La marginaci¨®n de las madres solteras
Examinar la actual situaci¨®n de las madres solteras y de sus hijos en nuestro pa¨ªs equivale a viajar, casi sin respiro, desde situaciones de drama rural decimon¨®nico hasta posturas que podr¨ªan preludiar los rasgos sociales del siglo XXI. Casos como el de Purificaci¨®n Carre?o, una maestra que fue despedida de un colegio malague?o regentado por el Opus Dei, o el m¨¢s tr¨¢gico de Ana Gal¨¢n, que en un ataque de desesperaci¨®n ahog¨® a su propia hija en la ba?era al ser presionada por la empresa para la que trabajaba, siguen siendo comunes.
Al contrario, tal vez para confirmarnos en nuestra reci¨¦n asumida modernidad, mujeres liberadas de relevancia pol¨ªtica social optan voluntariamente por la maternidad prescindiendo de la figura de? macho, asumiendo una maternidad f¨¢lica, sin recato y con publicidad, cre¨¢ndonos la ilusi¨®n de que vivimos en. una sociedad que ha desterrado ya este tipo de estigma.Debido a la ¨²ltima reforma del C¨®digo Civil, de 1981, cuando al ajustarlo a los principios constitucionales de igualdad desaparecieron las diferencias entre hijos leg¨ªt¨ªmos e ileg¨ªtimos, por lo menos, y a pesar de que a¨²n colean viejos prejuicios, la lacra de nacer sin padre conocido ya no implica la inscripci¨®n de por vida como ciudadanos de segunda clase. Esto no significa que en ciertos sectores estos hijos extramatrimoniales sigan produciendo reacciones a veces fulminantes y a menudo mucho m¨¢s sutiles, que acaban cristalizando en graves traumas psicol¨®gicos.
Partos dif¨ªciles
Son traumas que empiezan en el momento del embarazo y se manifiestan muchas veces al dar a luz. Las madres solteras presentan muchos m¨¢s problemas durante el parto que las casadas. Llegan a ¨¦l en malas condiciones de salud y acuden a los hospitales en el ¨²ltimo momento, y las probabilidades de subnormalidad y defectos en el hijo son mucho mayores.
Aparte de las madres solteras voluntarias, que, por lo general, son mujeres econ¨®micamente independientes y con ingresos por encima de la media, las dem¨¢s, aquellas que responden al arquetipo de la seducida y abandonada, podr¨ªan dividirse en dos grandes grupos. Por un lado, las que han quedado embarazadas tras una relaci¨®n m¨¢s o menos estable posteriormente disuelta, a veces con motivo del hijo en ciernes y otras con anterioridad. Son mujeres con valores tradicionales que les han impedido abortar y el com¨²n denominador es el resentimiento contra el padre, que en cierto modo conlleva la asunci¨®n de su necesidad legitimadora.
Su problema, aparte del emocional, es b¨¢sicamente econ¨®mico. La mayor¨ªa alterna entre trabajos marginales, como la limpieza dom¨¦stica y el trabajo en g¨¹isquer¨ªas, escondiendo el hijo para evitar inconvenientes. Su automarginaci¨®n las lleva a una vida miserable, acentuada por la falta de ayudas, tales como guarder¨ªas gratuitas que les permitan mayor libertad de movimientos.
Espectacular incremento
Pero en la actualidad el mayor problema lo presentan las adolescentes. En otros tiempos, no tan lejanos era normal que las chicas embarazadas esperaran a que los padres de sus hijos acabaran el servicio militar para casarse, y no por esto eran mal consideradas. Ahora ya no es as¨ª; debido a la liberalizaci¨®n de la moral sexual, los casos de embarazos entre adolescentes han aumentado en m¨¢s de un 500% en los ¨²ltimos a?os. Es un fen¨®meno espec¨ªfico de nuestros tiempos, porque este embarazo no es un preludio al matrimonio. Son ni?as de 14 a 17 a?os, de origen tanto urbano como rural, abandonadas por sus familias, que provienen de los estratos m¨¢s bajos de la sociedad, de familias rotas, y en muchos casos son tambi¨¦n hijas de madres solteras. La mayor¨ªa de las veces no acaban de relacionar el sexo con la procreaci¨®n, y su promiscuidad nace de una gran necesidad de afecto y comunicaci¨®n que no pueden satisfacer de otra manera. La soluci¨®n inmediata a sus problemas, seg¨²n los soci¨®logos, ser¨ªa que dieran en adopci¨®n a sus hijos, pero casi todas ellas se niegan a hacerlo, es lo ¨²nico que tienen y su c¨®digo moral se lo impide. Tan s¨®lo un 10% de estas adolescentes acepta desprenderse del hijo.
Hasta ahora las instituciones que se dedicaban a dar cobijo a estas adolescentes y a todo tipo de madres solteras estaban a cargo de la Iglesia y regentadas por religiosas. Este patronazgo las libraba de las murmuraciones del vecindario. Todo lo contrario parece haber sucedido con aquellas auspiciadas por el Estado. El cura de la parroquia m¨¢s cercana acostumbra a protestar porque, seg¨²n sus cuentas, se bautizan muy pocos ni?os procedentes de la residencia y los vecinos, por su parte, se dedican a recoger firmas para librar a su barrio de la ignominia.
Seg¨²n los expertos, estas adolescentes tienen muy pocas posibilidades de enderezar sus vidas. El apoyo familiar que ser¨ªa necesario para ello raramente puede darse s¨ª se tiene en cuenta que en un 50% de los casos ha habido intentos de abusos por parte del padre o padrastro, y en una considerable proporci¨®n los hijos son incestuosos. Cuando no es as¨ª, las familias act¨²an por simple comodidad, aprovechando la ocasi¨®n para deshacerse de la hija problem¨¢tica.
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