El periodista Jeremy Levin relata su cautiverio en L¨ªbano
"Nunca he sido tan feliz", confes¨® ayer, con l¨¢grimas en los ojos y la voz tomada por la emoci¨®n, el periodista norteamericano Jeremy Levin, que fue entregado durante una breve ceremonia por el ministro sirio de Asuntos Exteriores, Faruk al Charah, al embajador de EE UU en Damasco, William Eagleton.
Secuestrado por integristas isl¨¢micos hace 11 meses en Beirut, donde dirig¨ªa la oficina de la televisi¨®n norteamericana Cable News Network (CNN), Levin, de 52 a?os de edad, consigui¨® escaparse en la noche del mi¨¦rcoles al jueves de la casa donde le reten¨ªan sus captores.
Otros cuatro ciudadanos norteamericanos -el diplom¨¢tico William Buckley, el reverendo presbiteriano Benjam¨ªn Weir, el bibliotecario Peter Kilburn. y el sacerdote cat¨®lico Lawrence Jenco- permanecen a¨²n cautivos.
Levin record¨®, en una breve conferencia de prensa en la canciller¨ªa siria, que cada ma?ana o¨ªa desde la habitaci¨®n donde permanec¨ªa encerrado, atado a un radiador, los golpes dados en otros cuatro lugares de la casa por probables prisioneros que ped¨ªan as¨ª a sus guardianes autorizaci¨®n para ir al cuarto de ba?o. "Mi conclusi¨®n es que los cuatro norteamericanos estaban tambi¨¦n all¨ª".
Pero, aunque se acordaba de haber bajado una colina durante su huida, el periodista de la televisi¨®n por cable se declar¨® incapaz de identificar el lugar donde estuvo apresado, porque, dijo, "me quitaron mis gafas y soy muy miope. No ve¨ªa nada".
Escap¨® en pijama
A¨²n cansado por su larga detenci¨®n y su arriesgada escapada en pijama a trav¨¦s del campo de la Bekaa libanesa hasta que se top¨® con una patrulla del Ej¨¦rcito sirio, a la que pidi¨® socorro en ingl¨¦s y franc¨¦s, y tambi¨¦n visiblemente contento, Levin repet¨ªa a sus interlocutores: "Estoy OK, me encuentro bien, nunca he estado tan agradecido. Nunca he sido tan feliz. No puedo esperar para volver a pisar el suelo de mi pa¨ªs".Antes incluso de expresar su alegr¨ªa, el ex corresponsal en Beirut pregunt¨® con voz temblorosa a sus colegas por su mujer: "?D¨®nde est¨¢ Lucille? No puedo esperar para verla. Por favor, d¨ªganle que la echo mucho de menos y que la quiero tanto...".
A esa misma hora Lucille Levin volaba en un avi¨®n de la fuerza a¨¦rea norteamericana rumbo a Frankfurt, donde su marido ten¨ªa previsto llegar a ¨²ltima hora de la tarde en un vuelo charter fletado por la CNN. Antes de embarcarse almorz¨® con Eagleton en Damasco y se someti¨® a una revisi¨®n m¨¦dica.
La autoliberaci¨®n de Levin ha contribuido a propagar rumores en Beirut, de los que se hizo eco ayer la agencia de prensa kuwait¨ª Kuna, sobre presiones del r¨¦gimen sirio para forzar a los integristas shi?es a soltar a sus rehenes, supuestamente detenidos en la llanura de la Bekaa. Esta zona es controlada por el Ej¨¦rcito sirio, pero diversos grupos isl¨¢micos operan all¨ª con relativa libertad.
Carol, la esposa del reverendo Wier, tambi¨¦n cautivo, expres¨® ayer su confianza en que tras la huida de Levin "ahora pongan en libertad a mi marido".
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