El rey de Marruecos intenta formar un Gobierno de unidad nacional, en previsi¨®n de un enfrentamiento con Argelia
El rey Hassan II de Marruecos ha renovado a los jefes de los cuatro principales partidos pol¨ªticos marroqu¨ªes su oferta de que se integren en un Gobierno de unidad nacional, dadas las dif¨ªciles circunstancias por las que atraviesa el pa¨ªs, principalmente en sus relaciones con Argelia, y los riesgos de enfrentamiento militar que entra?a.
Aunque la reiteraci¨®n de esta oferta est¨¢ directamente relacionada con el nuevo aumento de la tensi¨®n entre Marruecos y Argelia tras el ataque polisario del s¨¢bado, 12 de enero, contra el muro defensivo levantado por Rabat en el S¨¢hara, la propuesta real tambi¨¦n tiene que ver con la situaci¨®n interior y con el hecho de que el monarca, que festeja este a?o el 25? aniversario de su entronizaci¨®n, no querr¨ªa tener el frente interior desunido, como de hecho est¨¢, debido a las opciones econ¨®micas adoptadas en atenci¨®n a las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional.El monarca marroqu¨ª reiter¨® esa propuesta de participaci¨®n el martes pasado, al recibir en Marrakech al l¨ªder del Partido Uni¨®n Constitucional, Maati Buabid, al del Movimiento Popular, Mahyubi Ajardan, al de la Uni¨®n Socialista, Abderrahim Buabid, y al de Istiqlal, Mohamed Bucetta.
El primer ministro, Karim Lamrani, y el presidente del Parlamento, Ahmed Osman, as¨ª como otros ministros, entre ellos los del Interior, Informaci¨®n y Asuntos Saharianos, tomaron parte en este encuentro, al que tambi¨¦n asistieron los consejeros reales Reda Guedira, Ahmed Bensuda y Mohamed Auad.
Antes que a los jefes de los partidos pol¨ªticos, el rey Hassan II, que es tambi¨¦n ministro de Defensa, hab¨ªa recibido, a finales de a?o y a principios de enero, a los principales jefes militares marroqu¨ªes, con motivo de la terminaci¨®n de la cuarta extensi¨®n del muro defensivo en el S¨¢hara, que coloca las l¨ªneas marroqu¨ªes a menos de ocho kil¨®metros de la frontera argelina en algunos puntos.
Gabinete de guerra
El Gobierno que ha vuelto a proponer ahora el rey Hassan II, dadas las circunstancias que rodean a la propuesta real -fundamentalmente el clima de tensi¨®n entre Argelia y Marruecos- podr¨ªa calificarse de gabinete de guerra, muy en particular despu¨¦s del ataque polisario del s¨¢bado pasado, en el que fue derribado un Mirage F-1 marroqui por un misil disparado, seg¨²n los medios oficiales y pol¨ªticos marroqu¨ªes, desde territorio argelino.
A pesar de las gestiones que se llevan a cabo para lograr ya sea una cumbre de Estados del Magreg o un nuevo encuentro entre Hassan II y el presidente Chadli Benyedid, la admisi¨®n de la Re p¨²blica Saharaui en la Organizaci¨®n para la Unidad Africana (OUA), el a?o pasado, que crea un hecho consumado totalmente nuevo, parece haber llevado a Argelia y a Marruecos al convencimiento de que un enfrenta miento entre ambos pa¨ªses es a fin de cuentas, inevitable.
Desde hace unos meses, Argelia cava trincheras en sus fronteras con Marruecos, ha negociado con Francia la instalaci¨®n de un sistema coherente de defensa antia¨¦rea para todo su territorio, ha adquirido aviones t¨¢cticos de transporte de tropas H¨¦rcules C-130 y ha creado escuadrones de helic¨®pteros de combate con aparatos de fabricaci¨®n sovi¨¦tica. Marruecos ha recibido nuevos blindados AMX de fabricaci¨®n francesa, con ca?ones de autotracci¨®n, y ha reforzado sus sistemas de radares y de detecci¨®n a¨¦rea.
Desde 1983, dispone de varios escuadrones de helic¨®pteros de combate tipo Gacela, equipados con misiles, y el responsable de la fuerza a¨¦rea ha dicho recientemente que se estudia la posibilidad de dotar a Marruecos de modernos aviones de combate, ya ea el Mirage 2000 franc¨¦s o el F-20 de EE UU.
Cuatro d¨ªas despu¨¦s del ataque polisario, el l¨ªder libio Muammar el Gaddafi inst¨® a Marruecos a poner en pr¨¢ctica r¨¢pidamente todos los aspectos del acuerdo de uni¨®n entre los dos pa¨ªses, lo que presupone tambi¨¦n la entrada en vigor del art¨ªculo 12, que implica un pacto de defensa mutua.
Los estados perif¨¦ricos, como Mauritania y T¨²nez, intentan establecer distancias con los potenciales beligerantes para evitar verse implicados en esta tensi¨®n.
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