S¨¢bato y Umbral
He aqu¨ª mi elipse de una semana cualquiera: Lunes. Como todo sudaca que vive en Europa, lo hago con un d¨ªa de atraso, y esto no es del todo malo. Me lavo los dientes y dejo correr el agua purificadora pensando que en pocos minutos m¨¢s estar¨¦ frente al quiosco de diarios comprando EL PAIS de ayer, y con un poco de suerte agarrar¨¦ tambi¨¦n un ejemplar del suplemento. Les he comentado a varios amigos el, efecto est¨¦tico que producen los escritos de Umbral. ?Es esto grosero? S¨ª, porque es directo, porque no est¨¢ disfrazado de artificio literario. Un perro me ha mirado, y yo a ¨¦l. El perro orinaba, ?o debo escribir meaba? ?As¨ª se hace literatura, Umbral? ?S¨¢bato ha ganado el Premio Cervantes, y S¨¢bato no es un "Borges/bis", sino un gran escritor m¨¢s, de aquellos que han contribuido a elevar el castellano de la categor¨ªa de dialecto a la suprema estatura de un idioma. El perro que he mirado me encuentra bello, me lo dice con la cola, que es m¨¢s bello que rabo. La vendedora de peri¨®dicos me desea buenos d¨ªas; me da la vuelta, ya que he pagado con una moneda redonda de cinco marcos, y, en fin, en pocos minutos me suceden varias cosas que desde luego no interesan a nadie m¨¢s que al suscrito, y escribirlas con todo detalle ser¨ªa pecar con el ¨²nico pecado est¨²pido que nos va quedando: la vanidad.Martes. Me encuentro con Julio Cort¨¢zar en la librer¨ªa Internacional. Una muchacha lo tiene en sus manos, lo hojea, se le encienden los ojos, r¨ªe con una discreci¨®n que va desapareciendo hasta convertirse en una carcajada que a Julio le hubiera gustado. La muchacha no es nadie, as¨ª como yo soy nadie; pero entre nadies nos entendemos sin necesidad de decir: muchacha, que ya no se llevan las medias caladas, que lo que ahora se lleva son las piernas moradas de fr¨ªo. Pienso que Cela es un escritor que no precisa de public relations de baja estofa. Creo que es bueno; a m¨ª, es decir, a nadie, me gusta especialmente su humor, Umbral. No sale en el diccionario, ni siquiera en el Moliner, que humor es la particularidad que muy pocos tienen, y que consiste nada m¨¢s que en no caer en el tontogravismo.
Mi¨¦rcoles. Llevo esta carta al correo, sin grandes esperanzas, y mientras camino recuerdo una ma?ana madrile?a: hab¨ªa sol, gente apurada, polic¨ªas; entr¨¦ en un caf¨¦, encontr¨¦ gente agitada, hablaban de un asalto, en el centro de las miras hab¨ªa un hombre que aseguraba haber escuchado un t¨ªpico acento sudaca a uno de los asaltantes. Le pregunt¨¦ si pod¨ªa diferenciar a un argentino de un uruguayo, a un colombiano coste?o de un pastuzo, a un serrano ecuatoriano de un manaba, a un chileno de Antof¨¢gasta de un chilote, a un mendocino de un bogotano, a un tico de un nica, a un.... etc¨¦tera, para terminar oyendo que tales diferencias importaban un carajo y que Madrid apestaba a sudaca. Con cierta tristeza, que estimo comprensible, termin¨¦ de beber mi caf¨¦ pensando en mi abuela vasca, en mi abuelo de Martos, en los cientos de refugiados espa?oles que honraron la mesa de mi casa.
Jueves. Ser¨¢ otro d¨ªa, y esto, Umbral, ya se va acercando a la literatura, que no es otra cosa que jugar a predecir lo impredecible. Ser¨¢ otro d¨ªa de mediocridades, que han de llegarnos ya sea v¨ªa teletipo, sat¨¦lite o impresas en las p¨¢ginas de un diario, EL PAIS, que compro con un d¨ªa de atraso. Es posible que me arrepienta de haber tipeado estas l¨ªneas. Es posible que recuerde que tambi¨¦n soy un escritor. Es posible que env¨ªe un par de saludos navide?os a mis amigos catalanes y madrile?os, amigos que siempre me ofrecen ¨ªntimas ceremonias de disculpas por tanta estupidez made in Espa?a.-
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