Una provocaci¨®n
MA?ANA, LAS calles de Madrid servir¨¢n de escenario a una manifestaci¨®n, organizada con un impresionante aparato publicitario y respaldada por apoyos pol¨ªticos de la oposici¨®n, en favor de la libertad de ense?anza. Pero la manifestaci¨®n m¨¢s parece una provocaci¨®n contra el Gobierno y el uso y abuso de la hermosa palabra libertad, que encubre en este caso las protestas de los colegios privados financiados por los presupuestos del Estado contra algunos de los requisitos exigidos por la Administraci¨®n para conceder las subvenciones de gratuidad. La coincidencia -?fortuita?- del domingo elegido para esa movilizaci¨®n, amparada oficialmente por los partidos de la derecha reaccionaria, con la fecha reservada por el episcopado espa?ol para celebrar el D¨ªa de la Iglesia a?ade un elemento m¨¢s de confusi¨®n a la cita. T¨¦ngase en cuenta, en efecto, que los colegios privados son de hecho en muchos casos colegios de religiosos. Y no en vano la manifestaci¨®n desembocar¨¢ en la plaza de Lima, donde Juan Pablo II pronunci¨® hace dos a?os una vibrante homil¨ªa en la que conden¨® la despenalizaci¨®n del aborto y defendi¨® la escuela confesional.Los convocantes piden a los ciudadanos preocupados por la educaci¨®n de sus hijos que tomen ma?ana la palabra. Nadie debe poner en duda -ni siquiera el se?or Galeote- el derecho de los espa?oles a reunirse pac¨ªficamente en defensa de las opiniones y de los intereses que la Constituci¨®n ampara. Por eso la manifestaci¨®n est¨¢ amparada por la ley, permitida por las autoridades, y ha de ser un magn¨ªfico ejemplo del uso de la democracia. Pero los objetivos expl¨ªcitos de la manifestaci¨®n, destinados a facilitar la concurrencia de gentes animadas por honrados prop¨®sitos y sinceras inquietudes, desdicen de los fines ¨²ltimos de sus organizadores. Aunque las consignas -"Por la libertad de ense?anza", "Contra la escuela ¨²nica" "Por el pacto escolar"- resultan tan inocentemente gen¨¦ricas como te¨®ricamente inobjetables, parece evidente que esa manifestaci¨®n, cuya vigorosa capacidad de convocatoria descansa sobre la buena fe de los padres, la disciplina de los alumnos, los intereses de los empresarios de la ense?anza y la picaresca de algunas compa?¨ªas de transporte, se inscribe en una estrategia de la oposici¨®n conservadora que trata de rentabilizar en su provecho las creencias de los cat¨®licos espa?oles y que toma como blanco de su ofensiva contra el Gobierno a la ley org¨¢nica del Derecho a la Educaci¨®n (LODE) y a la gesti¨®n del ministro Maravall. La utilizaci¨®n de las creencias religiosas por las facciones pol¨ªticas es una peligrosa pendiente por la que la derecha parece haber empezado a deslizarse. Si no frena su carrera a tiempo, puede ser desastroso para este pa¨ªs reavivar, en tomo a la ense?anza, una especie de guerra de religi¨®n.
La escasa imaginaci¨®n de nuestros conservadores y su tendencia a imitar las experiencias de la derecha triunfantes en otros pa¨ªses les han llevado a establecer una r¨ªgida analog¨ªa entre el proyecto Savary -en Francia- y la LODE y a concluir que la manifestaci¨®n de ma?ana deber¨ªa producir sobre el Gobierno Gonz¨¢lez los mismos efectos que suscit¨® en Francia la movilizaci¨®n francesa de la pasada primavera. Las diferencias entre ambas situaciones son, sin embargo, mucho mayores que sus semejanzas, aunque s¨®lo fuera por la circunstancia de que la LODE -norma consensuada por el PSOE con los nacionalistas catalanes- ha sido votada ya por las Cortes Generales y de que el Tribunal Constitucional -objeto ma?ana de una presi¨®n callejera inaceptable- tendr¨¢ que pronunciarse en las pr¨®ximas semanas sobre el recurso previo de inconstitucionalidad interpuesto por Alianza Popular. Los ataques contra el proyecto Savary fueron utilizados por Mitterrand, presidente de la Rep¨²blica Francesa hasta 1988, para sustituir a Pierre Mauroy por Lucien Fabius en lajefatura del Gobierno y para iniciar as¨ª un giro estrat¨¦gico que permitiera a los socialistas franceses frenar la espectacular ca¨ªda de su popularidad y afrontar en mejores condiciones las elecciones legislativas. En Espa?a, sin embargo, la moderaci¨®n de la pol¨ªtica socialista, el mantenimiento de las expectativas de voto del PSOE, el fracaso de Alianza Popular para constituirse en alternativa y las maniobras de la propia derecha para defenestrar a Manuel Fraga como candidato a la presidencia del Gobierno en los pr¨®ximos comicios privan a la manifestaci¨®n de esas condiciones pol¨ªticas favorables que permitieron a la oposici¨®n francesa apuntarse una victoria.
