El f¨²tbol gan¨® anoche en el Bernab¨¦u
Anoche gan¨® el f¨²tbol. El Madrid tuvo una nueva velada europea triunfal, pero el que venci¨® fue el espect¨¢culo, con un Butrague?o de primera estrella, que marc¨® tres goles y dio otros dos. Fue un partido distinto y un primer tiempo, sobre todo, casi incre¨ªble en 1984. Unas im¨¢genes nocturnas de los goles escuetos no podr¨¢n jam¨¢s dar una idea de lo que ayer ocurri¨® cerca del paseo de la Castellana. El aficionado de toda Espa?a se perdi¨® m¨¢s que nunca que el f¨²tbol de hoy tambi¨¦n tiene excepciones. Anoche entr¨® en el t¨²nel del tiempo, retrocedi¨® muchos a?os atr¨¢s y m¨¢s de uno pens¨® en el Madrid de las cinco copas. Pero no hubo milagro. S¨®lo l¨®gica. Hubo un equipo que quer¨ªa remontar un 0-3 del encuentro de ida, que jug¨® prodigiosamente, tuvo fortuna al marcar pronto y hasta le favorecieron los rebotes. Y otro, el Anderlecht, que le dej¨® jugar con un complejo de superioridad que s¨®lo le llev¨® al desastre.El p¨²blico, acostumbrado a partidos sopor¨ªferos de defensas numantinas, sin jugadas ni goles, casi no pudo cre¨¦rselo. Pero fue real. Y hasta pudo disfrutar con holgura de la clasificaci¨®n mucho antes del final porque ya a los cinco minutos de la segunda parte el rival que ven¨ªa con tres goles de ventaja ten¨ªa un 6-1 en contra y estaba obligado a marcar dos para seguir adelante. Ins¨®lito. La gente, con la angustia del marcador y la misi¨®n imposible de levantarlo, se vio en los primeros 45 minutos sorprendida por la facilidad con que llegaron los goles. Un 4-1 en el descanso ya indic¨® bien claramente que hubo un f¨²tbol de otra ¨¦poca. Pero no existieron trampas ni ayudas del ¨¢rbitro, que esta vez incluso pudo pitar perfectamente un penalti hecho a Butrague?o cuando el Madrid ganaba ya por 3-0. Todo natural, ecol¨®gico, un soplo de viento fresco que se llev¨® por delante tantas tardes que echan a la gente de las gradas.
La culpa s¨®lo la tuvo el Madrid, con su juego brillante, al primer toque, de moral y energ¨ªa, y el Anderlecht, un equipo que s¨®lo podr¨¢ recordar de su visita que se port¨® como un conjunto de caballeros. Pero en el f¨²tbol de hoy eso ya no sirve. El cuadro belga vino a marcar por zonas, pero sin presionar, como si su buen juego en potencia y su renta del partido de ida fuesen ya un billete para los cuartos de final de la Copa de la UEFA. Pero corri¨® un riesgo demasiado grande. Y, adem¨¢s, recibi¨® un gol nada m¨¢s comenzar el encuentro y dos a los cinco minutos de la segunda parte. En los llamados momentos psicol¨®gicos perfectos. Y perdi¨® casi todos los rebotes, los balones en disputa, porque al Madrid le salieron demasiadas cosas bien para una sola noche. Y, aunque no tanto como en baloncesto, esto tambi¨¦n es importante.
El Madrid, ante el entramado centrocampista de cinco hombres montado por el Anderlecht, que s¨®lo dej¨® delante a Czerniatynski, ten¨ªa tres posibilidades para crear peligro: los centros sobre el ¨¢rea que le sirvieron en los dos primeros goles y en los ¨²ltimos; los tiro desde lejos, que se redujeron como suele ser habitual, a uno espl¨¦ndido de San Jos¨¦ detenido por el goleado Munaron, y la rapidez con precisi¨®n en las acciones, que fue la clave y la base tambi¨¦n del segundo tanto y de los dos siguientes.
Butrague?o y Valdano, sobre todo el primero, servidos por Lozano, magn¨ªfico ayer, y Gallego, especialmente, se sobraron para romper una defensa nada pegajosa que dej¨® jugar a los cuatro con toda facilidad.
El Buitre, sin el Tom¨¢s I del Atl¨¦tico de Madrid del pasado domingo o perro similar encima, hizo prodigios. Ayer, sin quitarle m¨¦ritos a su facilidad para el regate y el desmarque, tuvo su noche. Nadie le sigui¨® y pudo encarar a cada defensa para desbordarle a placer. Pero lo hizo. Santillana, que ni siquiera estuvo en los goles de cabeza, sobr¨® otra vez. El Madrid de ayer se pudo permitir hasta prescindir de hombres. Valdano s¨ª form¨® la pareja ideal.
El Anderlecht, que ni siquiera supo practicar la t¨¢ctica del fuera de juego, s¨®lo tuvo en Scifo un hombre eje en el centro del campo que pareci¨® poder canalizar sus buenas maneras como prob¨® en el gol. La angustia plane¨® con el 3-1 por su facilidad. Pero todo qued¨® en estilo y los cambios tampoco arreglaron gran cosa. El propio Scifo se perdi¨® en la segunda parte. La defensa blanca, con San Jos¨¦ preferido a Fraile para acompa?ar a Stielike y Camacho, no pas¨® apuro alguno. El Anderlecht que comenz¨® bien sus ataques, pareci¨® sin ¨¢ngel, confiado en su ven taja y con la p¨¦rdida de mora cada vez mayor por los goles que tampoco debi¨® creerse.
Van Himst menospreci¨® al Madrid, que no podr¨¢ ganar 6-1 ni los colistas de la Liga espa?ol porque no le dar¨¢n ni la mitad d sus facilidades. El Valencia, el pr¨®ximo domingo, sin ir m¨¢s lejos. D todas formas, hay que agradecer al conjunto belga lo que ha hecho por el f¨²tbol. Pudo venir a defenderse y vino a jugar. Simplemente Pero las valent¨ªas y las entregas s pagan. Las notas del ?Hala Madrid! sonaron por dos veces en lo minutos finales. Ni siquiera es hab¨ªa sucedido en los viejos tiempos. Fue una noche especial.
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