Suiza, una jungla de 4.000 bancos
El ex diputado helv¨¦tico Jean Ziegler afirma que hay cerca de 50.000 millones de d¨®lares espa?oles en el pa¨ªs helv¨¦tico
Fue Voltaire quien dijo que "si usted ve a un banquero suizo saltar por la ventana, salte detr¨¢s. ?Seguramente hay dinero por medio!" El marqu¨¦s de Chateaubriand, por su parte, a?adi¨®: "Neutros en las grandes revoluciones de los Estados que les rodean, los suizos se enriquecen con la desgracia de los dem¨¢s y fundan una banca sobre las calamidades humanas". Para el soci¨®logo suizo Jean Ziegler, profesor de la universidad y del Instituto de Desarrollo de Ginebra, ex diputado y miembro de la comisi¨®n ejecutiva del Partido Socialista suizo y de la Internacional Socialista, "Suiza vive del pillaje sistem¨¢tico de otras econom¨ªas en crisis. Porque la prosperidad de Suiza se basa en la fuga de capitales de todo el mundo".
La Confederaci¨®n Helv¨¦tica es el primer mercado de oro del mundo. Seg¨²n estad¨ªsticas del Banco Mundial, Suiza es el segundo pa¨ªs m¨¢s rico del planeta en t¨¦rminos de renta per c¨¢pita, tras Kuwait. Y en el pa¨ªs m¨¢s monta?oso de Europa, no hay m¨¢s que nieve y agua clara que baja de las monta?as por toda materia prima.Con siete millones de habitantes, uno de ellos compuesto por trabajadores extranjeros -espa?oles, portugueses, italianos, dedicados al taxi, camareros, porteros de inmuebles, servicio dom¨¦stico y otros trabajos rechazados por los nativos-,Suiza, donde no existe paro, es el segundo inversor en Africa del Sur y el tercero en Brasil; una gran potencia mundial desde el punto de vista financiero, con una ¨²nica materia prima: dinero.
El secreto bancario total es la clave del arco suizo. Pero hay secreto bancario en todos los pa¨ªses del mundo, suelen protestar los banqueros ginebrinos. "Mentira", replica Ziegler. "La violaci¨®n del secreto bancario es en Suiza un delito penado por ley, mientras que en cualquier pa¨ªs del mundo es una discreci¨®n comercial. Si usted dice aqu¨ª que ha visto a tal se?or entrar en un banco, tambi¨¦n puede ir a la c¨¢rcel".
El soci¨®logo helv¨¦tico sostiene que hay en Suiza cerca de 50.000 millones de d¨®lares espa?oles, de los cuales 10.000 millones, m¨¢s de 1,7 billones de pesetas, son producto de la evasi¨®n, y el resto, plusval¨ªas.
En Suiza hay m¨¢s de 4.000 bancos distintos. Una verdadera jungla de instituciones financieras del m¨¢s variado pelaje pueblan todo Ginebra, y son especialmente llamativas, a pesar de su pretendida discreci¨®n, en la Rue du Rh?ne, la calle chic ginebrina. Es ilustrativo un vistazo a las placas de cualquier inmueble de esa calle: bancos desconocidos, firmas contables, compa?¨ªas fiduciarias, de gesti¨®n de fortunas, se aprietan en el espacio que dejan libre las joyer¨ªas mas caras del mundo, donde parece exhibirse, a precios prohibitivos, la mitad del oro y brillantes que uno pueda imaginar que existe en el mundo, por no hablar de los seductores dise?os de la nueva relojer¨ªa suiza.
Secreto a toda prueba
La mayor¨ªa de esas instituciones son simples oficinas, con tres o cuatro ejecutivos, hombres de la absoluta confianza de sus patronos, y otras tantas secretarias. Muchas de estas oficinas son el ¨²nico soporte f¨ªsico perceptible, aunque sea a trav¨¦s de una discreta placa en la puerta de un piso ginebrino, de una red privada que capta dinero y trabaja a comisi¨®n, colocando despu¨¦s ese dinero en uno cualquiera de los grandes bancos comerciales suizos, que ser¨¢ el encargado de invertir esa suma en las minas de oro de ?frica del Sur, en los treasury bills norteamericanos o en los negocios de la mafia internacional.
