Puntualizaciones en torno a Sagunto
La lucha que a lo largo de 14 meses han llevado a cabo los trabajadores de Sagunto para el mantenimento de las instalaciones de cabecera no ha podido impedir, finalmente, que ¨¦stas hayan sido cerradas. El acatamiento por parte del Gobierno a los dictados de la Comunidad Econ¨®mica Europea y los intereses de las c¨²pulas sindicales son -a juicio del autor- los elementos que han servido para quebrar la resistencia de los trabajadores y conseguir la clausura de la f¨¢brica.
La expresi¨®n pr¨¢ctica de lo que nosotros llamamos una pol¨ªtica de resistencia a la crisis se vivi¨® y se dio en Sagunto en esos 14 largos meses de lucha continuada contra el plan Solchaga de cerrar la f¨¢brica integral de Altos Hornos del Mediterr¨¢neo (AHM). Esa pol¨ªtica, desarrollada d¨ªa a d¨ªa por el pueblo de Sagunto, demostr¨® primeramente, con argumentos, que los planes del Gobierno del PSOE respond¨ªan al dictado de la CEE, que hab¨ªa condenado a la siderurgia saguntina precisamente por su futuro competitivo en el ¨¢rea mediterr¨¢nea.El uso y abuso de los grandes n¨²meros en torno a p¨¦rdidas e inversiones puede haber s¨ªgnificado un cierto ¨¦xito en la tarea de marear al ciudadano-contribuyente de a pie; pero ese ¨¦xito coyuntural, de otra parte f¨¢cil de conseguir cuando se tienen los resortes que da tener el Gobierno y caminar a favor de los poderosos, va a hipotecar el futuro sider¨²rgico de nuestro pa¨ªs, que se va a ver privado de su sider¨²rgica m¨¢s prometedora.
En segundo lugar, los trabajadores y pueblo de Sagunto supieron romper el cerco a que fueron sometidos por el Gobierno, a fin de aislar a los saguntinos con su problema, generando toda una corriente de solidaridad, expresada en m¨²ltiples ocasiones, en especial en esas 700.000 firmas en contra del decreto de Solchaga, recogidas en tres meses a lo largo y ancho del Estado espa?ol.
En esta tarea de aislamiento, desgraciadamente, el Gobierno del PSOE no estuvo tampoco solo; cont¨® con aliados coyunturales, como la c¨²pula de la Federaci¨®n del Metal de CC OO, que se opuso a la recogida de esas firmas, y, por supuesto, con la fidelidad de UGT, que obviamente, anduvo desde el principio doblegada a las directrices gubernamentales.
Los trabajadores y la crisis
Y en tercer lugar, Sagunto hab¨ªa logrado levantar una realidad que reflejaba que, en las circunstancias actuales, los trabajadores, sobre los cuales se est¨¢ descargando toda la crisis del sistema, pueden hacer otra cosa bien distinta que hincar la rodilla. Todo ello configur¨® una esperanza y una ense?anza para el resto de los trabajadores del Estado espa?ol y, a su vez, claro est¨¢, un verdadero quebradero de cabeza y temor para los estamentos monopolistas y tambi¨¦n para los mentores socialdem¨®cratas de derecha y de menos derecha, que ve¨ªan venirse abajo ese modelo sindical consensuado que con tanto esmero se ha dise?ado, al margen de la realidad hist¨®rica en la que se ha desenvuelto nuestro pa¨ªs.
Lo cierto es que Sagunto, a trav¨¦s de su lucha, cuaj¨® una pesadilla que en la pr¨¢ctica se presentaba como un enorme catalizador de otros sectores en crisis y un revulsivo dentro de las propias bases sindicales. Esto imposibilitaba, de una parte, que el PSOE emprendiera su llamada ¨¦tica de la necesidad en temas como la reconversi¨®n de otros sectores, OTAN, etc¨¦tera; de otra, con Sagunto en llamas no pod¨ªa haber pacto social alguno, a la vez que el sector oficial de CC OO contemplaba con inquietud las repercusiones que la din¨¢mica de la lucha, expresi¨®n real de la pol¨ªtica sindical de resistencia a la crisis, pod¨ªa generar en los per¨ªodos de los congresos que se han dado este a?o en el seno del sindicato.
