La cultura acient¨ªfica espa?ola
La cultura sigue estando relacionada en Espa?a con aquellos conocimientos correspondientes a las llamadas ciencias humanas o letras, se?alan los autores de este art¨ªculo, que pretenden llamar la atenci¨®n sobre el desfase respecto a la realidad que supone esta actitud de la sociedad espa?ola, cuando la ciencia y la tecnolog¨ªa son en la actualidad factores determinantes de nuestro modo de vida. No son ajenos a esta situaci¨®n los cient¨ªficos, que muchas veces reh¨²yen la labor de divulgaci¨®n necesaria para que la sociedad tome conciencia de su papel.
En la concepci¨®n del mundo del ciudadano medio (e incluso del hombre culto) de este pa¨ªs no se incluye pr¨¢cticamente ning¨²n conocimiento cient¨ªfico serio. Y esto no es as¨ª por casualidad: cuando en Espa?a se evoca el t¨¦rmino cultura se piensa inmediatamente en hombres de letras, practicantes de las ciencias humanas. Ellos son los que desde todo tipo de tribunas p¨²blicas, como televisi¨®n, radio, prensa escrita, etc¨¦tera, disertan sobre multitud de problemas que abarcan desde los puramente literarios o art¨ªsticos hasta los francamente pol¨ªticos, pasando por comentarios sobre las nuevas tecnolog¨ªas y sus problemas ¨¦ticos.Se podr¨ªa pensar que esto sucede debido a que los espa?oles son insensibles (o se aburren) a este tipo de conocimiento. Sin embargo, los paneles de audiencia de TVE indican que programas de divulgaci¨®n como el norteamericano Cosmos interesan (a pesar de la hora a la que est¨¢ programada su emisi¨®n) a sectores muy amplios de la poblaci¨®n, y lo mismo ocurre con revistas como Conocer o Muy interesante.
Tampoco se trata de un hecho general e inevitable en los albores del siglo XXI: en otros pa¨ªses la esfera cultural y la esfera cient¨ªfica no se encuentran en la misma situaci¨®n de incomprensi¨®n e ignorancia mutua que entre nosotros; en la concepci¨®n del mundo de un ciudadano de la Comunidad Europea los resultados y conocimientos de la ciencia contempor¨¢nea representan un papel mucho m¨¢s importante que en el caso espa?ol, y ello debido a que, aunque ajeno a su profesi¨®n en la mayor¨ªa de los casos, ha recibido una cierta dosis de esos conceptos a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n.
Aqu¨ª -incluso en este peri¨®dico- esta dosis es m¨ªnima, y adem¨¢s en gran medida traducida de fuentes extranjeras, en general norteamericanas.
Tambi¨¦n se podr¨ªa pensar que lo que ocurre es que en Espa?a no hay ciencia original, que vivimos todav¨ªa de espaldas a la esfera cient¨ªfica de la que estamos hablando.
?sta, incidentalmente, parece ser la postura de los organizadores de no pocas actividades culturales, en las que se ignora la ciencia de modo casi sistem¨¢tico.
Mejor dicho, es todav¨ªa peor: se habla de los efectos de la ciencia, de su incidencia en la vida moral, del complejo de culpa por la amenaza de holocausto nuclear, de los peligros orwellianos de la ingenier¨ªa gen¨¦tica, etc¨¦tera, por personas que ignoran en muchos casos todo aquello sobre lo que pontifican y, lo que es todav¨ªa peor, sin que el p¨²blico espa?ol pueda formarse una opini¨®n responsable por s¨ª mismo escuchando debates entre personas informadas.
Una posible explicaci¨®n hist¨®rica
Es probable que exista una explicaci¨®n hist¨®rica para esta actitud; no es nuestra intenci¨®n, en este momento, sin embargo, par ticipar en la pol¨¦mica sobre la ciencia espa?ola. El hecho es que en las ¨²ltimas d¨¦cadas de este si glo hemos asistido en Espa?a a un crecimiento verdaderamente espectacular en no pocas disciplinas de ciencias b¨¢sicas e incluso en algunas ramas de la ingenier¨ªa.
Los investigadores espa?oles en dichos campos empiezan a publicar asiduamente en las revistas internacionales m¨¢s competitivas del mercado, son respetados en el extranjero y se insertan cada vez m¨¢s en grupos europeos de trabajo, y todo ello en una medida hoy por hoy infrecuente en las ciencias humanas y sociales de este pa¨ªs.
Hay, por consiguiente, un desfase entre la realidad (tal como nosotros la vemos) y la imagen de la misma que nos transmiten los medios de comunicaci¨®n de, masas, que, dicho sea de pasopen general est¨¢n controlados or personas con formaci¨®n humanista. ?Qu¨¦ hacer? Es evidente que la ineludible modernizaci¨®n de la sociedad espa?ola necesita un cambio fundamental de estructuras tambi¨¦n en este terreno: es necesario que la ciencia contempor¨¢nea entre a formar parte del mensaje cultural, para lo cual Televisi¨®n Espa?ola ha de abrir sus puertas a cient¨ªficos competentes, dot¨¢ndolos de la necesario cobertura t¨¦cnica; los peri¨®dicos han de construir secciones serias y estables de ciencia y t¨¦cnica y los hombres de letras espa?oles han de decidirse a mejorar sustancialmente sus conocimientos cient¨ªficos.
Despreocupaci¨®n, prepotencia y hostilidad
Tambi¨¦n es cierto que la mayor¨ªa de los investigadores espa?oles competentes se despreocupa alegremente de estos temas, cuando no muestra una actitud de abierta prepotencia y hostilidad hacia los hombres de letras.
La incipiente comunidad cient¨ªfica espa?ola tiene que salir de su torre de marfil; se ha de estar dispuesto a dejar de publicar alg¨²n art¨ªculo al a?o para participar en tareas de divulgaci¨®n e incluso para hacer un esfuerzo de estudio de las consecuencias sociopol¨ªticas de la propia pr¨¢ctica cient¨ªfica, esfuerzo que posibilitar¨ªa una participaci¨®n activa en la pol¨¦mica sobre la constituci¨®n de la sociedad futura.
En definitiva, de lo que se trata es de poner los medios para que la ciencia sea realmente conocida y controlada por los ciudadanos, de forma que la poblaci¨®n pueda decidir sobre su futuro con el mayor conocimiento de causa posible.
y Jos¨¦ M. S¨¢nchez Ron son profesores del departamento de F¨ªsica Te¨®rica de la universidad Aut¨®noma de Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.