El hombre que tuvo que vender el coche
A. C. "La ORA est¨¢ bien, pero la vida presenta 100 casos m¨¢s que los que se prev¨¦n al hacer las normas y esos casos hay abordarlos", afirma, convencido, Carlos G. S., un hombre de 30 a?os que est¨¢ "totalmente cabreado con el Ayuntamiento" porque perdi¨® el coche "a causa de la ORA". Vive en el per¨ªmetro vigilado y hab¨ªa acumulado multas por valor de m¨¢s de 500.000 pesetas.
Carlos, un muchacho de rasgos ¨¢rabes y bien parecido, trataba por esa ¨¦poca de iniciar una nueva vida. Hab¨ªa salido de la c¨¢rcel de Alcal¨¢ de Henares, donde cumpli¨® nueve meses de condena por posesi¨®n de hach¨ªs, y hab¨ªa encontrado un trabajo para el que necesitaba disponer de autom¨®vil. Una ma?ana baj¨® a la calle reci¨¦n desayunado, y el veh¨ªculo no estaba. "Lo hab¨ªa dejado bien aparcado y se lo hab¨ªa llevado la gr¨²a. No sal¨ªa de mi asombro. Fui a recogerlo y tuve que pagar m¨¢s de 100.000 pesetas de multas. Inmediatamente despu¨¦s lo vend¨ª. Al poco tiempo me comunicaron que a¨²n deb¨ªa m¨¢s de 400.000 pesetas por multas, que lo que hab¨ªa pagado correspond¨ªa s¨®lo a un trimestre.
Dos a?os antes, Carlos hab¨ªa encontrado un bonito piso cerca del parque del Retiro. La casa s¨®lo ten¨ªa un inconveniente, estaba en la zona de la ORA. "Intent¨¦ en varias ocasiones sacar la tarjeta de residente y de muy malas maneras me explicaron que no pod¨ªa. Ten¨ªa el coche a nombre de otra persona y no lo pod¨ªa cambiar, por un problema relacionado con mi situaci¨®n de ex presidiario. Me cabre¨¦ tanto que pas¨¦ absolutamente de la tarjeta de residente".
No hab¨ªa lugar a la sorpresa. Cada d¨ªa, Carlos encontraba la multa en el parabrisas del coche. A veces ni se molestaba en quitarla y dejaba que el papel formara mont¨®n junto a los anteriores sobre el parabrisas. Hasta que sucedi¨® lo imprevisto y la gr¨²a se apoder¨® del autom¨®vil.
"Le escrib¨ª una carta al Defensor del Pueblo protestando por el comportamiento del Ayuntamiento y explic¨¢ndole que en un pa¨ªs libre yo parec¨ªa no tener derecho a aparcar junto a mi casa. El Defensor del Pueblo me contest¨® que la queja no era de su competencia". Carlos se siente hoy injustamente tratado, lo mismo que varios miles de ciudadanos residentes en Madrid que desean seguir censados en su ciudad natal y no pueden obtener, por ello, tarjetas de residente.
Ahora, Carlos, que tiene dos carpetas repletas de documentaci¨®n sobre el asunto, piensa seguir el ejemplo de Eduardo Rodr¨ªguez, ingeniero y abogado, que en 1980 present¨® demanda contra el Ayuntamiento por una multa que le hab¨ªa sido impuesta por no poner la tarjeta de la ORA. Esta tarjeta debe colocarse en los veh¨ªculos durante el plazo m¨¢ximo de aparcamiento autorizado, que es de 90 minutos en la zona afectada por la ordenanza. El Ayuntamiento de Madrid ha recurrido contra la sentencia de la Audiencia Provincial, que declaraba ilegal la multa y el principio mismo de cobrar una tasa por aparcamiento en una propiedad com¨²n, como es la v¨ªa p¨²blica.
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