Las nuevas tecnolog¨ªas est¨¢n cambiando el mundo
La microelectr¨®nica est¨¢ ocasionando importantes transformaciones en los procesos de producci¨®n. La introducci¨®n de la rob¨®tica como soporte principal de la industria y los servicios se produce en un momento en que la crisis sigue afectando a los pa¨ªses industriales, con mercados de una gran variabilidad. Los efectos negativos que, seg¨²n el autor, la nueva tecnolog¨ªa tiene sobre el empleo, porque aumenta la divisi¨®n del trabajo y los ritmos de producci¨®n, necesitan ser corregidos, y los sindicatos tienen que adaptarse a las nuevas condiciones para evitar que los beneficios de la inform¨¢tica repercutan s¨®lo en las grandes compa?¨ªas multinacionales.
En la actualidad nos enfrentamos a un cambio extraordinario de los procesos de transformaci¨®n industrial y de los servicios, dado que la incorporaci¨®n de la microelectr¨®nica y la computaci¨®n en los procesos de producci¨®n directa modifican especialmente los procesos de serie (automoci¨®n, metalmec¨¢nicas, bienes de capital, etc¨¦tera).Estas transformaciones se est¨¢n produciendo en un contexto de crisis en las condiciones de organizaci¨®n y de la producci¨®n, especialmente en los pa¨ªses centrales del sistema capitalista mundial. Se trata, en suma, de los sistemas taylorista y fordista de producci¨®n, frente a la cual se plantea la necesidad de alcanzar la productividad con la finalidad de recuperar la tasa de beneficios de las empresas.
Europa vive en la actualidad una crisis profunda; para algunos, la soluci¨®n ser¨ªa el modelo japon¨¦s; no es ning¨²n secreto que uno de los ¨¦xitos de la econom¨ªa japonesa es su dualidad, en donde coexiste un peque?o sector dominante que act¨²a en cooperaci¨®n con el Estado (que no le escatima su ayuda) y un sector subalterno mucho m¨¢s vasto. El dualismo de la estructura econ¨®mica divide en dos el mercado de trabajo, donde coexisten dos mercados separados, regidos por pr¨¢cticas diferentes en varias materias, salarios, horarios, etc¨¦tera.
El modelo japon¨¦s
Las empresas tapones empiezan a no servir en Jap¨®n: se trata en general de peque?a y mediana empresa, condenadas a servir de tapones para los grandes grupos; la armon¨ªa japonesa y la paz social no nos deben llevar a la conclusi¨®n de que los occidentales apliquemos el modelo japon¨¦s como soluci¨®n a los problemas de organizaci¨®n y de producci¨®n; el modelo japon¨¦s lleva consigo una opci¨®n de sociedad dif¨ªcil de adoptarse en Europa.
La introducci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas tambi¨¦n est¨¢ siendo no s¨®lo, como respuesta a la crisis del taylorismo, sino como un mecanismo de control social. Tambi¨¦n el cambio tecnol¨®gico responde a las condiciones de variabilidad de los mercados, lo cual requiere una gran flexibilidad de adecuaci¨®n de las empresas a condiciones altamente variantes en la demanda.
La incorporaci¨®n de las computadoras, la inform¨¢tica y la electr¨®nica a los procesos de serie est¨¢ transformando todo el proceso de trabajo y de distribuci¨®n de los productos. Diremos que de 10 computadoras instaladas, ocho proceden de EE UU, y del parque de robots en Europa, el 55% procede del Jap¨®n, el 25%, de EE UU, y el 17% es europeo.
La producci¨®n de robots se ha acelerado significativamente en los ¨²ltimos a?os. Entre 1962 y 1982, su n¨²mero pas¨® de cero a 57.482; el principal productor usuario de ellos ha sido Jap¨®n, seguido de EE UU.
El elemento central que dirige el sentido de la revoluci¨®n tecnol¨®gica es la recomposici¨®n de la eficacia productiva de las. empresas para llevar su tasa de ganancias; a esto se debe unir la b¨²squeda de un mayor control y disciplinamiento de los trabajadores. Desde esta perspectiva se intenta recomponer las formas de organizaci¨®n del trabajo.
La industria del autom¨®vil ha sido y es uno de los sectores punta en la introducci¨®n de la nueva tecnolog¨ªa. En EE UU estos cambios se vienen dando fuertemente desde 1980, como respuesta a la competencia japonesa, as¨ª como por la necesidad de reestructurar el aparato industrial.
Contrariamente a lo que algunos piensan, la introducci¨®n. de las nuevas tecnolog¨ªas no se est¨¢ produciendo solamente en los pa¨ªses desarrollados, sino que ha empezado a implantarse en los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina.
