Beirut pasar¨¢ la Navidad en medio de la tristeza a causa de la inacabable guerra civil
"Pasaremos la Nochebuena en el New Jersey", afirmaban hace un a?o con una mezcla de pesimismo y humor negro los cristianos libaneses que consideraban al acorazado de EE UU, que surcaba entonces las aguas de L¨ªbano, como el ¨²nico lugar donde resguardarse del diluvio de bombas. Un a?o despu¨¦s, el New Jersey se ha alejado de las costas libanesas y los cristianos han cambiado de alianzas, distanci¨¢ndose de un Occidente que retir¨® su fuerza multinacional, para acercarse a Siria. Pese a todo, la guerra civil no ha terminado. La crueldad contra los ni?os es ahora la nueva dimensi¨®n de la contienda.
Como cada a?o a finales de diciembre, desde que en 1975 estall¨® el conflicto armado, los columnistas cristianos de la Prensa se lamentan de la tristeza con la que los ciudadanos de su misma confesi¨®n festejar¨¢n la Navidad, pero la mejor ilustraci¨®n del pesimismo ambiental la proporciona probablemente Gaby Nasr en el diario L'Orient-Le Jour, con su elenco de "ideas que contribuir¨¢n a crear, en medio de las deto naciones, la atm¨®sfera de una Nochebuena diferente". "Nada mejor", afirma, "qu¨¦ un fusil Kalashnikov para festejar el nacimiento del Mes¨ªas".En estos ¨²ltimos d¨ªas de diciembre, sesgados por la tristeza de la guerra civil incesante, los drusos han sido las v¨ªctimas de la pasi¨®n enemiga. El pasado viernes, por ejemplo, estall¨® ante la puerta del colegio druso de Ras el Metn una carga explosiva de 200 kilos. Hubo 5 muertos y 30 heridos, m¨¢s de la mitad alumnos de la escuela. 48 horas antes, otras manos an¨®nimas hab¨ªan despositado en coches o cubos de la basura otros regalos navide?os de esa misma ¨ªndole para los ni?os de otros dos establecimientos de ense?anza primaria de Beirut -uno cristiano y otro musulm¨¢n- que, milagrosamente, al hacer explosi¨®n, hirieron ¨²nicamente a dos pac¨ªficos transe¨²ntes.
Pese a todo, subsiste algo de alegr¨ªa en Navidad en L¨ªbano. Prueba de ello es la difusi¨®n de villancicos en franc¨¦s por las emisoras de radio, la t¨ªmida iluminaci¨®n navide?a de las barriadas cristianas y la Prensa atiborrada de publicidad que sugiere a sus lectores miles de ideas de regalos.
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