Mujeres frustradas
Dos hermanas, dos mujeres de una provincia que fue reprimida y represora, vuelven a encontrarse en la que fue casa de sus padres; hay que deshacerla, repartir la herencia. Una trat¨® de escapar, fue por el mundo, compa?era de varios hombres, trabajadora; la otra, ama de casa, madre de familia. Las dos han llegado a las mismas frustraciones: lo que est¨¢ inscrito en ellas, la elaboraci¨®n del destino por la educaci¨®n o por la opresi¨®n, es demasiado fuerte. No es preciso recalcar a qu¨¦ se est¨¢ refiriendo el autor: un padre fuerte, duro y distante, una madre cosificada, un colegio de monjas insensible; y los hombres, los maridos que utilizan, enga?an a la mujer, o la dejan en su soledad.Hay un brillante momento teatral: el destrozo del retrato del padre, insultado y golpeado en una rebeli¨®n repentina; pero, al final, una de las hermanas, arrodillada y llorando, lo repara mientras cae el tel¨®n. Algo bastante distinto del portazo de Nora de Casa de mu?ecas, de Ibsen, escrita en 1876. Quiz¨¢ la sociedad espa?ola actual no ha alcanzado a la europea de hace m¨¢s de un siglo; tal vez esta obra sea m¨¢s realista en relaci¨®n con el ¨¢mbito al que va destinada. 0 m¨¢s cobarde, o m¨¢s conservadora. Para algunas feministas resulta indignante lo que consideran trato compasivo para la mujer; pero una enorme parte de la burgues¨ªa femenina frustrada va a reconocerse.
Hay que deshacer la casa
Autor: Sebasti¨¢n Junyent, premio Lope de Vega 1983. Int¨¦rpretes: Amparo Rivelles y Lola Cardona. Decorado de Javier Arti?ano. Direcci¨®n de Joaqu¨ªn Vida.Teatro de la Comedia. Madrid, 17 de enero.
Drama burgu¨¦s
Es drama burgu¨¦s a la antigua usanza, sorprendentemente bien hecho dentro de su g¨¦nero por un autor nuevo y joven, Sebasti¨¢n Junyent, que gan¨® con ¨¦l el Premio Lope de Vega de 1983: con un profundo instinto teatral y lo que parece ser una sabidur¨ªa innata del oficio. Las gradaciones de lo c¨®mico a lo dram¨¢tico o a lo melodram¨¢tico, las leves alusiones er¨®ticas, la relaci¨®n cambiante entre las dos mujeres, los golpes de efecto, la nostalgia, la colocaci¨®n del mon¨®logo, la ternura, el di¨¢logo teatralmente bien escrito..., todo responde a un concepto del teatro que puede considerarse antiguo -el de la gran ¨¦poca burguesa-, pero que de hecho sigue practic¨¢ndose en Londres, en Par¨ªs o en Nueva York, y algunas veces se importa a Espa?a con ¨¦xito.Adem¨¢s, es la base para un recital de interpretaci¨®n que aprovecha, sin dejar resquicio, la actriz de enorme instinto y buen aprendizaje en el g¨¦nero que es Amparo Rivelles -g¨¦nero que hicieron sus padres, Mar¨ªa Fernanda Ladr¨®n de Guevara y Rafael Rivelles-, incidiendo tambi¨¦n, por ese camino, en la t¨¦cnica del siglo XIX o principios del XX en la que se encuentra la obra. Ni una frase se queda sin colocar, ni un efecto se pierde, y, su largo mon¨®logo se hace vivo y denso, y todo ello sin aparente esfuerzo; o con s¨®lo esa peque?a huella del trabajo que hay detr¨¢s, que tanto suele apreciar el p¨²blico. Su contribuci¨®n a la obra es decisiva. Todo ello, sin ning¨²n dem¨¦rito para su ¨²nica compa?era de escenario, Lola Cardona, excelente actriz en un papel en el que quiz¨¢ se ha volcado menos la pasi¨®n o la comprensi¨®n del autor, pero que ella interpreta con arte y oficio.
La direcci¨®n de Joaqu¨ªn Vida es inteligente, porque tiene la sabidur¨ªa de hacerse invisible para el p¨²blico (como corresponde tambi¨¦n a este teatro de texto e int¨¦rpretes, a esta f¨®rmula venida de otra ¨¦poca), y lo mismo puede decirse del decorado funcional de Arti?ano.
La funci¨®n gust¨® abiertamente: actrices y autor hablaron -ellas, entre l¨¢grimas- para agradecer las ovaciones prolongadas y los gritos de entusiasmo.
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