El dinero evadido no se suele quedar en Suiza. Entre otras cosas, porque los beneficios o dividendos de toda inversi¨®n efectuada f¨ªsicamente en el pa¨ªs pagan un impuesto del 35%, gravamen que se elude si el dinero se invierte en el exterior, aunque la cuente abra en Suiza.
"Yo pienso que Francisco Javier Palaz¨®n hizo sus primeros pasos con la maleta diplom¨¢tica", asegura Jean Ziegler, "haciendo de intermediario entre personas del r¨¦gimen y un banquero suizo. Luego la red se va ampliando y transformando, de forma que ya no es posible andar transportando el dinero a trav¨¦s de las fronteras, y la fuga de capitales se hace mediante operaciones de compensaci¨®n y apunte contable en cada pa¨ªs. Las relaciones comerciales entre los dos pa¨ªses facilitan ese tr¨¢fico. Por ejemplo, cualquiera de las multinacionales suizas establecidas en Espa?a puede pagar a sus proveedores y asalariados con dinero de fuga facilitado por espa?oles, que a su vez contar¨¢n con su contravalor en d¨®lares o francos suizos apuntado en un banco helv¨¦tico".
"Hay otras muchas posibilidades", contin¨²a Ziegler, "porque en Suiza hay mucha banca internacional que tiene tambi¨¦n oficina abierta en Espa?a. Es muy f¨¢cil. No es posible controlar todos los coches que cruzan la frontera o los yates que salen de puerto. Adem¨¢s, est¨¢ la subf¨¢cturaci¨®n de exportaciones, los cr¨¦ditos en moneda extranjera; las posibilidades son casi infinitas."
Los pocos suizos con problemas morales sobre el pillaje exterior que el establishment financiero helv¨¦tico lleva a cabo perdieron la batalla en toda la regla con ocasi¨®n del refer¨¦ndum celebrado el pasado 20 de mayo de 1984. La derrota no pudo ser m¨¢s apabullante: s¨®lo un 18% de los votos se mostraron partidarios de la abolici¨®n del secreto bancario.
Una moral relajada
La propuesta constitucional socialista derrotada era, sin embargo, m¨¢s ambiciosa que el simple secreto bancario. "El problema es que en Suiza existe la libre convertibilidad de divisas; que no reconoce como delito la evasi¨®n de capitales y la evasi¨®n fiscal; que la importaci¨®n y exportaci¨®n de capitales no necesita aqu¨ª autorizaci¨®n de? banco central, contrariamente al resto del mundo. Suiza no presta ninguna ayuda jur¨ªdica al resto del inundo, de forma que Palaz¨®n puede ser condenado en Espa?a, pero el dinero fugado no podr¨¢ volver a Espa?a, porque esa sentencia no supondr¨¢ secuestro de los fondos evadidos, cosa que s¨®lo ser¨ªa posible de haber mediado delito de sangre.
Hay casos dram¨¢ticos de pa¨ªses que reclaman en Suiza cantidades importantes sin ning¨²n resultado. En Etiop¨ªa, v¨ªctima de una hambruna feroz, el Gobierno de Addis-Abeba busca 6.000 m¨ªllones de d¨®lares, m¨¢s de un bill¨®n de pesetas, pertenecientes al patrimonio de emperador Haile Se
Suiza, una jungla de 4.000 bancos
lasie, depositado en Basilea en la Soci¨¦t¨¦ de Banques Suisses. Nicaragua est¨¢ tratando de recobrar el tesoro de la familia Somoza, hoy en Suiza, que consta de la fortuna personal del dictador m¨¢s las reservas de oro del Banco Nacional de Managua, que salieron v¨ªa Miami.Tancredo Neves, presidente electo de Brasil, va a intentar recuperar 20.000 millones de d¨®lares, m¨¢s de 3,5 billones de pesetas, que est¨¢n refugiados en Suiza -la cuarta parte de la deuda exterior del pa¨ªs- Ra¨²l Alfons¨ªn ha realizado un viaje personal a Berna para gestionar la vuelta de miles de millones de d¨®lares robados durante la dictadura militar, sin haber conseguido ning¨²n resultado.
