Plinio Mendoza considera que la verdadera literatura es siempre infidente e indiscreta
El escritor colombiano publica una obra sobre cinco personajes latinoamericanos
"La verdadera literatura siempre es infidente e indiscreta", afirma Plinio Mendoza, escritor colombiano y amigo de la pr¨¢ctica totalidad de escritores del llamado boom latinoamericano. Acaba de publicar La llama y el hielo, donde narra, siempre desde una perspectiva autobiogr¨¢fica, diversas an¨¦cdotas de cinco personajes latinoamericanos: Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez o el escritor que triunfa, el pintor Fernando Botero, el disidente cubano Carlos Franqui, el narrador- frustrado ?lvaro Cepeda Samudio y Plinio Mendoza Neira, pol¨ªtico y padre del autor del libro.
Un libro de memorias donde los protagonistas son otros es, cuando menos, curioso. El autor, Plinio Mendoza, cuyo nombre completo es Plinio Apuleyo, porque su abuelo era un entusiasta de los cl¨¢sicos, considera sin embargo que "son memorias y no lo son. Es una especia de reportaje period¨ªstico donde lo que prima es mi presencia siempre en el lugar de los hechos, mi conocimiento de los personajes, pero es a la vez una recreaci¨®n. Los hechos no necesariamente fueron como los describo, aunque s¨ª en lo esencial".Los personajes son cinco y Plinio Mendoza considera que la selecci¨®n no es gratuita. En primer lugar, han sido seleccionados porque los conoci¨® "a algunos muy bien", como a Garc¨ªa M¨¢rquez o su padre; en segundo lugar, cree que, en cierto modo, son personajes arquetipo: "Franqui re¨²ne en s¨ª dos caracter¨ªsticas importantes en el mundo latinoamericano: es un revolucionario cl¨¢sico en su primera etapa y el primer prototipo de disidente revolucionario, en la segunda. Es, adem¨¢s, un disidente por las mismas razones que le llevaron a apoyar la revoluci¨®n y a ser perseguido por Batista".
Garc¨ªa M¨¢rquez y Fernando Botero son tambi¨¦n, en su opini¨®n, arquetipos, aunque muy distintos: "Ambos son los rechazados primero y triunfadores despu¨¦s. El caso de Botero es especialmente relevante porque ilustra las relaciones de nuestra sociedad, la latinoamericana, pero tambi¨¦n la espa?ola, con el artista. Al principio, no se le toma en cuenta. S¨®lo a partir de que ¨¦ste es capaz de triunfar y de ganar dinero es aceptado por las clases dirigentes y Botero se integra en ellas. Pero esta integraci¨®n lesiona al artista, le lleva a veces a comportamientos reivindicativos y se forma una especie de circularidad de la historia en la que el que fue agredido se transforma en agresor haciendo que aparezcan nuevos agredidos".
Reacciones curiosas
El retrato que hace de Botero y de Garc¨ªa M¨¢rquez ha provocado reacciones cr¨ªticas en su Colombia natal, donde el libro apareci¨® un poco antes que en Espa?a. "Se trata", explica Mendoza, "de reacciones muy curiosas. Ninguna de ellas se detiene en una valoraci¨®n literaria del libro, prefieren considerarme como un traidor a dos amigos, en el caso de Gabo porque discrepo pol¨ªticamente; en el de Botero, porque all¨ª se le tiene ya en bronce y la descripci¨®n que hago, a trav¨¦s de sus relaciones con mujeres, ha sido considerada fr¨ªvola. Yo creo que no hay nada de eso, que soy respetuoso con ambos".La cuesti¨®n pol¨ªtica, la evoluci¨®n propia y de los escritores latinoamericanos desde los a?os cincuenta hasta ahora son la atm¨®sfera de buena parte del texto. En especial, resulta relevante las relaciones que se establecen respecto a Cuba. "Al principio, todos est¨¢bamos con Fidel", explica Mendoza, "porque cre¨ªamos que ¨¦l era antidogm¨¢tico. El caso Heberto Padilla fue la se?al de que no era as¨ª". Este punto fue causa de un distanciamiento parcial de Garc¨ªa M¨¢rquez, "pero no de una ruptura. Seguimos siendo amigos sin discutir del tema. ?l practica lo que llama la 'teor¨ªa de las dos sopas', de la que yo no participo. Seg¨²n Gabo, en el men¨² no hay m¨¢s que dos sopas y ¨¦l dice: 'Mira, yo estoy dispuesto a aceptar que en Cuba no hay libertad, al menos en el sentido en que se entiende en Occidente, pero los ni?os van a la escuela; los enfermos son atendidos en hospitales y no hay hambre. En Cuba se han solucionado problemas que siguen pendientes en el resto del continente'. Yo creo que Gabo se equivoca, pero lo respeto. Por eso en este libro he querido explicar una cosa importante para ¨¦l. Cuando se produjo el primer telegrama, muy respetuoso, a Castro, respecto al caso de Heberto Padilla, yo a?ad¨ª la firma de Garc¨ªa M¨¢rquez sin que ¨¦l lo supiera porque no pude localizarle. Hab¨ªamos hablado mucho y cre¨ªa estar seguro de lo que ¨¦l pensaba. Cuando ¨¦l lo supo no, hizo un desmentido p¨²blico, creo que por amistad personal hacia m¨ª. Se limit¨® a escribirme una carta dici¨¦ndome que no hab¨ªa firmado y no pensaba hacerlo. De inmediato di la noticia a Prensa Latina y ahora he querido devolverle el favor de no haberme desmentido nunca p¨²blicamente".
El lenguaje del libro est¨¢ cuajado de im¨¢genes y con una puntuaci¨®n muy personal. "Eso est¨¢ un poco tomado de la pintura y de la poes¨ªa de Rodolfo Hinostroza. He querido darle vivacidad al relato. La mayor¨ªa de las memorias huelen a testamento y a tumba, he querido que las m¨ªas fueran ligeras y burbujeantes".
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