As¨ª pues, en menos de 72 horas en Madrid o a nivel de federaciones y direcci¨®n del INI, se confeccionaron unos acuerdos en los que el ¨²nico punto expresado claramente era el cierre de la cabecera de Sagunto para el 1 de octubre.
Y aquello que hab¨ªa sido el objetivo fundamental de la lucha de Sagunto durante 14 meses -el manten¨²niento de la cabecera integral de AHM- se entregaba en Madrid por parte de las federaciones de UGT y CC OO -y con el comit¨¦ de empresa en hilo directo con ellas-, de una forma altamente ignominiosa, puesto que dichas federaciones, que hab¨ªan firmado los famosos acuerdos de 1981, en los que se recoge el mantenimiento de las tres sider¨²rgicas, no solamente permit¨ªan que dichos acuerdos fueran vulnerados por el Gobierno del PSOE, sino que ayudaron a vulnerarlos. Dicho gr¨¢ficamente, las c¨²pulas de los sindicatos fueron encargadas de poner los grilletes a los trabajadores de Sagunto y entregar las llaves al Gobierno.
Un acto de humillaci¨®n
El hecho de presentar los preacuerdos a la f¨¢brica fue un acto m¨¢s de humillaci¨®n para este pueblo y estos trabajadores, a los cuales se colocaba, una vez encadenados, en la bochornosa disyuntiva de tener que ser ellos quienes sancionaran con su voto c¨®mo quer¨ªan que se les cerrara la f¨¢brica, cosa que hasta entonces jam¨¢s hab¨ªa sido aqu¨ª cuestionada.
Cerrado el problema de Sagunto, el Gobierno se dedic¨® a entrar en otros sectores a saco, como as¨ª ha sido. Pero abril pas¨®, y mayo, y ha llegado la hora de la verdad. ?Y con qu¨¦ nos encontramos? Con dos consecuencias fundamentales. La primera es una de las virtudes que a buen seguro m¨¢s aprecia el Gobierno y la patronal en los acuerdos de abril: consiste en el hecho de que son los trabajadores los que cierran la f¨¢brica, y no el Gobierno. Esta situaci¨®n introduce en el cuerpo social de los trabajadores y el pueblo de Sagunto el germen de la descomposici¨®n. La factura social que tal din¨¢mica provoca hace que todo esto se convierta en una aut¨¦ntica di¨¢spora de reacciones imprevisibles.
La segunda de las consecuencias est¨¢ en los mismos acuerdos, en su vaguedad e inconcreci¨®n, salvo en el punto primero, que define el cierre de la cabecera, que ah¨ª s¨ª que hay claridad meridiana. Es decir, un aut¨¦ntico caj¨®n de sastre, donde se nos viene a decir por los mentores de los acuerdos que las concesiones por la aceptaci¨®n del cierre est¨¢n sujetas a la poca o mucha presi¨®n que podamos hacer los trabajadores.
Claro, que esta filosofia pone al descubierto las servidumbres de sus promotores, ya que el llamar a movilizarse a los trabajadores de Sagunto para que se cumplan los acuerdos de abril -que significa el cierre de la f¨¢brica- est¨¢ descubriendo una novedosa l¨ªnea sindical: los trabajadores han de hacer huelgas para que les cierren la f¨¢brica. Obviamente, no hay que ser un lince para darse cuenta de por qu¨¦ los trabajadores de AHM no se molestaron ni en votar la propuesta de la huelga tra¨ªda de Madrid para el pasado d¨ªa 21.
Por si esto fuera poco, sin hacer huelga los trabajadores, la empresa retuvo el expediente de regulaci¨®n de empleo, por el que se convocaba la huelga. Como ven, todo es muy original. Y es que, como se dijo en la asamblea, "no se pueden firmar acuerdos por la derecha para luego intentar hacerlos cumplir con la izquierda". Y esto, aunque sean palabras de un prosovi¨¦tico y radical, trabajador de AHM, lleva toda la raz¨®n del mundo.
es miembro del Consejo de la Uni¨®n Comarcal del Camp de Morvedre.
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