Petrovic, protagonista de la derrota del Madrid
, Se llama Drazen Petrovic. Es el principal culpable de que el Real Madrid perdiera con cierta amplitud ante el Cibona de Zagreb. Luego, Lolo S¨¢inz pensar¨¢ en c¨®mo sus jugadores no supieron cerrarle el paso. Petrovic encontr¨® en la segunda parte una tierra de nadie que sirvi¨® de pasto a sus lanzamientos y a que sumara en dicho per¨ªodo 29 tantos, para hacer un total de 44. El Real Madrid pierde en la cancha te¨®ricamente m¨¢s accesible en su camino a la final de la Copa de Europa y encontrar¨¢ en el futuro nuevas pesadillas.Porque hay encuentros que se preparan con vistas a parar un equipo o a inutilizar las acciones de un jugador. Algo sospech¨® Lolo S¨¢inz, con buen olfato, para sustituir al titular Iturriaga por Del Corral, a los cinco minutos de juego. Se podr¨ªa pensar que Del Corral estaba destinado a desgastarse en el mercaje de Petrovic, sumar personales y dejar el camino m¨¢s claro a Iturriaga para que remachara la faena. Pero Iturriaga se encontr¨®, cuando Del Corral tuvo que sentarse, con que a Petrovic las banderillas no le hab¨ªan hecho efecto. No era la imagen del cazador cazado ni la del toro que enga?a al torero. Petrovic era el amo de la fiesta, un joven l¨ªder de 20 a?os que domina suficientes facetas del baloncesto para encarar de frente la decisi¨®n de derrotar a un equipo, el Real Madrid, y ser responsable de ello. Petrovic, adem¨¢s, hizo un uso ejemplar de los recursos paralelos con que cuenta un gran jugador: el saber ganarse la credibilidad con los ¨¢rbitros, sostener la autoconflanza de los compa?eros de equipo, provocar el aliento de los aficionados, destrozar los esquemas del contrario.
Cuando, a falta de tres minutos, Petrovic rob¨® un bal¨®n, se lo pas¨® por debajo de la pierna en actitud claramente peyorativa para el rival, porque fue m¨¢s una chuler¨ªa que una acci¨®n eficaz, el Real Madrid sent¨ªa algo m¨¢s que la sensaci¨®n de que la derrota era irremediable: presum¨ªa que pretend¨ªan humillarlo.
Los jugadores madridistas perdieron todo esquema y algunos de ellos buscaron la refriega en los bloqueos o, simplemente, la venganza con una personal que hiciera da?o. Se olvidaron, por tanto, no de ganar, sino incluso de reducir distancias con vistas al coeficiente particular. El culpable de todo ello fue Petrovic, que jug¨® solo durante la segunda parte.
Lolo S¨¢inz hab¨ªa procurado resolver varias cosas en la primera parte con vistas a trabajar para la victoria en la segunda. Fue la salida del Cibona una espectacular lluvia de lanzamientos limpios sobre la canasta, que no parec¨ªa haber forma de detener. Del Corral sustituy¨® a un fr¨ªo Iturriaga para bloquear a Petrovic, y Romay a Mart¨ªn para imponer m¨¢s fallos en los lanzamientos del rival. Las diferencias llegaron a ser de 12 puntos.
Era estar en la cuerda floja, pero Del Corral alej¨® a Petrovic de los tiros c¨®modos y Jackson despert¨® con una canasta de tres puntos. Fue entonces cuando arranc¨® el juego del Real Madrid para que, en seis minutos, los que van del 10 al 16 se restableciera la situaci¨®n con un empate a 35. A partir de ah¨ª, se sostuvo la reacci¨®n de los yugoslavos para que al descanso llegaran con la sensaci¨®n de que hab¨ªan pasado los minutos m¨¢s gloriosos de su juego.
Hubiera sido entonces necesario que el Real Madrid tomase alguna ventaja, por m¨ªnima que fuera, en el marcador, para impresionar m¨¢s al contrario. Y aunque al minuto 9 de la reanudaci¨®n se manten¨ªa el empate (66-66) el Real Madrid no lograba mandar en el marcador. Era como un pulso en el momento en el que los contendientes aspiran aire y echan el resto. Son segundos en los que nada se mueve y el ¨¢nimo est¨¢ contenido para ver quien derrota a quien. Ese resto era, en el Real Madrid, sacar a Mart¨ªn para mejorar el ataque. Pero entonces, como en las pel¨ªculas, el joven, el protagonista, gui?a un ojo y dobla el brazo del contrario. As¨ª fue como apareci¨® Petrovic.
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