Charo L¨®pez
La cabeza mitol¨®gica se ha quedado en belleza recoleta, de chica en su apartamento, cuando llegamos a casa de Charo L¨®pez. La tarde estaba de lluvia por Madrid y, naturalmente, por el barrio del Prado, detr¨¢s del Museo, de la Academia y de Correos -tres instituciones que explican la vida espa?ola, a m¨¢s del Museo del Ej¨¦rcito y el Ministerio de Marina-, la tarde estaba de lluvia y, Charo L¨®pez estaba de skijama negro o algo as¨ª. Los mitos en zapatillas de b¨¦isbol se quedan en chicas muy aparentes.Llevo un mes viviendo en esta casa, me gust¨® mucho el piso, el barrio me gusta menos, porque no tiene tiendas, y yo soy muy de tiendas, muy de salir a comprar, pero bueno, es un barrio tranquilo, ya no pienso moverme de aqu¨ª, te lo prometo, Paco, ya sabes que he cambiado excesivamente de sitio, ahora se acab¨®, aqu¨ª para siempre. Entre las fotos est¨¢ la de Jes¨²s Garc¨ªa de Due?as, fumando, la de Fernando Delgado, interpretando, y he aqu¨ª que un se?or llama en seguida por tel¨¦fono:
-Que s¨ª, que no tiene importancia, que han armado un l¨ªo, no te preocupes, que todo est¨¢ resuelto, vete a Barcelona, anda, vete tranquilo, yo estoy aqu¨ª, haciendo una cosa para el peri¨®dico, con Umbral, y cu¨ªdate, cu¨ªdate ese catarro, anda.
El matriarcalismo, o sea. Le digo a Charo L¨®pez que Los gozos y las sombras, de Torrente Ballester, ha triunfado mucho en Argentina. Naturalmente, ya lo sabe. "Dijo un escritor ingl¨¦s, Charo, que ser sentimental, en literatura, es asegurarse el ¨¦xito". "Exacto, Paco, nosotros cont¨¢bamos con el gran texto de Torrente, pero encima le a?adimos emociones y cosas muy de la tele. Yo, en el rodaje, lloraba un d¨ªa s¨ª y otro no. Los sentimientos son universales e interesan en todas partes. Anda, bebe algo. En Los gozos ten¨ªa que masturbarme alegremente, pero eso aqu¨ª es una agresi¨®n. Lo hice llorando.
-Agua.
Charo se ha sentado en el suelo, con la bandeja en la alfombra, muy dispuesta a servimos cosas a Corbetta y a m¨ª. Esperaba las fotos, en seguida ha preguntado por las c¨¢maras, pero Gigi es un hombre que se lo toma con calma. Charo brinda con Gigi Corbetta. S¨®lo he visto dos actrices tan preocupadas por el fot¨®grafo: Carmen Sevilla, en mis primeros tiempos de reportero, para quien la entrevista era literalmente las fotos, y Charo L¨®pez, actriz intelectual.
-Salamanca.
-Ya sabes, Paco, que a partir de cierta edad se vuelve a los or¨ªgenes. Yo voy a Salamanca y encuentro que todo ha cambiado. Los escenarios y la gente. Pero cada vez estoy m¨¢s en aquellos or¨ªgenes, porque all¨ª me hice, estudi¨¦, aprend¨ª y quise ser cada d¨ªa m¨¢s. Ahora voy a hacer una cosa en la cual la protagonista, que soy yo, vuelve a Salamanca, busca y encuentra o no encuentra, o sea lo m¨ªo, el tiempo perdido, s¨ª.