En el marco del apasionado y viejo debate sobre la escuela, referido en esta ocasi¨®n a la vulgaridad de las cifras, pues de lo que se habla es del destino y control de m¨¢s de 100.000 millones de pesetas anuales de subvenci¨®n, se hace todav¨ªa m¨¢s evidente el sentido pol¨ªtico de la protesta de ma?ana, con sus involucraciones eclesiales incluidas. La Confederaci¨®n Cat¨®lica de Asociaciones de Padres de Alumnos (Concapa), presidida por Carmen Alvear, y la Federaci¨®n Espa?ola de Religiosos de la Ense?anza (FERE) figuran entre las entidades convocantes y son organizaciones de la Iglesia directamente dependientes de la jerarqu¨ªa. La Confederaci¨®n Espa?ola de Centros de Ense?anza (CECE) est¨¢ dirigida por un empresario, el padre Mart¨ªnez Fuertes, que es a la vez sacerdote agustino. Varios obispos, entre ellos el arzobispo de Madrid, han recomendado a sus fieles la asistencia a la manifestaci¨®n. Con independencia del evidente derecho constitucional de los unos y de los otros a adoptar las decisiones que les plazcan, cabe preguntarse, sin embargo, sobre el derecho moral de la Concapa, la FERE y la CECE a involucrar a la jerarqu¨ªa en sus estrategias pol¨ªticas o gremiales y sobre la prudencia mostrada por los obispos que han secundado sus llamamientos. Todav¨ªa resuenan en los o¨ªdos de los espa?oles las palabras pronunciadas en 1975 por el cardenal Tar¨¢nc¨¢n en su hist¨®rica homil¨ªa en los Jer¨®nimos: "La Iglesia no patrocina ninguna ideolog¨ªa pol¨ªtica; y si alguien utiliza su nombre para cubrir sus bander¨ªas, est¨¢ usurp¨¢ndolo manifiestamente". Alianza Popular se beneficiar¨¢ ma?ana de la acci¨®n pastoral de los prelados.
Es un hecho probado que una delegaci¨®n de ese partido viaj¨® a Par¨ªs el pasado mes de junio para estudiar sobre el terreno y aprender de sus hom¨®logos franceses las experiencias de la manifestaci¨®n contra la ley Savary y el Gobierno socialista. S¨®lo una seria advertencia de la Conferencia Episcopal, que amenaz¨® hace escasas semanas con publicar una nota descalificatoria de la manifestaci¨®n, disuadi¨® a los presidentes de la Concapa y de la CECE de llevar hasta el final su incoado pacto con el partido de Manuel Fraga. La posterior reanudaci¨®n de las negociaciones entre los obispos y el ministro Maravall no hizo sino aumentar la confusi¨®n, tanto en los c¨ªrculos radicales, que acusan de debilidad al Gobierno, como en los medios conservadores, que denuncian la destreza de la jerarqu¨ªa para nadar entre dos aguas. Pero la derecha autoritaria, que ha visto dram¨¢ticamente derrotadas en las urnas sus reiteradas tentativas de recuperar -ahora mediante procedimientos democr¨¢ticos- el poder, dif¨ªcilmente renunciar¨¢ a buscar amparo eclesi¨¢stico para sus intereses, a disfrazar con ropajes confesionales sus muy seculares ambiciones y a tratar de reproducir, en v¨ªsperas del siglo XXI, esa inextricable mezcla de batalla pol¨ªtica y de guerra de religi¨®n a la que cuestiones tales como la ense?anza o la despenalizaci¨®n del aborto pueden dar pretexto'
El para qu¨¦ env¨ªan los padres a sus hijos a las escuelas -p¨²blicas o privadas, subvencionadas o de pago, laicas o confesionales- es una pregunta que ha quedado indebidamente oculta tras la pol¨¦mica en tomo a qui¨¦nes se encomienda su educaci¨®n. Aunque una manifestaci¨®n como la programada para ma?ana sea una forma de tomar la palabra, hasta el momento s¨®lo se han o¨ªdo voces agrias y destempladas, sobre el tel¨®n de fondo de una manipulaci¨®n pol¨ªtico-partidista que trata de transformar en una protesta global contra el Gobierno, en beneficio de un partido, la expresi¨®n de unas reivindicaciones contra la legislaci¨®n escolar tan confusas como equ¨ªvocas. Entre tanto, 8,5 millones de alumnos soportan una maquinaria pedag¨®gica de escasa calidad, cuyo dominio se disputan tirios y troyanos, pero en cuyo seno la ense?anza de la religi¨®n cat¨®lica posee un completo e indiscutido respaldo constitucional, respetado en las escuelas del Estado igual que en los colegios religiosos.
El derecho a la educaci¨®n de todos los ni?os espa?oles, reconocido por la Constituci¨®n, es un mandato prioritario en un pa¨ªs con recursos econ¨®micos escasos y en una sociedad donde la libertad de ense?anza fue combatida justo hasta ayer por quienes hoy se han convertido en sus m¨¢s fieros paladines. S¨®lo la adecuada coordinaci¨®n y concertaci¨®n del sector p¨²blico y de los centros privados subvencionados ser¨ªa capaz de cubrir las angustiosas carencias y deficiencias de nuestra ense?anza general b¨¢sica en las zonas rurales y en los suburbios de las grandes ciudades. Pero esto no parece preocupar tanto a los convocantes de la demostraci¨®n popular. La libertad ha sido manipulada por ellos, lo m¨ªsmo que los ni?os en las aulas, a los que se ha hecho correo de sus panfletos y consignas con un desprecio memorable hacia su condici¨®n de alumnos y a los padres que env¨ªan a los colegios a sus hijos para ser educados y no para ser utilizados. En el ambiente de crispaci¨®n que la desesperaci¨®n conservadora y la prepotencia socialista han venido generando las ¨²ltimas semanas, la manifestaci¨®n de ma?ana es una hoguera ardiendo. Su fuego quiz¨¢ resulte deslumbrador para algunos. El fanatismo es siempre brillante.
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