Tratar el dolor cuesta m¨¢s que el c¨¢ncer y las cardiopat¨ªas
El tratamiento del dolor cr¨®nico representa un coste econ¨®mico superior al que suponen las enfermedades cardiacas y el c¨¢ncer juntos, seg¨²n las estimaciones hechas por los expertos y expuestas en una reciente reuni¨®n cient¨ªfica celebrada en Madrid. El dolor ha pasado tambi¨¦n a ser una de las principales causas de consulta en psiquiatr¨ªa, junto con la toxicoman¨ªa y la depresi¨®n. Los especialistas han se?alado que el tratamiento del dolor, especialmente el cr¨®nico, no es muchas veces el adecuado, ya que no se aprovechan todas las posibilidades de la terap¨¦utica moderna.
"La era de la angustia dej¨® paso a la actual era de la depresi¨®n, y ahora estamos asistiendo al nacimiento de la era del dolor", se?al¨® Jos¨¦ Manuel L¨®pez Ibor Ari?o, jefe del servicio de psiquiatr¨ªa de la Ciudad Sanitaria Primero de Octubre de la Seguridad Social, de Madrid, en el simposio sobre el dolor celebrado recientemente en Madrid. Como muestra de su afirmaci¨®n, L¨®pez Ibor indic¨® que actualmente las consultas de psiquiatr¨ªa est¨¢n volcadas en la depresi¨®n, la toxicoman¨ªa y el dolor, "tres fen¨®meno que, pese a ser tan diferentes, corren paralelos".El dolor es la principal raz¨®n de que la gente consuma medicinas y tambi¨¦n la queja m¨¢s frecuente que escuchan los m¨¦dicoen sus consultas, seg¨²n indic¨® Francisco Jos¨¦ Fl¨®rez Tasc¨®n jefe del servicio de endocrinolog¨ªa geri¨¢trica del hospital cl¨ªnico de San Carlos de la Seguridad Social, de Madrid. ?ste, resalt¨® el alto costo econ¨®mico del dolor, puesto de relieve por el especialista norteamericano John Bonika en el Congreso Mundial sobre Dolor celebrado el pasado mes de septiembre en Estados Unidos, al se?alar que s¨®lo el dolor cr¨®nico cuesta m¨¢s que el c¨¢ncer y las cardiopat¨ªas, e incapacita a m¨¢s personas que esas dos enfermedades juntas. Una cifra que en su pa¨ªs asciende a 13 billones de pesetas.
El alto coste del dolor podr¨ªa reducirse en gran medida rehabilitando al enfermo incapacitado laboralmente por dolor cr¨®nico y aplicando tratamientos correctos, seg¨²n Jos¨¦ Luis Madrid, director de la cl¨ªnica del dolor del Primero de Octubre, la ¨²nica que existe en Espa?a con personal propio y capacidad de hospitalizaci¨®n. Madrid defendi¨® la creaci¨®n de unidades especializadas de este tipo aduciendo que "los medios que existen para aliviar el dolor no se emplean, o se utilizan inadecuadamente, y estas unidades, donde se trata el dolor de manera multidisciplinaria, permiten un importante ahorro de dinero, al disminuir el coste farmac¨¦utico y de hospitalizaci¨®n y no hacer cirug¨ªa innecesaria porque muchos de los problemas de dolor cr¨®nico no maligno son en gran parte debidos a yatrogenia quir¨²rgica, es decir, inducidos por el propio m¨¦dico al realizar operaciones innecesarias.
El dolor no se puede medir, indica Madrid, porque se trata siempre de una vivencia subjetiva, lo que todav¨ªa hace m¨¢s dif¨ªcil su tratamiento y control, al ser una experiencia distinta para cada sujeto. La labor mediatizadora del psiquismo en las manifestaciones dolorosas fue resaltada tambi¨¦n por L¨®pez Ibor Ari?o, quien dijo que "existen factores psicol¨®gicos involucrados en los s¨ªntomas de dolor y, de hecho, ¨¦stos pueden incrementar su intensidad". Como muestra se?al¨® algunas consecuencias deseables derivadas del dolor, como no realizar determinadas actividades y obtener mayor apoyo del entorno personal.
Dimensi¨®n psicol¨®gica
Esta dimensi¨®n psicol¨®gica del dolor, la circunstancia que lo acompa?a, fue lo que destac¨® Fl¨®rez al recordar el efecto Anzio -los militares que iban a ser evacuados durante la guerra necesitaban menos morfina que los heridos civiles- y el efecto placebo -lograr resultados terap¨¦uticos por sugesti¨®n con una sustancia inocua, creyendo que es un f¨¢rmaco activo-, lo que demuestra que "el temor, la ansiedad y el estr¨¦s pueden hacer que el dolor parezca peor de lo que es en realidad, mientras que la esperanza y el ¨¢nimo pueden hacerlo menos intenso".El que se trate de una experiencia diferente para cada individuo no impide establecer cu¨¢les son los dolores objetivamente m¨¢s intensos, una categor¨ªa que, seg¨²n Madrid, corresponde a "todos los que afecten a los nervios, porque puede haber otros dolores muy intensos, pero de corta duraci¨®n, y se olvidan r¨¢pidamente. Sin embargo, donde hay una lesi¨®n nerviosa se produce un dolor continuo, machac¨®n, constante y generalmente progresivo. ?se es el dolor m¨¢s intenso y, sobre todo, el que m¨¢s trastornos ps¨ªquicos produce".
Los descubrimientos en el campo farmacol¨®gico y neurofisiol¨®gico son la gran esperanza para el tratamiento del dolor, indica Madrid. Sin embargo, las endorfinas, una especie de narc¨®ticos producidos de forma natural por el cerebro y la m¨¦dula espinal de las que hasta hace poco tiempo se pensaba que podr¨ªan ser la panacea contra el dolor, han defraudado. "El organismo produce estos narc¨®ticos en situaciones extremas, como, por ejemplo, en momentos de gran estr¨¦s, cuando se produce un accidente grave, para evitar que la persona que lo sufre se muera de dolor, pero tienen una acci¨®n muy fugaz, que m¨¢s que terap¨¦utica es protectora, porque, si no se destruyeran r¨¢pidamente, el sujeto estar¨ªa en un estado constante de analgesia".
Madrid, que indic¨® que en el ¨²ltimo a?o se atendi¨® a m¨¢s de 2.500 personas en la cl¨ªnica del dolor, de las que un 60% estaban incapacitadas, recalc¨® el papel que corresponde al m¨¦dico en este proceso y la importancia de que sepa estar a la altura de lo que se espera de ¨¦l, porque "el enfermo sabe que no tenemos todas las respuestas, pero nos pide que le acompa?emos en ese dolor".
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