Aquella cabeza de los sesenta/ setenta, entre Grecia y Ava Gardner, es hoy la cabeza hermosa, gastada y festiva de una mujer de su casa. Una bell¨ªsima mujer de su casa. Todav¨ªa hay otra llamada, de un productor o as¨ª, con otro l¨ªo, o quiz¨¢ con el mismo l¨ªo que el de antes: "Que estoy haciendo una entrevista con Umbral, que luego hablarnos, que todo se arreglar¨¢, que s¨ª, que vale". Matriarca solitaria que reparte su ensalmo femenino por el mundo. Te miro, en tu provincia, Charo, de tedio y plateresco. Ver pasar los tiempos por una cabeza tan hermosa es, sencillamente, ver pasar el tiempo. "Me digo, desde ma?ana, ni una copa m¨¢s, ni una noche m¨¢s fuera de casa, pero al d¨ªa siguiente duermo hasta la una y vuelvo a comer spaghettis". Sin embargo, est¨¢ delgada, hermosa, segura sobre su natural inseguridad, y cuando abre la sonrisa, llena de iron¨ªa y sexo, eso es lo que la hace ya irresistible. Los productores espa?oles me parece a m¨ª que han utilizado poco este gran recurso de la gran actriz. Los productores espa?oles de todos los tiempos le parece a uno que son algo as¨ª como un poco burros.
-Sesenta/setenta, Charo. El Gij¨®n, Casa Pepe, que ten¨ªa fuente propia y que ya no existe, ?te acuerdas? Todos quer¨ªamos que triunfases, pero no triunfabas.
-Mi cara no encajaba en el cine espa?ol, en la comedia espa?ola, en el rollo peque?oburgu¨¦s, y por eso no me contrataban.
Lo comprende uno. Uno comprende que una cari¨¢tide de barco griego queda como demasiado yendo al h¨ªper y hacer la compra, para encontrarse all¨ª con Pepe Sacrist¨¢n y ligar. "No tenemos star/ system, Umbral, somos una cinematograf¨ªa sin estrellas, la estructura no lo permite, nuestras estrellas han sido siempre dom¨¦sticas y como para andar por casa". Despu¨¦s del agua con un hielito, me sirvo (Charo me tiene bastante abandonado: est¨¢ a los pies del fot¨®grafo gigantesco con cazadora de beisbolista carroz¨®n) un poco de whisky con hielito, asimismo, ya que ser¨ªa demasiado mandar a la estrella a por agua, feminista como es.
-Feminista para nada. Adoro a los hombres y los respeto.
Te miro en tu provincia de tedio y plateresco, L¨®pez. Fue un alejandrino que constru¨ª, trabajosamente, hace muchos a?os (aparte el L¨®pez). Todos quer¨ªamos que triunfase, hab¨ªa como una conspiraci¨®n a favor, por el triunfo de Charo L¨®pez, y luego ha triunfado -a tope- por caminos insospechados:
-Eso de entrar ¨¦n la gloria por la tele, ?no es entrar por la puerta de atr¨¢s?
-Aquello lo hicimos igual que si fuera cine. No veo la diferencia. Para lo que soy muy negada es para el v¨ªdeo. Eso de las tres luces y la bombilla me pone muy nerviosa. Adem¨¢s, en v¨ªdeo siempre quieren hacer Shakespeare, lo m¨¢s importante y lo m¨¢s dif¨ªcil. Son as¨ª, los chicos.
-El teatro.
-La ¨²ltima vez que me viste, yo era empresa. Y perd¨ª mucho dinero. No volver¨¢ a pasar. Me encuentro muy bien y muy arropada dentro del cine. De todos modos, cuando aquel estreno, escribiste una cosa sobre m¨ª que jam¨¢s olvidar¨¦.
-Me sali¨® de donde salen estas cosas, Charo.
Me da otros dos besos chick to chick para recompens¨¢rmelo. De estas limosnas vive el humilde reportero.
-Charo L¨®pez antes y despu¨¦s de los gozos y eso.
-Estaba a punto de dejar la carrera, convencida de que yo no serv¨ªa para nada. Cuando iban a pasar la serie, me fui a Canarias, por olvidarme del tema. Y, cuando volv¨ª de Canarias, resulta que se hab¨ªa armado lo maravilloso y que todo iba de sue?o. Desde entonces soy otra, estoy m¨¢s segura, vivo.
Ya. A los hombres lontanos les va recomendando que se cuiden el catarro. Se ordena/desordena el pelo mejor que nadie en el mundo. En la casa hay libros de cuando la Universidad, recortes de Charo L¨®pez por las paredes y alg¨²n affiche de cuando los affiches no se llamaban posters.
