Suecia se adjudica su segunda Copa Davis de tenis al ganar sorprendentemente a EE UU en dobles
ALEX MARTINEZ ROIG ENVIADO ESPECIAL, Suecia logr¨® ayer su segunda Copa Davis de tenis de la forma m¨¢s sorprendente, con un 3-0 favorable que hace in¨²tiles los dos ¨²ltimos encuentros de hoy, que enfrentar¨¢n a McEnroe con Wilander y a Connors con Sundstrom. El ¨²ltimo punto sueco lo lograron Stefan Edberg y Anders Jarryd, al ganar a John McEnroe y Peter Fleming por 7-5, 5-7, 6-2 y 7-5. Hac¨ªa mucho tiempo que Estados Unidos no era humillado de modo tan brutal como lo ha sido en Gotemburgo. Para Suecia fue un triunfo m¨¢s reconfortante, si cabe, que el logrado en 1975 frente a Checoslovaquia. Entonces todo se bas¨® en el juego de un hombre, Bjorn Borj. Ahora lo ha logrado gracias al trabajo conjunto de cuatro jugadores.
La palabra Henke, apelativo cari?oso de Henrik Sundstrom, ocupaba ayer la portada de todos los diarios suecos. Hoy estar¨¢n en primer plano Edberg y Jarryd. Faltar¨¢ Wilander, el cuarto hombre, que cumpli¨® su trabajo como n¨²mero uno al ganar a Jimmy Connors. Todo ser¨¢ euforia merecida porque este pa¨ªs, de s¨®lo ocho millones de habitantes, ha confirmado, despu¨¦s de un largo trabajo con los ni?os, su condici¨®n de primera potencia mundial en el tenis al ganar al monstruo, Estados Unidos, sin concederle la m¨¢s m¨ªnima opci¨®n. El bloque sueco, con cuatro jugadores entre los 10 primeros del mundo y muchos m¨¢s entre los 100 y su esp¨ªritu de amistad y de grupo, se ha mostrado muy superior al individualismo millonario de los soberbios McEnroe y compa?¨ªa.El tercer punto cay¨® del lado sueco con tres nuevos actores en la pista del palacio Scandinavium. Edberg y Jarryd, por un lado, y Fleming, por otro, debutaron en la pista de tierra batida que se ha probado como eficaz para Suecia. Esa tierra que se .convirti¨® en arena movediza para el orgullo estadounidense. McEnroe ya hab¨ªa anunciado su contrariedad al llegar a Gotemburgo: "La tierra deber¨ªa servir ¨²nicamente para plantar verduras".
Un dato premonitorio
El partido ya comenz¨® con un dato premonitorio: Suecia nunca ha perdido una eliminatoria en la que haya ido dominando por 2-0. Las gradas estaban repletas de banderas suecas y los jugadores estaban ansiosos por concluir la tarea iniciada el domingo para poder descansar al tercer d¨ªa. El primer set estuvo igualado hasta que el bueno, pero in¨²til, de Fleming meti¨® la pata con su servicio para perder por 5-7. Fleming sacaba mal, apenas colocaba un golpe desde el fondo y hab¨ªa extraviado incluso su ¨²nica virtud, la volea. Perdi¨® puntos facil¨ªsimos ante la mirada asesina de su mejor amigo, McEnroe, que, hay que se?alarlo en su favor, supo frenar sus tremendas ganas de pegarle un grito hist¨¦rico.
El segundo set confirm¨® que Fleming era un cero a la izquierda o a la derecha de McEnroe, pero tambi¨¦n que, pese a su juventud, Edberg es un jugador que aguanta muy bien los momentos de responsabilidad. Edberg supo mantener su servicio, pese a ir perdiendo dos veces por 0-40, pero a Jarryd le entr¨® el p¨¢nico cuando se vio dominado en el marcador. Ese ¨²nico punto d¨¦bil fue aprovechado por McEnroe y Fleming, aunque les cost¨® hacerlo. Tuvieron tres pelotas de set con 5-3 en el marcador. Las desaprovecharon y, adem¨¢s, McEnroe, inseguro, nervioso, irreconocible..., cedi¨® a continuaci¨®n su servicio. Su suerte estuvo en que Jarryd volvi¨® a temblar para perder por 5-7. ?se fue el ¨²nico set que se ha apuntado Estados Unidos hasta ahora en esta final finalizada antes de lo previsto.
La nulidad de Fleming lleg¨® a varios grados bajo cero, como la temperatura de Gotemburgo, en el tercer set. En el cuarto juego hizo dos dobles faltas y cedi¨® el servicio. En el octavo repiti¨® y cedi¨® el set. Su falta de confianza se notaba en cada jugada. Cuando lo hac¨ªa bien, miraba r¨¢pidamente a McEnroe buscando su aprobaci¨®n. McEnroe no le devolv¨ªa la mirada. Cuando lo hac¨ªa mal, sus ojos se dirig¨ªan al suelo. Cometi¨® el ¨²ltimo fallo de esta manga y ni siquiera esper¨® a su compa?ero, quieto e incr¨¦dulo ante el resultado, sino que se march¨® raudo al vestuario para el descanso reglamentario. Los suecos, mientras, cumpl¨ªan la regla de oro de los dobles con servicios eficaces y voleas ganadoras, sin problemas ni nervios, sabedores de que la final ya no depend¨ªa ¨²nicamente de ellos.
El cuarto set tuvo altibajos para unos y para otros. Los estaodunidenses parec¨ªan tener ventaja con 4-3 en el marcador tras romper el servicio de Jarryd. Si McEnroe hubiera estado solo en la pista o acompa?ado por otro como ¨¦l, la ocasi¨®n no se habr¨ªa desaprovechado. Pero estaba Fleming para ayudar como un buen amigo a los suecos. Sirvi¨® en el siguiente juego y, para no romper su imagen nefasta, cedi¨® el saque con una doble falta en el punto decisivo. McEnroe no sab¨ªa d¨®nde esconder su furia y ni siquiera hab¨ªa un fot¨®grafo, un espectador o un ¨¢rbitro a quien agredir verbalmente. Ese McEnroe s¨®lo sac¨® su mejor juego en el momento m¨¢s dif¨ªcil, cuando Suecia dispuso de tres bolas de Copa Davis con su servicio. McEnroe, haciendo todos los gestos posibles de desaliento, sac¨® de forma impresionante y salv¨® las tres para igualar el set a cinco juegos. No sirvi¨® de nada. Fleming estaba empe?ado en hacerse protagonista nefasto de la final. Edberg coloc¨® el resultado en 6-5 para Suecia y Fleming, el tercer jugador de Suecia ayer, redonde¨® su trabajo y cedi¨® la final al cometer una doble falta en el ¨²ltimo punto del partido. La verdad es que esa doble falta parec¨ªa ya cantada.
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