Todos estos cambios est¨¢n modificando, por una parte, los procesos de trabajo que forman parte de un proceso de creciente polarizaci¨®n de la heterogeneidad estructural que se est¨¢ observando a nivel mundial, y particularmente en los pa¨ªses subdesarrollados; fen¨®menos tales como las altas tasas de desempleo y subocupaci¨®n son una expresi¨®n de esta polarizaci¨®n. El cambio es hoy una realidad y tiende a acelerarse sobre dos bases: una, al nivel de la producci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas, y otra, en cuanto a su incorporaci¨®n a los procesos productivos. Este nuevo dinamismo de la producci¨®n est¨¢ determinado fundamentalmente por los intereses de las corporaciones transnacionales, que no siempre se corresponden con los de los pa¨ªses del Tercer Mundo.
Las nuevas tecnolog¨ªas se orientan en lo fundamental a la b¨²squeda de una nueva eficacia en las empresas, con la finalidad de recuperar su tasa de beneficios y dar salida a la crisis.
Defender el empleo
Desde esta perspectiva, se observan y se constatan unos efectos negativos en los niveles de empleo, as¨ª como en la posibilidad de negociaci¨®n pol¨ªtica de los trabajadores. No se trata de buscar una falsa alternativa a negarse a la incorporaci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas y regresar a formas antiguas de producci¨®n. Todo lo contrario: debemos buscar una alternativa que permita incrementar la productividad sin afectar la seguridad, la salud y el empleo de los trabajadores, opci¨®n que es posible si ¨¦stas se toman en los promotores del desarrollo tecnol¨®gico.
As¨ª pues, se hace necesaria una mayor vinculaci¨®n acad¨¦micocient¨ªfica con los centros productivos para adecuar las innovaciones tecnol¨®gicas a las condiciones espec¨ªficas de los pa¨ªses subdesarrollados, de tal forma que ¨¦stos se beneficien de los avances tecnol¨®gicos.
Los Estados deben fijar las condiciones de incorporaci¨®n de la nueva tecnolog¨ªa, y a partir de ella, promover la transformaci¨®n y modernizaci¨®n del aparato industrial.
El desarrollo tecnol¨®gico ha incrementado la divisi¨®n del trabajo, as¨ª como ha propiciado la aceleraci¨®n al m¨¢ximo de los ritmos de trabajo y tambi¨¦n la monoton¨ªa y un mayor aislamiento del trabajador. Las innovaciones tecnol¨®gicas coinciden en pocas ocasiones con el hecho de hacer del trabajo una actividad m¨¢s humanizante.
El movimiento sindical en la actualidad ocupa una posici¨®n rezagada en relaci¨®n a la innovaci¨®n tecnol¨®gica y el control que han desarrollado las transnacionales. Como consecuencia de ello, los beneficios de esta nueva revoluci¨®n tecnol¨®gica son hasta el momento para las transnacionales, y en contraposici¨®n, se han producido efectos en el interior de la clase obrera.
Estos efectos los debemos enmarcar en el uso que las empresas transnacionales han dado a la nueva tecnolog¨ªa sin tomar en cuenta a los trabajadores.
Se debe incidir en que el sindicalismo est¨¢ a favor del progreso tecnol¨®gico, siempre y cuando intervenga en ¨¦l, participando en la determinaci¨®n de los modelos tecnol¨®gicos a utilizarse en las f¨¢bricas. La nueva tecnolog¨ªa debe servir al hombre, y no exclusivamente a la acumulaci¨®n de capital. Es fundamental que en todo el proceso de reconversi¨®n hacia nuevas tecnolog¨ªas est¨¦ la participaci¨®n sindical, as¨ª como el Gobierno. Uno de los objetivos centrales del sindicalismo actual es buscar acuerdos sobre las innovaciones tecnol¨®gicas.
Ahora bien, las organizaciones sindicales tambi¨¦n deben adaptarse a la nueva situaci¨®n, promoviendo respuestas a nivel internacional y evitando que las multinacionales tengan v¨ªa libre para actuar; se debe promover a trav¨¦s de los organismos gubernamentales e internacionales una reglamentaci¨®n al respecto.
Otra de las recomendaciones salidas del seminario tecnol¨®gico es la necesidad imperiosa de difundir una nueva. formaci¨®n profesional para el trabajador, acorde con la evoluci¨®n tecnol¨®gica. Otro de los objetivos importantes del sindicalismo actual es que, en virtud de las modificaciones industriales denvadas de la introducci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas, es necesaria la modificaci¨®n en las relaciones laborales, siendo necesario definir nuevas formas.
Y como conclusi¨®n final, la reducci¨®n de jornada de trabajo tiene hoy d¨ªa un punto com¨²n en todos los pa¨ªses. Para todos los sindicatos, estas medidas son el sostenimiento de los niveles de empleo, y en consecuencia, el sindicalismo mundial va a seguir luchando en ese sentido.
es delegado sindical de CC OO en Autom¨®viles Peugeot-Talbot.
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