Humberto Rub¨ªn
RAFAEL FRAGUAS, Madrid Su emisora, la ¨²ltima radio libre en Paraguay, fue precintada el domingo por el general Stroessner
Humberto Rub¨ªn tiene 49 a?os. Es paraguayo, dem¨®crata y periodista. Est¨¢ casado con Gloria, que es psic¨®loga y tambi¨¦n periodista. Tienen siete hijos. 35 a?os de la vida de Humberto los ha dedicado a la radio. Radio Carbe, de Montevideo, Radio Belgrano, de Buenos Aires, muchas otras m¨¢s. Desde 1962 ha sido director y propietario de Radio ?andut¨ª, una de las ¨²ltimas emisoras que desde Asunci¨®n ejemplificaba, hasta el pasado domingo, la lucha entre poder y la expresi¨®n libre, tras el cierre hace ocho meses de ABC Color. Su radio ha sido clausurada. Su voz, silenciada. Cien polic¨ªas del general Alfredo Stroessner montan guardia alrededor del edificio de su emisora, ya muda
.Rub¨ªn ten¨ªa el programa de mayor audiencia en su pa¨ªs, Superonda. Cuarenta y tres de cada 100 paraguayos le escuchaban. Sus micr¨®fonos siempre permanec¨ªan abiertos a quien se le acercaba. En la situaci¨®n de Paraguay, bajo la f¨¦rula del general Alfredo Stroessner -"treinta a?os de rutina" dice Rub¨ªn-, su emisora cumpl¨ªa all¨ª una funci¨®n decisiva. La de dejar a la poblaci¨®n formular sus intereses y la de decirle al poder d¨®nde est¨¢n sus abusos.
Sin buscarlo, espont¨¢neamente, con un programa radiof¨®nico de contenido social, ha hecho mucha pol¨ªtica,en un pa¨ªs donde la pol¨ªtica la hace uno solo, el que manda, el general. Desde su emisora, de cinco a once de la ma?ana los paraguayos entraban en contacto unos con otros, contaban sus problemas y propon¨ªan soluciones.
Tambi¨¦n el programa les serv¨ªa para informarse, ayudarse y materializar la solidaridad ante tareas comunes en un pa¨ªs donde todo lo com¨²n y lo colectivo es visto con recelo.
Profesional de la radio.
Humberto Rub¨ªn no tiene militancia pol¨ªtica "por el momento", bromea. Es un profesional de la radio apasionado por hablar y dejar hablar a sus conciudadanos. Ello le ha acarreado retenciones policiales de madrugada; citaciones a deshora ante la polic¨ªa; comparecencias frente a jueces de gesto desabrido y hosco. El rostro de Rub¨ªn no puede aparecer en la televisi¨®n. Cuando asiste a un acto social, las c¨¢maras apagan sus pilotos rojos s¨ª le tienen enfrente. Todos lo saben en Asunci¨®n. Es un proscrito de la peque?a pantalla.
Hace tres a?os ten¨ªa el proyecto de realizar en la televisi¨®n paraguaya un programa troquelado por Jerry Lewis. Consist¨ªa en una marat¨®n televisiva destinada a ayudar a los ni?os impedidos. Los bancos permanecen abiertos durante toda una noche, mientras un ni?o sin piernas, junto a un locutor, pide a los espectadores la colaboraci¨®n para hacer que ese ni?o alg¨²n d¨ªa, posiblemente el a?o pr¨®ximo, pueda caminar. Tan s¨®lo ocho d¨ªas antes, cuando Rub¨ªn y su equipo hab¨ªan empapelado Asunci¨®n con carteles y la publicidad estaba fresca en la prensa, le prohibieron el programa.
El general Stroessner considera a todos los que se comportan como ¨¦l "directores irresponsables, creadores de zozobra entre la poblaci¨®n y predicadores del odio entre los paraguayos". Son las acusaciones que le han lanzado a la cara durante a?os, del mismo jaez de las que le arrojaron el domingo en la Oficina de la Presidencia para exigirle por la fuerza el cierre de su bella emisora Radio ?andut¨ª.
La gota que colm¨® el vaso de la ira del general fue el estreno de un programa, Los viernes pol¨ªticos, al que Rub¨ªn invit¨® al l¨ªder socialdem¨®crata Euclides Azevedo, y a dirigentes de la Democracia Cristiana. S¨®lo dos programas en antena. Fue suficiente. Le llamaron con cajas destempladas a la oficina presidencial.
X: "Deje de hablar de pol¨ªtica". Rub¨ªn: "Escr¨ªbamelo". X. "Usted carece de carn¨¦ de locutor". Rub¨ªn: "Ustedes s¨®lo lo dan a los del su partido, el Partido Colorado. Yo llevo 35 a?os al micr¨®fono y ¨¦se es mi mejor carn¨¦". X: "Como no cese su programa inmediatamente, se arrepentir¨¢". Rub¨ªn: "Hasta la pr¨®xima".
Pocas horas despu¨¦s, cien polic¨ªas paraguayos cercaban la emisora, la precintaban y deten¨ªan a Humberto Rub¨ªn.Era el fin de Radio ?andut¨ª.
Ocho meses antes, el 22 de abril, frente a su peri¨®dico reci¨¦n precintado, clausurado a canto y lodo por un decreto del Ministerio del Interior, sus compa?eros del diario dem¨®crata ABC Color entonaron con una rabia creadora el himno nacional de Paraguay, con la esperanza de que alg¨²n d¨ªa, en Paraguay, la rutina deje paso abierto a la imaginaci¨®n.
Rub¨ªn contaba conmovido esta an¨¦cdota en Madrid, hace dos meses. Hoy, desde su arresto domiciliario de Asunci¨®n, rodeado por sus siete hijos, Rub¨ªn canta el himno paraguayo con aquella misma esperanza.
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