Las perspectivas de que Mitterrand pierda las elecciones de 1986 dividen a sus oponentes
La oposici¨®n pol¨ªtica al socialismo -conservadora, liberal y ahora tambi¨¦n de extrema derecha- ya no cuenta sus satisfacciones, y todo parece sonre¨ªrle de cara a los comicios legislativos que se celebrar¨¢n en 1986. Si, como dicha oposici¨®n lo espera, saliera vencedora de esas elecciones, el presidente socialista, Fran?ois Mitterrand, tendr¨ªa que designar un primer ministro de derecha. Lo curioso es que esta evidente, debilidad del presidente de la Rep¨²blica, en lugar de reforzar la cohesi¨®n de la derecha, divide, hoy por hoy, a sus oponentes.
El pasado domingo, la oposici¨®n volvi¨® a ganar dos elecciones cantonales parciales, pero el hecho ya se ha trivializado desde que, hace un par de a?os, cada convocatoria a las urnas constituye una aut¨¦ntica sangr¨ªa para el electorado socialista, que ya es inquietante. El m¨¢s reciente de los sondeos dice que si ma?ana se celebrasen aqu¨ª elecciones generales, el 75% del electorado votar¨ªa por la oposici¨®n al socialismo. Lentamente, la victoria del socialismo en mayo de 1981 y la derrota de Giscard d'Estaing (valorada como una derrota personal) han modificado o diversificado la composici¨®n de esta oposici¨®n, de lo que gen¨¦ricamente se denomina la derecha en Francia: los neogaullistas contin¨²an representando el partido m¨¢s organizado, con Chirac como jefe indiscutible. Los giscardianos, agrupados en la Uni¨®n por la Democracia Francesa (UDF), en la que cohabitan malamente radicales, liberales y centristas, se ha cuarteado desde que Giscard perdi¨® el poder, y m¨¢s a¨²n desde que el ex primer ministro Raymond Barre se present¨® como aspirante a todo, es decir, a ser presidente de la Rep¨²blica.
Por ¨²ltimo, la llegada de la izquierda al poder y el declive de esa misma izquierda como cultura dominante en Occidente han favorecido la emergencia de la extrema derecha, que nunca fue nada en este pa¨ªs desde que termin¨® la segunda guerra mundial.
Toda esta oposici¨®n es la que se mide con el socialismo que administra a Francia desde 1981, y es la que ya da por hecho casi consumado su victoria en las hist¨®ricas legislativas de 1986, que, en efecto, ser¨ªan hist¨®ricas, porque por primera vez en el cuarto de siglo de vida de la V Rep¨²blica un presidente de izquierdas tendr¨ªa que conformarse con una mayoria de derecha en la Asamblea Nacional.
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