Mordiscos patronales
Se ve¨ªa venir. Los expertos llevaban largo tiempo explic¨¢ndonos que la crisis, esta crisis que nos rige y que nos cruje, s¨®lo pod¨ªa ser vadeada a base de medidas especiales, de modos sociales diferentes, de una profunda innovaci¨®n en la relaci¨®n patr¨®n / obrero. La lucha de clases es un concepto rancio y por a?adidura hortera, nos repet¨ªan pacientemente los doctos nietos de Smith y primos carnales de Milton Friedman. Basta de enfrentamientos, nos dec¨ªan: de ahora en adelante, empresarios y trabajadores van a ser una unidad de destino en lo universal. Y as¨ª naci¨® el AES, mismamente.Se ve¨ªa venir. Hay patronos precoces que ya han empezado a desarrollar el AES por s¨ª solos. Empresarios que aplican diligentemente este nuevo esp¨ªritu social, que lo traducen a su circunstancia cotidiana. Uno de estos innovadores es sin duda Higinio Cardona, un empresario de Carlet, Valencia, que mordi¨® eficientemente a un empleado suyo en la nariz y en un ojo porque el tipejo (que era sindicalista y coco, por m¨¢s se?as) se negaba a hacer horas extras.
La cosa empez¨® tiempo atr¨¢s, cuando Vicente Garc¨ªa, que as¨ª se llama el narichupado y ojimordido, manifest¨® su disconformidad con la empresa porque faltaba personal y las horas extras se acumulaban. Con aquella protesta, la unidad de destino empresarial de la serrer¨ªa del se?or Cardona se resquebraj¨® una miaja. El d¨ªa del asalto final, Cardona derrib¨® una pila de envases, oblig¨® al trabajador a recogerlos y despues dio un casual traspi¨¦s que le hizo caer sobre el empleado, los dos en el suelo hechos un l¨ªo. Momento que el empresario aprovech¨® para roerle un poco las narices y desarrollar el AES dentalmente. Dado que el Ministerio de Trabajo rechaza la presencia de Comisiones en los parloteos del AES, el se?or Cardona debi¨® colegir que ¨¦l bien pod¨ªa pegarle unos cuantos bocados al sindicalista de su f¨¢brica.
Estamos en el umbral de una renovaci¨®n social, ha nacido un nuevo tipo de relaci¨®n entre empresarios y obreros. La lucha de clases ha muerto: vivan los mordiscos patronales.
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