La soluci¨®n Eanes
El presidente portugu¨¦s seguir¨¢ en la pol¨ªtica cuando abandone el palacio de Bel¨¦n
LUIS MAT?AS L?PEZ "El movimiento eanista es, en esta fase, para el Partido Socialista (PS), lo que los testigos de Jehov¨¢ son para la Iglesia cat¨®lica". Jaime Gama, ministro de Asiantos Exteriores, considerado corrio el n¨²mero dos de la primera formaci¨®n pol¨ªtica portuguesa, minusvaloraba as¨ª, en una entrevista concedida recientemente al semanario Expresso, la importancia del proyecto pol¨ªtico que desde hace meses se articula en torno al presidente de la Rep¨²blica, general Antonio Ramalho Eanes.
En junio del a?o pasado, el mismo primer ministro, Mario Soares, afirmaba en privado que apostaba "lo que sea" a que no habr¨ªa partido eanista. El partido a¨²n no se ha formado, pero Soares ya da las apuestas por perdidas. Incluso ha pagado ya una: a su mujer, Mar¨ªa Barroso, a la que, tuvo que comprar un cuadro.
Rui Machete, vicepresidente del PSD y ministro de Justicia, asegura que, si Eanes se pone abiertamente al frente del nuevo partido, intentar¨ªa robar votos en el electorado del bloque central (coalici¨®n de socialistas, PS, y socialdem¨®cratas, PSD, que ahora mismo disponen el 70% de los esca?os en la Asamblea). Machete ve en un Eanes l¨ªder partidario cierto riesgo de populismo, pero confia en que, obligado a entrar en la lucha pol¨ªtica directa, se destruya la imagen que se ha ganado como jefe de Estado. "El hieratismo sirve para un presidente, no para un jefe de partido". ?Horizonte electoral? Apenas le concede un 12%.
Sondeos previos
Vitor D¨ªas, miembro del Comit¨¦ Central del Partido Comunista Portugu¨¦s (PCP), es el ¨²nico dirigente que expresa en nombre de su partido un apoyo claro al nuevo proyecto: "Puede cambiar la actual correlaci¨®n de fuerzas y desbloquear la situaci¨®n. Surge de una necesidad objetiva, de la desilusi¨®n popular hacia la pol¨ªtica de los partidos del Gobierno". D¨ªas no tiene que temer. Pocos de los votos comunistas (que suelen ser muy fieles en Portugal) puede viajar a las arcas eanistas. Su espacio pol¨ªtico no es el mismo.
Y Eanes, por otra parte, desde su posici¨®n institucional, no ha en trado en el juego de denunciar p¨²blicamente a los comunistas (como hacen los socialistas) de enemigos del sistema democr¨¢tico. Antes al contrario, siempre se ha mostrado partidario de que, como depositario de casi un 20% de los votos populares, sean considerados como interlocutores v¨¢lidos.
Por encima del escepticismo oficial de los partidos, la formaci¨®n eanista es ya, antes de constituir se, la favorita de los sondeos. El ¨²ltimo de ellos, publicado a media dos de este mes en O Semanario, publicaci¨®n afin al ala derecha del PSD, reflejaba que el 58,1 % de los encuestados cree que se crear¨¢ el partido y que el 49% lo votar¨ªa si estuviese encabezado por el propio Eanes. Un dato significativo, por cuanto este porcentaje de apoyo se reduce al 26,1% si el presi dente no entra directamente en liza.
Otro sondeo del mismo semanario, con una simulaci¨®n de voto para hoy mismo, sin presencia del partido eanista, refleja una intenci¨®n de voto del 25,2% para el PSD, 23,5% para el PS (que pierde su liderazgo), 23,4% para la Alianza del Pueblo Unido (coalici¨®n de preponderancia comunista) y, 13,2% para el CDS.
