Di St¨¦fano "Tengo una pierna ac¨¢ y otra en Argentina"
Alfredo di St¨¦fano volvi¨® a marcharse a Buenos Aires para intentar sacar de la crisis al Boca Juniors porque, seg¨²n dice, "tengo una pierna ac¨¢ y otra en Argentina". Ayer, junto con su ayudante, Jes¨²s Paredes, se despidi¨® de sus amigos, los de aquella antigua generaci¨®n madridista, como Puskas, Atienza y Marsal, y los de la actual, representados por Juanito, Chendo, ?ngel, Juan Jos¨¦, Isidro, Gallego, Stielike y Lozano. EL PAIS comparti¨® la despedida de la Saeta Rubia, que afirm¨®: "Si no hay ahora disciplina interna en el equipo, la culpa no es de los jugadores".
Alfredo se marcha "sin resentimientos hacia nadie", aunque no puede evitar el recuerdo al entorno enrarecido que se cre¨® en sus ¨²ltimos meses en el banquillo madridista -"me dieron la baja y no fui a ver al presidente; no se lo merec¨ªa por la manera como me cit¨®"- ni el disgusto existencial "de no haber podido ofrecerle un t¨ªtulo a la afici¨®n por esos lances del juego que a veces se producen".No quiere entrar en juicios comparativos sobre sus dos temporadas en el club y los graves momentos actuales -"el entrenador debe asumir el papel de ser la gallina de los pollitos"- y tampoco quiere emitir juicios de valor sobre las personas. Le han molestado, eso s¨ª, algunas de las cosas negativas que varios meses despu¨¦s se siguen achacando a su labor. Recientemente, ha vuelto a leer que "con Di St¨¦fano y con Paredes no se entrenaba fisicamente y eso lo est¨¢ acusando ahora el equipo", frase que ¨¦l y su preparador f¨ªsico, Jes¨²s Paredes, consideran que algunos pueden soltar porque les interese no hacerse eco del pensamiento real, bien distinto, de la mayor¨ªa de la plantilla. Di St¨¦fano se limit¨® a se?alar: "Trabaj¨¢bamos lo justo y bien, no para reventar a los jugadores por justificar un sueldo. Los jugadores se reventaban el domingo en la cancha y, desde luego, si dicen que no hay disciplina interna en el club, de una cosa estoy seguro: los futbolistas no tienen la culpa. A lo peor se ha fomentado desde otros sitios y se acusa en el rendimiento".
Javier Gil de Biedmia, el ¨²nico directivo que, al final de su per¨ªodo madridista, le apoy¨®, no falt¨® a la comida de despedida en un restaurante, como tampoco el c¨¦lebre Ca?oncito Pum, que es como decir Pancho Puskas; ex jugadores como Atienza y Marsal; el presidente de su pe?a, La Saeta, Juan Dorado, convencido de que "Alfredo volver¨¢ al Madrid otra vez porque, con Bernab¨¦u, es el 50% de la historia del club", y futbolistas de la plantilla actual como Lozano, Stielike, Angel, Chendo, Isidro, Gallego, Juan Jos¨¦ y Juanito, con algunos de los cuales come una vez por semana. An¨¦cdotas, bromas... De pronto, alguien dijo: "A ver si os van a poner multa por venir".
Atr¨¢s quedan esos recuerdos del pasado inmediato o los m¨¢s lejanos en el tiempo, cuando Alfredo, con 25 a?os, lleg¨® por vez primera a Espa?a y provoc¨® otra pelea m¨¢s de despachos, lo habitual, entre el Madrid y el Barcelona. No sab¨ªa entonces si iba a vestirse de blanco o de azulgrana cuando el fallecido presidente blanco Santiago Bernab¨¦u solvent¨® el conflicto cogiendo por los hombros a Alfredo y sentenciando: "Te pago dos a?os de contrato. S¨ª no puedes jugar por tr¨¢mites burocr¨¢ticos, esperamos y, mientras, te paseas por la Castellana". As¨ª lleg¨® al Madrid.
No soy dent¨®n"
Por si acaso, Alfredo ya se hab¨ªa comprado en Argentina un campito, un tractor y un chal¨¦. Podr¨ªa haber sido un "buen agricultor, como mi padre", aunque confiesa que no lleg¨® a acabar la carrera de ingeniero agr¨®nomo. Recuerda c¨®mo se qued¨® con el apodo de La Saeta Rubia: "Alg¨²n periodista me lo puso por la velocidad porque sal¨ªa muy r¨¢pido con el bal¨®n, como una flecha, y al ser rubio...".
El car¨¢cter, ese car¨¢cter tan especial, dificil y seco para quien no le conoce, "producto de su timidez, sobre todo con los periodistas", seg¨²n sus ¨ªntimos. "No tengo el car¨¢cter serio", dice. "Lo que tengo seria es la cara, la fachada, porque no soy dent¨®n como Mateos". Enrique Mateos, a quien llamaban Fifirichi, que alguna vez pudo ser expulsado por cuestiones de est¨¦tica dental. "En un partido un ¨¢rbitro le amenaz¨® con echarle del campo porque pens¨® que Mateos se re¨ªa de ¨¦l. Al final, Fiffl lo arregl¨® al decirle muy serio: 'No me r¨ªo de usted; es que soy dent¨®n". En otro encuentro europeo, en Manchester, al propio Mateos "le dio por perder tiempo para descargar la presi¨®n de los ingleses. Cog¨ªa el bal¨®n y se iba corriendo para arriba, sorteando tarascadas, y, cuando el ¨¢rbitro le amenazaba, se llevaba la mano al o¨ªdo y le dec¨ªa que era sordo".
Di St¨¦fano se lleva a Boca a Jes¨²s Paredes, el preparador fisico con quien trabaj¨® sus dos a?os en el Madrid. "Es un elemento positivo. Con ¨¦l estoy seguro de dos cosas: me va a responder en el trabajo con la plantilla dentro y fuera del campo". Y Paredes, que no quiere entrar a comentar en detalle algunos comentarios que le hab¨ªan llegado respecto a que Alfredo le iba a dejar tirado, comenta: "Por vez primera voy a cruzar el charco. Va a ser una experiencia muy positiva en todos los ¨®rdenes en mi trayectoria profesional".
Palmar¨¦s
Di St¨¦fano naci¨® en Buenos Aires el 4 de julio de 1926. Ingres¨® como jugador en el Madrid el 22 de septiembre de 1953 y caus¨® baja el 30 de junio de 1964 para marcharse al Espa?ol. Antes de venir a Espa?a jug¨® en el River Plate y el Millonarios de Bogot¨¢. En el Madrid gan¨® ocho Ligas, cinco Copas de Europa, una Copa de Espa?a, una Intercontinental, dos Copas Latinas, un Trofeo Caracas y tres Carranzas. Fue m¨¢ximo goleador de la Liga las temporadas 53-54, 55-56, 56-57, 57-58 y 58-59. Es m¨¢ximo goleador de la selecci¨®n con 23 tantos y fue 31 veces internacional. Se proclam¨® dos veces mejor jugador de Europa: en 1957 y 1959.
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