Escepticismo en la calle
J. C. Ante las barreras policiales que acordonaban la zona del tribunal de Torun se agrupaban ayer personas que comentaban la sentencia. En la ciudad de Cop¨¦rnico reinaba un fr¨ªo espantoso, con las calles heladas y el term¨®metro a 15 grados bajo cero. Los ni?os jugaban con trineos y patinaban por las pistas de hielo, mientras el V¨ªstula -donde 70 kil¨®metros m¨¢s arriba, arrojaron los asesinos el cuerpo de Popieluszko- apenas se advert¨ªa bajo la gigantesca capa de hielo. "Es un t¨ªo insolente, que evidentemente merece la pena de muerte y que le ejecuten", coment¨® al enviado especial de EL PA?S un trabajador de los astilleros de Gdynia, que estaba con su esposa y su hija de vacaciones en Torun y paseaba por la calle helada en las cercan¨ªas del tribunal. El obrero se refer¨ªa al principal acusado, Piotrowski, que en la noche anterior hab¨ªa aparecido en las pantallas de la televisi¨®n con su discurso final ante el tribunal. Un taxista coment¨® las palabras de Piotrowski en televisi¨®n con la frase: "Por los menos, ante el tribunal se comport¨® como un hombre".
Dos hombres de unos 40 a?os, con aspecto de obreros, comentaron al conocer la sentencia: "Lo importante es saber cu¨¢ntos a?os le echaron de privaci¨®n de derechos civiles, porque si son pocos, saldr¨¢n a la calle con la pr¨®xima amnist¨ªa". Una joven estudiante exclam¨®: "Aqu¨ª no hay justicia". Una se?ora de 40 a?os dijo que: "Era de suponer que, aunque pudieran, no condenasen a muerte a uno de los suyos". Otra mujer expresaba dudas de que todav¨ªa estuviesen encarcelados, y coment¨®: "A ¨¦sos los llevar¨¢n en seguida de vacaciones a Cuba".
M¨¢s radical se expresaba un vagabundo que circulaba por all¨ª cuando dijo: "Aqu¨ª hay un abedul. Habr¨ªa que colgarlos del ¨¢rbol, uno detr¨¢s de otro". Otro hombre a?adi¨®: "... pero hay que colgarlos de otra parte del cuerpo a esos esbirros". Una anciana de aspecto campesino se alegraba de que a Chmielewski s¨®lo le hayan condenado a 14 a?os: "Me daba pena verle, con esas muecas en la cara". Un viejo le replic¨® airado: "Pero matar s¨ª sab¨ªa".
Cuando la polic¨ªa trat¨® de alejar a un equipo de televisi¨®n extranjera, el p¨²blico reunido en la calle protest¨®. Un polic¨ªa uniformado dijo: "V¨¢yanse, que la cosa ya se acab¨®". Un hombre le grit¨® al polic¨ªa: "Se habr¨¢ acabado para la gente como usted, pero no para m¨ª ni para el pueblo. Para nosotros esto no est¨¢ acabado".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.