Queda claro que, con independencia de c¨®mo evolucionen los acontecimientos pol¨ªticos, el proyecto eanista tiene posibilidades, y que una de sus principales vocaciones, la de mayor¨ªa absoluta, es dif¨ªcil de satisfacer, aunque es posible. M¨¢s claro a¨²n est¨¢ que su principal activo es el propio Eanes, que desde su palacio de Belem, a un a?o de distancia de que acabe su mandato constitucional, reflexiona, no se define abiertamente y prepara su pr¨®ximo paso.
El general Eanes insisti¨® en calificar de "conversaci¨®n" y no de "entrevista" su extenso encuentro con el enviado de este peri¨®dico en el palacio de Bel¨¦m. Nada, por tanto, de grabadoras o citas textuales. S¨®lo una charla distendida en la que expuso la visi¨®n que como presidente tiene del pa¨ªs.
El otro actor principal de la vida pol¨ªtica portuguesa, el primer ministro, Mario Soares, rechaz¨® la petici¨®n de mantener un encuentro con el enviado de este peri¨®dico.
El papel del presidente
Considera Eanes que la situaci¨®n actual de crisis generalizada tiene causas m¨²ltiples, y una de ellas es el mal funcionamiento de los partidos, que no son solamente el reflejo de ideolog¨ªas y grupos de ¨ªntereses. Si fuera as¨ª, ser¨ªan din¨¢micos, capaces de adaptarse a las situaciones y darles respuesta adecuada. M¨¢s bien parecen, asegura, agencias de empleo, clubes en los que se negocian favores, con tendencia a ocupar todos los instrumentos del Estado y asfixiar a la sociedad. No es razonable que los partidos quieran repartirse el monopol¨ªo de la informaci¨®n, de las empresas o de los bancos.
Tiene que haber un reconocimiento para la competencia t¨¦cnica de las personas, aunque el Gobierno tenga derecho a dar indicaciones pol¨ªticas, estima el presidente portugu¨¦s. El no respeto de esta regla es particularmente grave en un pa¨ªs con una Administraci¨®n centralizada y centralizadora y un sector p¨²blico grande y de gran peso. Eanes recuerda que incluso un ministro (el de Justicia, Rui Machete, del PSD) ha reconocido p¨²blicamente que el Gobierno funciona como una confederaci¨®n de ministerios, y varios ex titulares de Finanzas se han quejado de la falta de modelo econ¨®mico y de desarrollo. Aun as¨ª, el presidente portugu¨¦s admite y reafirma que sin partidos no hay democracia, aunque tienen que modificar su pr¨¢ctica respecto a la naci¨®n.
Eanes, que personalmente est¨¢ muy lejos de dar la impresi¨®n de
hieratismo que ofrece en sus comparecencias p¨²blicas, no elude pronunciarse sobre la guerrilla institucional abierta por su discurso de fin de a?o y continuada por la dura respuesta del Gobierno. Y reitera una de sus preocupaciones obsesivas desde la revisi¨®n constitucional de 1982: que el Gobierno no depende de la confianza pol¨ªtica del presidente.
No es el papel de ¨¦ste destituir a los Gobiernos por tener o no confianza en ellos, por estar o no de acuerdo con su acci¨®n pol¨ªtica. Es el Gobierno, afirma, el que, a trav¨¦s de la presentaci¨®n de su programa en el Parlamento, establece con la naci¨®n un contrato, pero no tiene por qu¨¦ contar con la aprobaci¨®n del presidente. El jefe del Estado, eso s¨ª, debe destituir al Gobierno cuando considere que no permite el normal funcionamiento de las instituciones democr¨¢ticas.
La nota de respuesta del Gobierno al mensaje presidencial plantea un falso dilema, en opini¨®n de Eanes, cuando dice que, si el jefe del Estado tiene confianza en el Gobierno, no debe criticarlo y que, si no la tiene, debe destituirlo. Este planteamiento no es constitucional.
