Nicaragua trata de sanear su econom¨ªa con medidas afines a las recetas del FMI
El Gobierno nicarag¨¹ense trata de sanear su econom¨ªa con medidas de corte liberal que coinciden a grandes rasgos con las recetas que el Fondo Monetario Internacional (FMI) suele imponer a las naciones en crisis: supresi¨®n de subsidios, freno al gasto p¨²blico y devaluaci¨®n de la moneda. Incluso las alzas salariales con las que s¨¦ pretende aliviar el impacto que este programa va a tener sobre los precios se vinculan a un aumento de la productividad.
El presidente Daniel Ortega ha advertido que la revisi¨®n de los sueldos no va a permitir que los trabajadores adquieran m¨¢s productos, sino que trata s¨®lo de restablecer el equilibrio que se manten¨ªa hasta ahora mediante los subsidios estatales.Este plan de austeridad ha sido justificado por tres conceptos: el esfuerzo de guerra, que absorbe el 40% del presupuesto; la crisis financiera, y la lucha contra la especulaci¨®n. Ortega no silenci¨® que el suministro a los combatientes sigue siendo una tarea prioritaria que acarrea nuevos sacrificios en la retaguardia.
El Gobierno no va a cejar en su combate contra los alzados en armas, aunque ha reiterado su oferta de reanudar cuanto antes las negociaciones de Manzanillo (M¨¦xico) con Estados Unidos, para encontrar una soluci¨®n negociada al conflicto.
En el orden financiero, la situaci¨®n est¨¢ cerca de la bancarrota. Nicaragua tiene una deuda exterior de 4.350 millones de d¨®lares, equivalente a sus,exportaciones de 10 a?os. En 1985 deber¨¢ pagar en concepto de amortizaciones e intereses cerca de 870 millones, el doble de sus ventas al exterlor.
La renegociaci¨®n de la deuda resulta por tanto inevitable, pero los bancos acreedores exigir¨¢n probablemente un acuerdo previo con el FMI, siguiendo la pauta trazada a otros pa¨ªses de Am¨¦rica Latina.
El Gobierno sandinista ha rechazado sistem¨¢ticamente esta f¨®rmula por los altos costes sociales que suele implicar, pero en esta ocasi¨®n se ha anticipado de hecho a algunas exigencias del Fondo, aunque lo justifique por razones distintas de las que emplea el organismo financiero.
La lucha contra la especulaci¨®n pretende impedir que toda la poblaci¨®n laboral se dedique al comercio abandonando los sectores productivos. Acaparar mercanc¨ªas subsidiadas para revenderlas luego en el mercado negro se hab¨ªa convertido en el negocio m¨¢s saneado. Con la supresi¨®n de los subsidios desaparece su principal fuente de abastecimiento, al mismo tiempo que las subidas de salarios pretenden incentivar la producci¨®n.
La devaluaci¨®n de la moneda quiere evitar la salida de recursos al exterior. En el mercado negro, el d¨®lar hab¨ªa llegado a cotizarse a 500 c¨®rdobas, mientras el Estado manten¨ªa una paridad artificial de 28. A partir de ahora habr¨¢ cinco tipos de cambio, cuatro oficiales -que oscilan entre 10 y 50 c¨®rdobas por d¨®l¨¢r, para el servicio de la deuda y las importaciones esenciales-, y otro libre regido por la ley de la oferta y la demanda.
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