La casta y el temple
A cuatro de los novillos de C¨¦sar Moreno, lidiados ayer en el albero de Zaragoza, ¨²nicamente les faltaba morder y tirar piedras; el resto de los imaginables ademanes, contrarios a la bravura, eran hondo patrimonio, que los astados luc¨ªan apenas pisado el ruedo. El novillo de Rom¨¢n Sorando, lidiado en quinto lugar, fue el ¨²nico con la necesaria presentaci¨®n y nobleza y el ¨²nico que cambi¨® el rumbo de una corrida que por el ganado se hac¨ªa deslucida e insoportable.
Ante este astado, terciadito y que iba noble a la franela, estuvo Juan Rivera muy bien. No en balde se gan¨® una merecida oreja; pues su faena reposada y tranquila ten¨ªa aval de calidad cuando templando y embarcando con suavidad llevaba prendido al novillo. Le adelantaba el enga?o, con la mano derecha, en una media distancia que el torito agradec¨ªa y ah¨ª, con lentitud, marcaba bien los tiempos. Con el segundo de la tarde bastante hizo Rivera con no amilanarse cuando le lanz¨®, apenas comenzada la faena de muleta, el ga?af¨®n. Aguant¨® el tipo y al C¨¦sar Moreno, que era distraido, gazap¨®n, incierto y con peligro.
Plaza de toros de Zaragoza
10 de octubre. Cuarta corrida de la feria del Pilar. Media entrada.Cinco novillos de C¨¦sar Moreno, descastados, flojos y mansos. Uno de Rom¨¢n Sorando, terciado de presentaci¨®n, flojo y, noble. Alain Bonyol, silencio y silencio. Juan Rivera, vuelta al ruedo y una oreja. Carmelo, saludos tercio y vuelta al ruedo.
La casta que demostr¨® tener el joven Carmelo, es digna de tener en cuenta por cuanto hizo ante el sexto C¨¦sar Moreno, que en cualquier plaza hubiera pasado por toro. Ante la diminuta figura del joven torero, aquello que le soltaron por los toriles era todo un tren. Y esa falta de ambici¨®n que atesoran actualmente la mayor¨ªa de los novilleros, no es defecto que padezca este torero. Hab¨ªa que tener agallas para plantarse de rodillas en las tablas y aguantar los arreones que por cuatro veces le hizo el novillo / toro cuando tan s¨®lo se ve¨ªa pasar la muleta por encima del astado.
Tambi¨¦n tuvo m¨¦rito, aunque no acertara a la primera, verle matar, pero subirse hasta el hoyo de las agujas de aquel tren se presentaba harto dif¨ªcil para el peque?o y valeroso torero que como pocos tiene casta y de esto no est¨¢ la fiesta sobrada.
Alain Bonijol es un novillero veterano que andaba practicamente retirado de la profesi¨®n; y a¨²n no se sabe bien por qu¨¦ vino a torear a Zaragoza, cuando en la actualidad hay diestros con m¨¢s inter¨¦s para el aficionado y que torean en la plaza y no como en el caso del franc¨¦s, que por lo que se le vio tan s¨®lo debe de ser torero de despacho.
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