La regulaci¨®n de los precios agrarios para 1985
El Consejo de Ministros, en su reuni¨®n del d¨ªa 9 de enero, aprob¨® un acuerdo sobre el incremento de los precios de garant¨ªa y otros par¨¢metros de regulaci¨®n de mercados agrarios, adem¨¢s de un compromiso de mantenimiento y control de los costes energ¨¦ticos y de fertilizantes, que, seg¨²n el autor, supone un hito trascendente en la historia de la fijaci¨®n de esos precios.
Por primera vez se establecen conjuntamente, tal y como sucede en Europa, pr¨¢cticamente todos los indicadores econ¨®micos que delimitan las bandas de comercializaci¨®n de los productos agrarios sometidos a regulaci¨®n, fundamentalmente los precios de garant¨ªa e indicativos, y un tope a la elevaci¨®n de inputs (el 7% a lo largo de todo el a?o 1985, semejante a la tasa de inflaci¨®n interanual esperada), que supone un descenso de casi el 40% sobre la cifra establecida para el a?o precedente (un 11%).El incremento medio ponderado acordado en los precios de garant¨ªa se sit¨²a en torno al 4,6%, mientras que los indicativos suben entre el 7,02% en los cereales y el 8,53% en el caso de las carnes. Estas subidas, junto con la efectuada en los incrementos mensuales de los cereales (8%), supone una ampliaci¨®n de las bandas de comercializaci¨®n entre el 25% y el 29% para los cereales y de casi el 32% en el caso de la carne de vacuno, acercando significativamente nuestros raqu¨ªticos niveles de partida a los existentes en la Comunidad Econ¨®mica Europea.
Un buen a?o agr¨ªcola
Los precios y par¨¢metros anteriores tienen como escenario de referencia los resultados habidos en el pasado a?o agrario.
La producci¨®n final agraria se ha incrementado en casi un 7,8% en t¨¦rminos reales, mientras que la renta agraria lo hac¨ªa en un 11,1 % en pesetas constantes y casi un 20% en pesetas de cada a?o, lo que constituye un r¨¦cord hist¨®rico. Teniendo en cuenta la disminuci¨®n de la poblaci¨®n activa agraria ello podr¨ªa suponer un incremento cercano al 23% por persona ocupada en la agricultura. Al mismo tiempo, el comercio exterior agrario, por primera vez en muchos a?os, va a finalizar pr¨¢cticamente nivelado, y los costes de producci¨®n han mantenido una sensible aproximaci¨®n a las estimaciones previstas por la Administraci¨®n, finalizando incluso alg¨²n indicador -el llamado input ganadero por debajo de sus valores de hace un a?o.
En lo que respecta al funcionamiento comercial de los productos regulados, los precios de garant¨ªa apenas han intervenido, salvo en el caso del porcino, y ha sido en el mercado, no mediante venta a la Administraci¨®n, donde se han obtenido las rentas de los agricultores.
Funci¨®n de los precios de garant¨ªa
El precio de garant¨ªa jam¨¢s debe asegurar la obtenci¨®n de rentas medias, situaci¨®n que genera inevitablemente costosos excedentes, o ser suced¨¢neo de salario, tipo de renta que no corresponde a los empresarios, y los agricultores lo son.
Sus funciones econ¨®micas esenciales son dos: servir de indicador econ¨®mico acerca de las tendencias deseables de producci¨®n, y garant¨ªa de rentas m¨ªnimas para los agricultores en el caso de desplome de las cotizaciones del mercado , siempre posible en un tipo de producciones que, pese a los avances tecnol¨®gicos habidos durante los ¨²ltimos a?os, siguen estando sujetas en gran medida a factores tan err¨¢ticos como los climatol¨®gicos; tienen car¨¢cter estrat¨¦gico, en cuanto ata?en a la supervivencia humana, y cuyos agentes productores primarios siguen siendo relativamente d¨¦biles en el trato econ¨®mico frente a la demanda comercial e industrial.
Es preciso tener en cuenta, por otra parte, que la pol¨ªtica de precios de garant¨ªa es un instrumento de regulaci¨®n condicionado y subordinado, respectivamente, por las magnitudes macroecon¨®micas -tasa de inflaci¨®n e incrementos salariales previstos, entre otros y a la pol¨ªtica de producciones agrarias establecida por el Gobierno de la naci¨®n. Tiene que tener asimismo en cuenta los posibles desequilibrios coyunturales que puedan tener lugar en determinados productos.
