Un proyecto objetable
El autor de este art¨ªculo considera el proyecto de los alcaldes socialistas de Madrid como impopular y poco pol¨ªtico, en un momento en que existe psicosis de aumento de presi¨®n fiscal. Rechaza la iniciativa por razones de justicia distributiva, racionalidad del sistema fiscal e imposibilidad de hallar criterios homog¨¦neos entre los impuestos municipales que se quiere suprimir y este nuevo recargo unificado.
Contando s¨®lo con las breves no tas aparecidas en la Prensa es dif¨ªcil captar en su conjunto las repercusiones que podr¨ªa tener el proyecto de recargar en un 3% el impuesto sobre la renta en la provincia de Madrid. Sin perjuicio de que explicaciones ulteriores pongan las cosas en su lugar, a primera vista parece el tal proyecto objetable por m¨¢s de un concepto. Es inoportuno, impol¨ªtico, t¨¦cnicamente complicado y de escasa justicia fiscal.Viene a aparecer en el momento en que se est¨¢ creando una psicosis de excesiva presi¨®n fiscal, psicosis que, como la de la inseguridad ciudadana, es amplificada, como es natural, por la oposici¨®n. Que esta presi¨®n no llega a los niveles del extranjero es cosa sabida, y m¨¢s de una vez me he referido a ello en estas mismas columnas (ver La presi¨®n fiscal en Espa?a, EL PAIS, 24 de abril de 1984) pero el mal de muchos, pese a lo que dice el popular refr¨¢n, ya no consuela ni a los tontos.
En el momento en que el propio Estado comienza a tratar de sustituir los repetidos aumentos de los tipos impositivos por recursos menos llamativos, corno son los recortes en las desgravaciones o el refuerzo de los impuestos indirectos, parece un tanto irresponsable que sean los municipios o las comunidades aut¨®nomas los que empiecen a emplear, de golpe y porrazo, los instrumentos fiscales que el Gobierno manipula ya con gran precauci¨®n. Y esto, sin contar con la desagradable impresi¨®n que produce el que el Estado parezca renunciar a la recaudaci¨®n tributaria con su mano derecha y lo haga con la izquierda.
Pero este recargo es impol¨ªtico, no s¨®lo por la resistencia que est¨¢ suscitando, sino tambi¨¦n porque crea un peligroso precedente. El instrumento fiscal es muy complejo para dejarlo en manos de corporaciones m¨¢s o menos locales. La creaci¨®n de un impuesto o sus modificaciones se suele efectuar por departamentos especializados dentro de la Administraci¨®n, y a veces requiere la audiencia y el parecer de varios ministros. No es lo mismo recaudar tributos que crearlos, ni es tan f¨¢cil manejar un irripuesto sobre las rentas que implantar un arbitrio sobre el alcantarillado.
Parece tambi¨¦n que en el caso de este nuevo recargo va a ser dif¨ªcil aunar la facilidad de exaeci¨®n con la justicia distributiva. Si el recargo se aplica sobre la cuota a pagar se hurtar¨ªan a ¨¦l todos los que presentaron declaraci¨®n de renta con derecho a devoluci¨®n, y ello no suele ser dato de menores ingresos, sino de mayores inversiones. Si se hace sobre la base imponible perder¨ªan su efecto corrector las desgravaciones por situaciones familiares, inversiones y gastos. ?O es que se pretende que el contribuyente madrile?o tenga que presentar dos declaraciones en el impuesto sobre la renta?
Finalmente, parece bastante ingenuo que se nos quiera presentar esta imposici¨®n fiscal como sustitutoria de otros recursos municipales, "que no hacen sino molestar al ciudadano", como se dice en la Prensa. Vaya por delante la felicitaci¨®n por las curiosas dotes psicol¨®gicas del que afirm¨® tal cosa. Puede estar seguro de que este recargo molestar¨¢ al ciudadano mucho m¨¢s que cualquier imposici¨®n local.
No menos ingenuo es tratar ahora de resucitar ese t¨®pico y ut¨®pico impuesto ¨²nico en el que ya no cree nadie. La resistencia psicol¨®gica que existe a satisfacer los impuestos alcanzar¨ªa cotas insospechadas, si toda esa parafernalia de impuestos directos, indirectos, tasas, timbres y recibos que hoy pagamos mal que bien a trav¨¦s de varios conductos m¨¢s o menos perceptibles hubiera de abonarse de una sola vez. Por otra parte, ser¨ªa curioso saber qu¨¦ tributos son los que piensan suprimir los municipios. ?ll alcantarillado? ?Ocupaci¨®n de v¨ªas? ?Salidas de coches? O quiz¨¢ el impuesto de radicaci¨®n o el de cirulaci¨®n de autom¨®viles.
La verdad es que la experiencia nos ense?a que nunca bajan los precios de las mercanc¨ªas, aunque cesen las causas que empujaron a subirlos, ni hay impuesto suprimido que, como el Guadiana, no deje de aparecer m¨¢s all¨¢ por otro lado. Y, en cualquier caso, las alcantarillas, los pasos de coches, la v¨ªa p¨²blica y los voladizos, ?qu¨¦ tendr¨¢n que ver con el impuesto sobre la renta?
es inspector financiero y tributario, escritor y periodista.
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