occidental, o no hay vuelta a la mesa de negociaciones de Ginebra. Al margen de esta cuesti¨®n, los medios oficiales han venido subrayando cada vez con mayor intensidad que, de mediar buena voluntad, podr¨ªan conseguirse progresos marginales en otros foros. Expertos en pol¨ªtica exterior sovi¨¦ticos se?alan las conversaciones de Viena (MBFR), la conferencia de Estocolmo y la aceptaci¨®n de la propuesta de la URSS para prohibir la carrera de armamentos en el espacio exterior.
Evitar que EE UU consiga superioridad militar sobre la URSS no es s¨®lo una frase de discurso, sino tambi¨¦n una idea muy interiorizada por la poblaci¨®n sovi¨¦tica, sobre cuyas generaciones maduras gravita todav¨ªa el fantasma de la segunda guerra mundial. "La URS S no quiere una carrera de armamentos con EE UU, pero no le queda m¨¢s remedio que mantenerse al mismo nivel. Lo hicimos con la bomba at¨®mica, y lo haremos con la militarizaci¨®n del espacio si nos provocan. El tema es si lo hacemos hoy, ma?ana o pasado ma?ana, porque las decisiones militares tienen que tener en cuenta las necesidades del sector civil", se?ala un experto sovi¨¦tico en pol¨ªtica internacional.
El cese del viceministro de Defensa y jefe del Estado Mayor sovi¨¦tico, Nikolai Ogarkov, podr¨ªa haber estado relacionado con discrepancias sobre el presupuesto de defensa y su distribuci¨®n, se?alan fuentes sovi¨¦ticas. ?stas comparan el caso de Ogarkov con el del mariscal G. Jukov, ministro de Defensa de Jruschov, defenestrado pese a sus m¨¦ritos militares por enfrentar lo militar con lo pol¨ªtico. "Es una cuesti¨®n de bonapartismo. Ustinov no estaba contento con ¨¦l", se?al¨® un funcionario del Ministerio de Defensa de la URSS, citado por una fuente occidental solvente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.