Fuera de este marco de referencia, la pol¨ªtica de precios de garant¨ªa carece de racionalidad. Su utilizaci¨®n, junto con otros instrumentos de regulaci¨®n de mercado de forma aut¨®noma, presupone su conversi¨®n en veh¨ªculo para la transferencia gratuita e indiscriminada de rentas hacia los subsectores agrarios menos desarrollados, cuyo atraso ratifica y acent¨²a, adem¨¢s de tener claros y netos beneficiarios en los agricultores econ¨®micamente m¨¢s favorecidos. De ah¨ª la profunda regresividad social del enfoque autonomista. Es de lamentar que determinadas organizaciones profesionales agrarias, incluyendo alguna que se dice defensora de la peque?a y mediana explotaci¨®n, propongan desaforadas subidas en los precios de garant¨ªa, con el resultado neto de afectar negativamente, a corto y a medio plazo, a esa peque?a y mediana explotaci¨®n cuya defensa, en clara contradicci¨®n con la propuesta efectivamente realizada, se dice propugnar.
Los precios indicativos, marco de referencia
Pr¨¢cticamente la totalidad de los agentes econ¨®micos presentes en la comisi¨®n especializada del Fondo de Ordenaci¨®n y Regulaci¨®n de Precios y Productos Agrarios (FORPPA) ha asumido formalmente, al margen de las inevitables diferencias cuantitativas, que los precios de garant¨ªa pierden gran parte de su virtualidad como indicador econ¨®mico si no van acompa?ados de los precios indicativos, que junto con aqu¨¦llos delimitan el campo de juego comercial y sirven de referencia acerca del nivel deseable y potencialmente alcanzable de los precios de mercado.
L¨®gicamente, el establecimiento de un nivel determinado de precios indicativos no presupone inevitablemente que se alcancen en el juego del mercado. Que ello sea o no as¨ª depender¨¢ de la correlaci¨®n de fuerzas comerciales -incluyendo la capacidad de gesti¨®n de los distintos agentes- y muy especialmente del nivel de producci¨®n obtenido, sin que su no consecuci¨®n tenga que suponer inevitablemente una ca¨ªda de las rentas agrarias.
Aquellos an¨¢lisis, tan frecuentes todav¨ªa en determinadas organizaciones agrarias, que hablando de las rentas del sector se fijan exclusivamente en la no obtenci¨®n del precio indicativo, con algunas derivaciones expositivas tan notables como la comparaci¨®n entre precios percibidos y pagados por los agricultores, o entre coste de producci¨®n y precio de garant¨ªa, olvidando que existe una tercera variable econ¨®mica entre precio y coste unitario, llamada productividad, capaz de alcanzar tan espectaculares incrementos como en. el pasado a?o, carecen de rigor y se vuelven inevitablemente contra la credibilidad de sus autores.
El proceso de determinaci¨®n de los precios agrarios para 1985 ha finalizado con el acuerdo del Consejo de Ministros del pasado d¨ªa 9.
Las novedades incorporadas -nivel del input energ¨¦tico y cuadro completo de par¨¢metros de regulaci¨®n- suponen una evidente modernizaci¨®n del esquema de regulaci¨®n hasta ahora existente, acerc¨¢ndonos y en alg¨²n caso mejorando al modelo comunitario. Van a permitir una mejor utilizaci¨®n de los recursos humanos de la Administraci¨®n, fundamentalmente del FORPPA, y sobre todo aportan por primera vez a los empresarios agropecuarios, con la antelaci¨®n suficiente, todos los datos econ¨®micos b¨¢sicos para que puedan realizar su c¨¢lculo econ¨®mico.
Si adem¨¢s el bloque de precios aprobado satisface razonablemente bien el doble condicionamiento de ser coherente con las magnitudes econ¨®micas globales y satisfactorio para los sectores productor y transformador, la calificaci¨®n de hito hist¨®rico en el proceso de establecimiento de los precios agrarios para 1985 no parece en absoluto desproporcionada.
es presidente del FORPPA.
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