La pol¨ªtica econ¨®mica y social
El autor rebate, en este ¨²ltimo art¨ªculo, los criterios de eficacia econ¨®mica y aboga por el mantenimiento de la eficacia social y de los principios de solidaridad que han caracterizado siempre al mensaje socialista. La izquierda, concluye, no puede gobernar con los principios de la derecha.
Los planteamientos econ¨®micos de esta nueva derecha no convierten, como pretende, en desfasado el mensaje socialista. Hoy es tan cierto como siempre que los avances cient¨ªficos tienen que ir unidos, necesariamente, al progreso de los hombres, y la sociedad no puede progresar sin justicia social. Hay que decir adem¨¢s, claramente, que la eficacia econ¨®mica no puede estar re?ida con la eficacia social.
Dentro del esquema de an¨¢lisis que marca el programa socialista podemos enfocar cuestiones concretas que afectan al movimiento obrero. As¨ª, tenemos la necesidad de formular una pol¨ªtica de empleo que no se refiera solamente a planteamientos macroecon¨®micos -cuya eficacia, por cierto, es muy escasa, como la pr¨¢ctica est¨¢ demostrando-, sino que se mueva m¨¢s a ras de la tierra, y tambi¨¦n de la realidad. Deben enfocarse con mayor decisi¨®n las micropol¨ªticas que conduzcan a medidas concretas de promoci¨®n de empleo, tales como el fomento del cooperativismo o el desarrollo regional.
Hay que adoptar, por otra parte, las medidas que conduzcan a una m¨¢s amplia y profunda participaci¨®n de los sindicatos en las instituciones como medio de alcanzar la democracia participativa a la que aspiramos. No deben tener temor nuestros compa?eros en el Gobierno por este planteamiento, que no esconde la pretensi¨®n de tomar el Palacio de Invierno. Proclives como son a estudiar lo que se hace allende nuestras fronteras, podr¨¢n comprobar cu¨¢nto se ha avanzado -en los pa¨ªses escandinavos, por ejemplo- en este sentido.
Debe revisarse cierta concepci¨®n sobre la presencia del poder p¨²blico en las cuestiones sociales. La supresi¨®n del intervencionismo del Estado en las relaciones laborales, que hemos aceptado como modelo, no debe traducirse en un abstencionismo frente a unos interlocutores sociales cuyo equilibrio de fuerzas dista de ser real.
La seguridad social
Es imprescindible formular una defensa del sistema p¨²blico de seguridad social, seriamente amenazado por una creciente ofensiva de la derecha. Probablemente no se ha sopesado suficientemente desde el partido la trascendencia que pueden tener algunas declaraciones formuladas desde ¨¢mbitos oficiales que presentan al sistema como un c¨¢ncer a extirpar y a los trabajadores como potenciales defraudadores de prestaciones. La seguridad social p¨²blica, adem¨¢s de mucha, otras cosas que pueden decirse de ella, es fundamentalmente instrumento redistribuidor de la riqueza de este pa¨ªs hacia los sectores m¨¢s desfavorecidos. Su parcial desmantelamiento para sustituirla por empresas privadas acrecentar¨¢ las desigualdades que ya se presentan con toda crudeza en la sociedad dual que tenemos, donde se establece una brutal distinci¨®n entre los que tienen trabajo y los que carecen de ¨¦l, entre los que tienen ingresos suficientes y los que no llegan al nivel de subsistencia.
En este pa¨ªs tenemos, seg¨²n se ha se?alado, ocho millones de pobres. Por tanto, resulta m¨¢s que nunca necesaria la pol¨ªtica de solidaridad que hemos defendido siempre a nivel de principios, pero que no se ha traducido todav¨ªa, suficientemente, en medidas que tiendan a hacer recaer la crisis con m¨¢s intensidad en los que m¨¢s tienen. El mayor beneficio de los empresarios como ¨²nico norte de la pol¨ªtica econ¨®mica implica consagrar una sociedad fundamentalmente insolidaria.
Las cuestiones internacionales no se agotan en el debate sobre la OTAN, en que tan empe?ados estamos en estos d¨ªas. Hay otros problemas de mayor gravedad que requieren nuestra atenci¨®n, como son, por ejemplo, los derivados de la deuda externa de los pa¨ªses de ?frica, Asia y Am¨¦rica Latina, condenados por los organismos financieros internacionales a adoptar pol¨ªticas que s¨®lo pueden agravar la miseria de sus habitantes. Tenemos que admitir que no es posible pensar en un orden internacional m¨¢s justo si millones de seres humanos mueren literalmente ante nuestros ojos mientras las naciones se han lanzado a una desenfrenada carrera de armamentos.
Para concluir estas reflexiones dir¨ªa que en el pr¨®ximo congreso, m¨¢s importante que ganar una votaci¨®n ser¨¢ volcar las conciencias, reorientarlas hacia el pensamiento, el debate y la cr¨ªtica.
La salida de la crisis debe realizarse con un mayor fortalecimiento de las organizaciones sociales, los sindicatos entre ellas. Resultar¨ªa una enorme paradoja que, despu¨¦s de gestionar y acometer una crisis que la derecha ha sido incapaz de solucionar, la consecuencia Fuera el debilitamiento de las organizaciones de defensa de los derechos de los trabajadores.
Es fundamental que trabajemos para que no se pierdan los grandes objetivos hist¨®ricos de la izquierda, porque no es posible que gobierne si adopta la filosof¨ªa y la cultura de la derecha. En fin, si por alg¨²n punto hemos de comenzar, es necesario recordar lo que alguien ha dicho: "Para que la izquierda recobre su salud debe recordar que es izquierda".
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