Profesor expedientado por sus ideas

Soy un profesor que fui expedientado el 14 de agosto de 1984, con suspensi¨®n de empleo y sueldo, sin que nadie supiera decirme de qu¨¦ se me acusaba. No hab¨ªa cargos contra m¨ª, pero estaba claro que mi sentido de la docencia chocaba con el dogmatismo religioso-pol¨ªtico del coordinador del centro, se?or Magarolas, un ex concejal franquista de Tarragona que ha tenido la habilidad suficiente para ir adapt¨¢ndose a las diferentes corrientes pol¨ªticas que se han sucedido en los ¨²ltimos veinte a?os.Por fin, el 11 de enero de 1985 me comunicaron que se me acusaba de "desacato a la autoridad y no dar las clases seg¨²n el plan oficial", y casi al t¨¦rmino de los seis meses que debe durar el curso normal de un expediente se me conden¨®, en sentencia provisional, a "seis meses de inhabilitaci¨®n y traslado fozoso".

Yo ya he comunicado que no aceptar¨¦ ni un minuto de sanci¨®n. La Administraci¨®n afirma que son los padres de los escolares quienes han pedido mi suspensi¨®n. Falso: he tenido cada a?o m¨¢s de 150 alumnos y ¨²nicamente ha recibido quejas de tres padres, y protestaron, porque son de los que siguen creyendo en Ad¨¢n y Eva y no aceptan que en mis clases se hable de la evoluci¨®n seg¨²n Darwin, o que se trate el aborto como un derecho de la mujer, o que se condene la compra de aviones, etc¨¦tera.

Hay una segunda acusaci¨®n m¨¢s pintoresca todav¨ªa. Para atribuirme "desacato a la autoridad", hacen servir un escrito mecanografiado y sin firma que cuatro personas aseguran que lo escrib¨ª yo. Por otra parte, un profesor que firm¨® un escrito de adhesi¨®n a m¨ª persona que hicieron circular los estudiantes ha sido expedientado tambi¨¦n.-