El espacio del amor
Par¨ªs, Texas.
Director: Wim Wenders. Int¨¦rpretes: Harry Dean Stanton, Hunter Carson, Nastassja Kinski, Dean Stockell, Aurore Clement. Gui¨®n: Sam Shepard. Fotograf¨ªa: Robby M¨¹ller. M¨²sica: Ry Cooder. Franco-alemana, 1984.
Estreno en cines Amaya, T¨ªvoli, Infantas, Alphaville. Madrid.
"Otra noche, en otro aeropuerto, viniendo de otra ciudad. Estaba cansado y por primera vez en su vida sinti¨® que no pod¨ªa viajar m¨¢s. Para ¨¦l, todas las ciudades se hab¨ªan convertido en el mismo lugar, y recordaba un libro que leyera de peque?o...". El texto es del propio Wenders y resume muy bien el cambio que significa Par¨ªs, Texas dentro de su filmograf¨ªa. Ese cansancio viajero lo es de la aventura te¨®rica del cine de los sesenta y los setenta, en permanente conflicto con el lenguaje y la representaci¨®n que se daba de la realidad. Era un cine de mala conciencia, un poco s¨¢dico. En El estado de las cosas se cantaban las exequias de esa actitud, se nos invitaba a contemplar el duelo a muerte entre un cine norteamericano corro¨ªdo por el negocio y un cine europeo paralizado por la locura anal¨ªtica.
Volver a los or¨ªgenes
Par¨ªs, Texas supone redescubrir el placer de contar historias y crear emociones, algo que, forzando un poco la interpretaci¨®n, significa tambi¨¦n reconciliarse con el cine del pasado, aquel mundo m¨ªtico situado en los aleda?os de r¨ªo Rojo. Este hacer las paces con los or¨ªgenes -"el libro que leyera de peque?o..."est¨¢ expl¨ªcito en el t¨ªtulo mismo, ese lugar imposible en el que se dan la mano Europa y Estados Unidos, y que en la pel¨ªcula -que es una historia de amor desgraciado- es la fotograf¨ªa de un desierto, de un no-lugar.
Y la obsesi¨®n por los or¨ªgenes, por regresar donde se fue feliz, queda incorporada al argumento; es el n¨²cleo mismo de la historia. Desgraciadamente para Harry Dean Stanton y para el amor, es inviable revivir lo vivido sin consciencia de pasado.
El protagonista es un personaje que surge de la nada, de la amnesia y el silencio, y que lentamente va volviendo a situarse en el mundo. Y es ah¨ª cuando reaparece el enamoramiento, la obsesi¨®n por Nastassja Kinski, por aquella ¨¦poca en que bastaba con estar juntos para ser felices. Pero ahora el reencuentro conlleva el recuerdo, los temores de entonces.
En una ¨¦poca de inflaci¨®n de im¨¢genes y de originalidad, la propuesta de Wenders destaca por su pureza e inteligencia. De la misma manera que la fotograf¨ªa es transparente -un empleo sistem¨¢tico del 25 mil¨ªmetros en paisajes muy iluminados permite una gran profundidad de campo, tambi¨¦n lo es la pel¨ªcula, muy simple y directa, bien organizada, siempre fiel a una l¨ªnea. Arranca como una cinta fant¨¢stica, casi de terror; luego se transforma en una comedia, para acabar siendo un drama. Son tres partes bien diferenciadas, pero la progresi¨®n dram¨¢tica es perfecta porque depende de la evoluci¨®n del personaje de Travis, y ¨¦se siempre es cre¨ªble, aun cuando siempre permanezca alguna parte de su personalidad sumida en el misterio.
No basta con explicarlo todo, con decirlo todo. Como la fotograf¨ªa del desierto, en la que no hay nada, excepto el secreto de la fascinaci¨®n que ejerce sobre Travis -probablemente so?aba con edificar en aquel vac¨ªo el espacio ideal para su amor-, la raz¨®n ¨²ltima de la crisis sentimental del protagonista se nos escapa a pesar de todo lo que ¨¦l nos cuenta y de lo que Weriders nos invita a ver.
Mirada insistente
Wim Wenders es un director de mirada insistente que prescinde de puntuaciones y recursos de montaje para fabricar ficci¨®n y sentido. El suyo es un cine heredero del de Antonioni u Ozu, que confla en la capacidad de ver del espectador.
Est¨¢ en contra de la inflaci¨®n de im¨¢genes y la idea de que s¨®lo quedan en la retina las que son hijas de grandes efectos especiales o maravillas tecnol¨®gicas. Para Weriders, el cine del futuro, su cine, es el que halla una dimensi¨®n mental, de sentido, a las acciones que procura mostrar con la mayor transparencia, fabricando emociones nuevas que surgen de una manera nueva de contar.
Par¨ªs, Texas es la primera pel¨ªcula de Weriders en que la mujer tiene un papel protagonista. Hasta ahora se hab¨ªa interesado por las relaciones entre adultos y ni?os, por la amistad entre hombres, pero nunca hab¨ªa rodado una historia de amor.
Quiz¨¢ sea eso lo que hace que los sentimientos y la emoci¨®n suban a un primer plano, que esta pel¨ªcula aparezca como un muy pronunciado cambio de tono. En cualquier caso, no s¨®lo es distinta del resto de su filmografia, sino tambi¨¦n del resto de las pel¨ªculas. Pueden encontrarse referencias cin¨¦filas, algunas semejanzas estil¨ªsticas, pero todo remite a un autor, a la singularidad del artista, eso que ahora parece molestar tanto -de ah¨ª la moda de las grandes superproducciones planteadas como remakes o sagas- porque nos reenv¨ªa a nuestra soledad, a esa carencia de grandes y satisfactorias explicaciones globales.
Afortunadamente para Wenders, aunque ni el progreso ni el arte aparezcan hoy como un buen cemento entre el yo y el mundo, las grandes y tristes historias de amor como Par¨ªs, Texas s¨ª son a¨²n capaces de reconciliar al espectador con el cine.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.