La clasificaci¨®n de los mandos militares
Han aparecido estos ¨²ltimos d¨ªas noticias y comentarios en Prensa diaria y revistas sobre los sistemas de selecci¨®n de los mandos del Ej¨¦rcito, con especial incidencia en la selecci¨®n de los jefes que deben realizar el curso que les capacite para ascender al generalato. Se han comentado las decisiones del Consejo Superior -y su futura intervenci¨®n para resolver algunos casos dudosos. Incluso han aparecido, en las secciones de Opini¨®n de alguna Prensa, art¨ªculos de jefes implicados en el tema por haber sido ellos mismos objeto de esa clasificaci¨®n. En este ¨²ltimo caso, y como es natural, los que no obtuvieron la puntuaci¨®n suficiente para ser llamados al curso se mostraban contrarios y cr¨ªticos con el sistema empleado.Se ve con frecuencia, desde dentro de la instituci¨®n, c¨®mo jefes brillantes, con una trayectoria ejemplar, deben pasar a la reserva activa (situaci¨®n en la que ya no podr¨¢n desempe?ar ninguna funci¨®n ¨²til para las Fuerzas Armadas), mientras que otros de menos edad, a los que sus propios compa?eros situar¨ªan muy por debajo de aqu¨¦llos en una hipot¨¦tica escala de valores, acceden a los m¨¢s altos puestos de los escalafones.
Cualquier sistema de selecci¨®n de los que se pueden emplear resultar¨¢ bueno para unos y malo para otros. Generalmente la apreciac¨ª¨®n estar¨¢ condicionada por situaciones personales (cada cual habla de la feria seg¨²n le va en ella). Pero hay una valciraci¨®n, que puede emplearse de manera complementarla de cualquier otra, y que parece infalible para el caso que nos ocupa: la valoraci¨®n de las mejoras, innovaciones, beneficiosas y progresos producidos en los detinos desempe?ados en cada uno de los empleos alcanzados, en especial aquellos en que la capacidad de tomar decisiones era, exclusiva o colegiadamente, de ellos.
Hay jefes excelentes, de impecable trayectoria profesional en cuanto a titulaciones y especializaci¨®n, de recta conducta que les ha hecho acreedores a condecoraciones y premios, poseedores en alto grado de las virtudes m¨¢s apreciadas en la milicia, que han pasado por los sucesivos destinos sin dejar la m¨¢s insignificante huella. Otros de id¨¦nticas condiciones fueron muy activos, inquietos e innovadores hasta alcanzar determinados empleos o responsabilidades, hasta que alcanzaron su techo de competencia. Otros, por fin, de todos conocidos, van dejando detr¨¢s de ellos una estela de eficacia y progreso, con frecuencia utilizando muy escasos medios, que causan la admiraci¨®n de cuantos se hallan a su alrededor.
En las actuales circunstancias en que se est¨¢n produciendo las transformaciones necesarias para conseguir esos ej¨¦rcitos profesionales y t¨¦cnicos que demanda la nueva situaci¨®n, no parece razonable prescindir de los hombres de ideas, que posean, adem¨¢s, la iniciativa y energ¨ªa suficientes para llevarlas a la pr¨¢ctica.- Teniente coronel de Intendencia.
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