-La pareja.
-No la soporto.
-Los hijos.
-No los necesito.
-La soledad.
-Soy una mujer solitaria.
-La mujer de cuarenta a?os.
-Maravillosa. Maravillosa. Es la giran edad. Te lo prometo.
-?Y no hay crisis?
-El ¨¦xito, o lo que sea, me ha salvado de la crisis.
-?La arruga es bella?
-Me pintaba m¨¢s de joven.
-La juventud actual.
-Son impacientes, imprudentes, est¨¢n muy seguros de todo y todo lo quieren aqu¨ª y ahora. Nosotros tuvimos que ganamos las cosas poco a poco.
-Es lo que se dice siempre de la juventud, Charo, cuando se ha llegado a la madurez. Ser joven es ser, precisamente, como est¨¢s diciendo.
-Pero el cine sigue buscando caras j¨®venes, porque excitan m¨¢s a los caballeros, y eso es cavern¨ªcola.
-No es cavern¨ªcola, Charo. La fascinaci¨®n por la juventud es universal en el espacio y en el tiempo. Los primitivos amaban tanto a las v¨ªrgenes que las mataban. S¨®crates y Plat¨®n amaron a los efebos de los gimnasios, y no quer¨ªan d¨ªstinguir muy bien entre saber y belleza. De hecho, el espect¨¢culo de la juventud -un ¨¢rbol o una muchacha que florece- nos suscita la interrogaci¨®n por la vida. Nadie se pregunta nada delante de un viejo. Ya se sabe lo que le espera.
-Estoy de acuerdo. Sin embargo, en el cine...
-Has dicho que la fascinaci¨®n por la juventud era cavern¨ªcola. La fascinaci¨®n por la juventud (de cualquier sexo) es Grecia, y Grecia es una cosa que no hemos superado en veinticinco siglos.
-A m¨ª me parece m¨¢s interesante un hombre como t¨², de cincuenta, inteligente. Y no me estoy declarando a ti, claro.
-L¨¢stima, pero ese tipo de afinidades pertenece a otro orden de cosas. Aparte tu personalidad art¨ªstica, ?no crees que tienes una personalidad social, casi hist¨®rica, o sea, que representas algo?
-Quiz¨¢ s¨ª. Yo fui una progre de los setenta, como t¨² dir¨ªas. Hoy, todo eso no tiene sentido, puesto que el socialismo est¨¢ en el Poder y ya no hay progres. Por eso he evolucionado hacia la privacidad y el ludismo, hacia la conquista del "hoy" y el "ahora". He perdido "culpabilidades". Las culpabilidades fueron las represiones de mi generaci¨®n.
?Te sientes integrada en un tiempo grupal? ?Qui¨¦nes son las actrices de tu generaci¨®n?
-S¨ª, pertenezco a una ¨¦poca, a un momento, a una manera de pensar. Julieta Serrano pudiera ser la m¨¢s representativa de aqueHa generaci¨®n. Quer¨ªamos las mismas cosas, rompimos con algo y aqu¨ª estamos.
-Las chicas de hoy.
-Les ha sido dado todo lo que nosotras tuvimos que conquistar poco a poco y parcialmente.
"El presente". "Lo vivo, lo gozo, lo ahondo". "Eras una moralista de izquierdas, una puritana de izquierdas: ahora ya no te planteas opciones morales: supongo que a esto contribuye la edad y la ¨¦poca Pues s¨ª, todo contribuye". Es la presencia m¨¢s impresionante del cine espa?ol. Mueve su pelo de Charo L¨®pez, atiende su tel¨¦fono de Charo L¨®pez, amuebla con su cuerpo su casa impersonal de Charo L¨®pez, a todos nos alegra que haya triunfado la musa de nuestra generaci¨®n, como si -ay- hubi¨¦semos triunfado nosotros. Los ascensores de estas casas antiguas y nobles, del Prado, no son de bajada, de modo que Gigi y yo, despu¨¦s de tanta luz de mujer, nos hacemos la escalera a oscuras.
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