El presidente portugu¨¦s asegura que no tiene datos que le lleven a pensar que el balance que hizo de la situaci¨®n no fuera correcto. Reconoce dos resultados positivos: la desaceleraci¨®n del consumo p¨²blico administrativo y la reducci¨®n del ritmo de endeudamiento externo. No est¨¢, sin embargo, de acuerdo con el precio: una recesi¨®n insoportable, con quiebra de las inversiones e insuficiente utilizaci¨®n del aparato productivo. Y recuerda, entre otros aspectos, que no se han comenzado a estudiar los cambios estructurales que precisa el sector agrario, la regresividad e injusticia del sistema fiscal y las dificultades puestas al funcionamiento del sector empresarial privado.
El presidente no considera ni natural ni l¨®gica la respuesta del Gobierno a su mensaje, y recuerda que el presidente es elegido por sufragio universal y por ello est¨¢ ligado a los electores por un contrato. No puede callarse en situaciones cr¨ªticas como la actual, porque, de hacerlo, podr¨ªa consider¨¢rsele un c¨®mplice de mala gobernaci¨®n del pa¨ªs. Los portugueses que no militan en ning¨²n partido (que son un 97%) podr¨ªan pensar entonces, dice, que el r¨¦gimen democr¨¢tico no obliga a los dirigentes a cumplir sus promesas, y podr¨ªan constituirse en una oposici¨®n latente que abriese las puertas a una aventura totalitaria.
Sobre el eventual partido eanista, el presidente portugu¨¦s reconoce que hay en formaci¨®n un movimiento organizado por algunas de las personas que apoyaron su reelecci¨®n en 1980, y que defiende el mismo conjunto de valores que ¨¦l, contesta al inmovilismo del sistema y quiere ofrecer una nueva esperanza al pa¨ªs. No oculta su inter¨¦s en modificar el funcionamiento actual del sistema, pero deja muy claro que, por el momento, lo har¨¢ como jefe de Estado y no como dirigente partidario.
Recuerda, sin embargo, que cuando termine su mandato piensa seguir una acci¨®n pol¨ªtica a trav¨¦s de un partido. Todo lo que supere este planteamiento, afirma, es pura especulaci¨®n. Eanes considera posible que puedan surgir uno o m¨¢s partidos, con una pr¨¢ctica pol¨ªtica diferente a los actuales.
El inquilino del palacio de Bel¨¦m ve en las elecciones presidenciales la oportunidad para crear una situaci¨®n nueva y la posibilidad de soluciones diferentes, con o sin la creaci¨®n de otros partidos.
Despu¨¦s de las elecciones
Una eventual victoria de Mario Soares (probable candidato socialista, con quien dice mantener unas relaciones normales) no bloquear¨ªa, en su opini¨®n, la posibilidad de cambio. Habr¨ªa que analizar cualitativamente los resultados. Porque podr¨ªa ocurrir que el candidato vencido tuviese el apoyo suficiente como para indicar que una parte considerable del electorado apoya un proyecto pol¨ªtico para que se constituya en oposici¨®n. Esta fuerza tendr¨ªa la obligaci¨®n de continuar activa y con un peso suficiente para, aun sin ser mayoritaria, lograr un cambio en el funcionamiento del sistema.
Eanes estima que el presidente portugu¨¦s, con el actual ordenamiento constitucional, se encuentra en una situaci¨®n delicada, y que un jefe de Estado sin el potencial pol¨ªtico que ¨¦l ha almacenado a lo largo de nueve a?os de mandato no habr¨ªa podido estar en silencio durante 18 meses sin ser acusado de ser c¨®mplice de la actuaci¨®n del Gobierno. La presidencia ni siquiera es econ¨®mica y financieramente aut¨®noma, no tiene medios. Pueden pedirse favores, asegura, pero hasta un presidente se cansa de pedirlos.
El hecho de que el jefe del Estado fuese el l¨ªder del partido o de uno de los partidos del Gobierno facilitar¨ªa, seg¨²n Eanes, la actuaci¨®n presidencial, pero el ordenamiento actual, al establecer que el candidato debe ser presentado por un grupo de ciudadanos, expresa claramente la relaci¨®n del presidente a la naci¨®n de forma directa, no a trav¨¦s de los partidos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.