La droga en el Pa¨ªs Vasco
Los OBISPOS de Pamplona, Bilbao, San Sebasti¨¢n y Vitoria acaban de publicar un documento colectivo que, bajo el t¨ªtulo El oscuro mundo de la droga juvenil, se ocupa de la toxicoman¨ªa en las comunidades aut¨®nomas del Pa¨ªs Vasco y de Navarra. Los obispos, que act¨²an de hecho como una conferencia episcopal de los territorios donde se habla el castellano y el euskera, han mostrado su valor para realizar descripciones, formular diagn¨®sticos y proponer soluciones. Los pronunciamientos p¨²blicos del episcopado vasco-navarro, con independencia de las cr¨ªticas que puedan expresarse respecto a sus contenidos, nunca han rehuido el estudio de las cuestiones candentes y pol¨¦micas, bien sea la violencia pol¨ªtica, el terrorismo, la tortura, el desempleo o la reconversi¨®n industrial.La carta pastoral ha tenido una especial resonancia por sus referencias a la participaci¨®n de las bandas terroristas en el tr¨¢fico de estupefacientes y al empleo por funcionarios del Estado de la droga como instrumento para pagar los servicios de confidentes. Partiendo de que el tr¨¢fico de drogas "ha sido uno de los medios utilizados por diversos movimientos terroristas para costearse sus propias armas", los obispos del Pa¨ªs Vasco y de Navarra tienen "motivos fundados para sospechar" que ese mismo procedimiento "ha sido utilizado, al menos en ocasiones, en nuestra propia tierra". En el mismo comunicado en que se jacta de su atentado contra el general Ros¨®n, ETA Militar se rasga las vestiduras ante esa autorizada denuncia, niega su participaci¨®n en el tr¨¢fico de drogas y acusa a los obispos de ignorar "desde sus santuarios" el car¨¢cter "voluntario y desinteresado" de la militancia en las organizaciones terroristas. Asombra que el fanatismo y la arrogancia pueden cegar a los vanguardistas hasta el extremo de creerse su propia ret¨®rica doctrinaria. A nadie deber¨ªa extra?ar que la hacienda de ETA se alimentase del tr¨¢fico de drogas, puesto que sus restantes fuentes de financiaci¨®n -las extorsiones gansteriles a industriales y profesionales, los rescates por secuestro o los asaltos a mano armada- proceden tambi¨¦n de los bajos fondos de la moral y utilizan como sanci¨®n a los morosos y a los desobedientes la pena capital. Para demostrar que la militancia en ETA no tiene car¨¢cter "voluntario" basta con mencionar las calumnias y las amenazas de muerte dirigidas contra los miembros de la organizaci¨®n que han elegido el camino de la reinserci¨®n social. Finalmente, nada menos "desinteresado" que un comportamiento cuyas motivaciones ¨²ltimas descansan en las expectativas -no por infundadas en los hechos menos operantes en la conciencia- de la conquista del poder, fuente ?limitada de recompensas psicol¨®gicas y de ventajas materiales en un sistema totalitario como el que ETA pretende establecer en el Pa¨ªs Vasco.
El documento eclesi¨¢stico se?ala que es "voz com¨²n" el hecho de que algunos agentes del orden p¨²blico se han propasado -"en casos puntuales, pero no excepcionales"- en el ejercicio de sus funciones "al suministrar a determinados delincuentes dosis de droga para obtener a cambio la informaci¨®n requerida para sus pesquisas". La reacci¨®n del Ministerio del Interior ante esa revelaci¨®n -un secreto a voces en la sociedad vasca, documentado adem¨¢s por informaciones de prensa- ha sido invitar a los obispos a que recurran al fiscal o se personen en el juzgado de guardia, "como es obligaci¨®n de cualquier ciudadano o instituci¨®n que conozca supuestos hechos delictivos", para aportar las pruebas de sus denuncias. Parece innecesario recordar que la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica dificilmente podr¨ªa revelar sus fuentes de informaci¨®n y que la Ramada de atenci¨®n de la carta pastoral deber¨ªa ser suficiente para que el Ministerio del Interior pusiera en marcha, si tuviese la voluntad pol¨ªtica precisa para hacerlo, sus propios mecanismos de investigaci¨®n.
Pero ser¨ªa injusto reducir el alcance de este documento a las denuncias sobre las connivencias y responsabilidades de las bandas terroristas y de algunos funcionarios estatales en el tr¨¢fico de drogas. La pastoral se esfuerza tambi¨¦n por situar el problema de la toxicoman¨ªa en el Pa¨ªs Vasco y Navarra dentro de un marco m¨¢s amplio. Distinguiendo las drogas que producen ¨²nicamente dependencia ps¨ªquica (los derivados del cannabis y la coca¨ªna) de la mort¨ªfera hero¨ªna, en cuya dependencia fisica han ca¨ªdo unos 11.000 vascos y unos 1.000 navarros, los obispos apuntan las implicaciones de poderosas empresas y altos ejecutivos en ese comercio criminal. En su criterio, es preciso que la acci¨®n policial y judicial llegue a los eslabones m¨¢s altos de la cadena de estupefacientes, situados en las zonas aparentemente m¨¢s respetables de la sociedad.
La Carta a los j¨®venes toxic¨®manos que cierra el documento puede ser de ¨²til lectura a los medios bien pensantes que zanjan ese complejo y doloroso problema con alusiones descalificadoras y despectivas, agresiva y cruelmente dirigidas a los prisioneros de las drogas. Recogiendo su sufrimiento "con temblor y con respeto", los obispos de Pamplona, Bilbao, San Sebasti¨¢n y Vitoria hacen una honrada reflexi¨®n sobre las responsabilidades globales de la sociedad en ese pavoroso drama y sobre la necesidad de un esfuerzo colectivo para sacar a las v¨ªctimas de ese "pozo oscuro y profundo" mediante la prevenci¨®n y la rehabilitaci¨®n.
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