Desacreditar a los cr¨ªticos
El aparato suizo ha conseguido aislar y desacreditar a los que, desde dentro, protestan contra esta situaci¨®n. "Ziegler es un soci¨®logo exc¨¦ntrico que no sabe lo que dice". M¨¢s a¨²n, los que enarbolan prejuicios morales contra este tipo de pillaje son tachados de traidores. "La oligarqu¨ªa suiza es tan rica", se?ala Ziegler, "controla imperios multinacionales tan rentables, que puede pagar salarios superiores en un 30% a los de Francia. Eso significa que tenemos un nivel de vida muy alto, financiado por la fuga de capitales. Por eso una mayor¨ªa de suizos vota contra un proyecto de ley como el se?alado".
Ziegler apunta el nacimiento de una revuelta moral entre los j¨®venes suizos contra este estado de cosas, "contra este tipo de terrorismo de Estado. La existencia de una oligarqu¨ªa bancaria en el centro de Europa, que vive de la de scapitaliz aci¨®n de otras econom¨ªas con graves problemas de paro, es un factor de inestabilidad en Europa de cara al final de siglo, dentro de un contexto de democracias inestables. Es, adem¨¢s, un sabotaje pol¨ªtico efectuado por individuos contrarios al sistema democr¨¢tico y consentido por mi pa¨ªs".
En el Estado suizo hay pr¨¢cticamente total libertad para abrir bancos, con tal de que se tenga el dinero y las ganas de hacerlo. En la fauna bancaria suiza hay tres tipos de instituciones. En primer lugar, los banqueros privados, que no son sociedades an¨®nimas, los sitting bankers, en la jerga financiera internacional, bancos de familias, de origen protestante, del tiempo de la Contrarreforma. Dedicados a la gesti¨®n de grandes fortunas personales, pocos y muy poderosos y han sido los preferidos tradicionalmente por la aristocracia espa?ola desde hace siglos. Suelen invertir en oro, y el banquero toma un 1 o un 2 por 1.000 de la inversi¨®n anualmente.
En segundo lugar est¨¢ la gran banca comercial suiza (Union de Banques Suisses, Cr¨¦dit Suisse, etcetera), preferidos por los nuevos acaudalados, que mantienen con ellos un lenguaje en clave, con intermediarios y un mandato abierto al banco: "Quiero que me compren en la bolsa de Nueva York papel del Tesoro o acciones de los blue chips". El banco especula libremente con la cantidad que le es cedida.
A veces el due?o del capital prefiere consultar diariamente las cotizaciones de los distintos mercados, ordenando por medio del tel¨¦fono a su banquero suizo los movimientos de su cartera. Para este tipo de operaciones, totalmente cubiertas por el secreto bancario, los banqueros suizos son mundialmente famosos por su eficacia.
Un tercer tipo de bancos suizos son los de la Mafia, donde el gran objetivo no es guardar dinero y especular con ¨¦l, sino blanquearlo. Dinero sucio procedente de la coca¨ªna, la prostituci¨®n parte de Madrid con una cuenta numerada. El banquero funda en Suiza con ese dinero una sociedad an¨®nima, la cual puede ya invertir en Espa?a a su nombre. "Un Estado democr¨¢tico no puede luchar contra la fuga de capitales porque los medios de evasi¨®n son casi infinitos", asegura Jean Ziegler. "S¨®lo se puede combatir apelando al patriotismo de los ciudadanos".
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