OTAN: de entrada, ni hablar
Hablando se entiende la gente. O al menos eso nos dijeron de ni?os. Pero eso debi¨® de ser hace tanto tiempo que hay quien parece haberlo olvidado. Los pol¨ªticos del PSOE, por ejemplo, a juzgar por el escaso aprecio que demostraron por el lenguaje en el reciente debate (de alguna manera hay que llamarlo) a prop¨®sito de la permanencia o salida de Espa?a de la Organizaci¨®n para la Defensa del Atl¨¢ntico Norte, m¨¢s com¨²nmente conocida por OTAN, y otras veces por NATO. Lo de la enumeraci¨®n de sus nombres no es ocioso, ya que el se?or Rodr¨ªguez de la Borbolla, encargado de defender las tesis oficialistas en el pleno del congreso de su partido, se olvid¨® de todos. Y, como consecuencia, no hizo ni una sola menci¨®n a los mismos, en un derroche de fastuosa capacidad para hablar sin decir nada. Lo que se llama una aut¨¦ntica virguer¨ªa ling¨¹¨ªstica.Se esperaba el debate sobre la OTAN con expectaci¨®n. Despu¨¦s de ¨¦l, hablar de frustraci¨®n es decir muy poco. Se supone que ese debate se produjo en el seno de la comisi¨®n correspondiente. Pero, como se recordar¨¢, se produjo a puerta cerrada y la opini¨®n p¨²blica s¨®lo tuvo noticia de los re?idos resultados de la votaci¨®n. Dado que desde el primer momento hab¨ªa quedado muy claro, por lo menos en las palabras de Felipe Gonz¨¢lez, que el congreso del PSOE se celebraba de cara a la sociedad espa?ola entera y no ¨²nicamente para sus participantes, se esperaba, como consecuencia, que la gran cuesti¨®n atlantista iba a ser desplegada en toda su magnitud y entidad. Y en profundidad. Est¨¢, adem¨¢s, la promesa que hizo el presidente del Gobierno en su exposici¨®n sobre el estado de la naci¨®n de abrir un amplio debate nacional sobre el tema. No es para menos porque, como se sabe, el Gobierno tiene ante s¨ª la dif¨ªcil tarea de modificar el sentido de la opini¨®n p¨²blica espa?ola, hasta el momento, seg¨²n reflejan las m¨¢s fiables encuestas, contraria a la permanencia en la OTAN. Si quiere ser fiel a sus postulados, de aqu¨ª al refer¨¦ndum el Gobierno tiene una ardua tarea por delante. Y no tiene demasiado tiempo para perder. Parecer¨ªa entonces que el congreso del PSOE era una buena plataforma para empezar. No ha sido as¨ª, sin embargo. A la exposici¨®n del cr¨ªtico Santesmases, discutible pero coherente en su argumentaci¨®n, el se?or Rodr¨ªguez de la Borbolla decidi¨® seguir pase¨¢ndose por los cerros de ?beda (bien es verdad que ¨¦stos est¨¢n dentro de la autonom¨ªa que preside) y con expresa menci¨®n a sus genitales hacer de su nula argumentaci¨®n un sayo. M¨¢s tarde Felipe Gonz¨¢lez, en una breve intervenci¨®n, demostr¨® su aplastante autoridad moral y personal sobre los congresistas. Exhibici¨®n que nunca est¨¢ de m¨¢s pero que en este caso no era suficiente. Hac¨ªan falta argumentos. Y, que se oyese, s¨®lo dio uno: con el ejemplo sueco en la mano dijo que el neutralismo era caro. Y que, para pacifista, ¨¦l. Afirmaci¨®n dif¨ªcilmente contrastable. No dio m¨¢s de s¨ª el debate. Poca cosa, en verdad, no s¨®lo en relaci¨®n con lo que cab¨ªa esperar, sino con la entidad objetiva del problema. Nadie esperaba que se repitiese el acto de la Ciudad Universitaria de Madrid de hace algo m¨¢s de dos a?os para desconvencer a los convencidos de entonces. Pero algo m¨¢s enjundia argumental de la que el se?or Rodr¨ªguez de la Borbolla puede expresar s¨ª que se esperaba. Por lo menos, algunos.
De modo que empezamos mal. Nadie duda de que el Gobierno en general y su presidente en particular tienen razones muy serias para no sacamos de la OTAN. Se ha repetido una muy importante: las consecuencias desestabilizadoras para nuestra democracia que eso tendr¨ªa. Se ha dicho, pero no se ha explicado suficientemente. ?Por qu¨¦ no se ha empezado en el congreso del PSOE? He ah¨ª un misterio dif¨ªcil de desentra?ar. O que se explica demasiado bien: dado el providencialismo que algunos dirigentes socialistas rezuman en muchas de sus intervenciones p¨²blicas, su tendencia es sustituir los contenidos argumentales por la autoridad moral de quien los ostenta en su interior. O, dicho de otro modo, sustituir el esto es lo que digo por con que lo diga yo basta. Una tendencia que en pol¨ªtica parece, como m¨ªnimo, peligrosa y escasamente acorde con esa profundizaci¨®n en el sistema democr¨¢tico que se postula. Porque de la OTAN hay mucho que hablar. A favor y en contra. Si los argumentos existen, que existen, hay que exponerlos largo y tendido. Y por quienes sepan de la cuesti¨®n. Los cr¨ªticos del PSOE, en boca de Santesmases, dijeron lo que pensaban. Fueron sinceros aunque, desdichadamente, no del todo convincentes. Enfrente hubo reservas y un escandaloso, para muchos, escamoteo. El tiempo, m¨¢s que correr, vuela y no parece que pueda pasarse de aquel OTAN, de entrada no al refer¨¦ndum de 1986 quemando etapas donde, de manera m¨¢s o menos subliminal, parece desprenderse que cuanto menos se hable de la OTAN, mejor. Este pa¨ªs, y dentro de ¨¦l el electorado socialista, merece bastante m¨¢s explicaciones, argumentos y razones que las dadas hasta ahora, antes y en el 30? congreso socialista.
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