Redescubrir sus narraciones
Si bien las circunstancias hist¨®ricoculturales por las que atraves¨® Catalu?a durante el franquismo han potenciado m¨¢s la imagen del Espriu poeta que la del Espriu narrador, es indiscutible que la obra en prosa que nos ha legado el escritor catal¨¢n se halla en uno de los puntos culminantes que ha producido la literatura de este pa¨ªs, y en mi opini¨®n probablemente supera a su vertiente l¨ªrica, sin que ello suponga ning¨²n tipo de reticencia respecto de su producci¨®n en verso, de una calidad y una exigencia fuera de toda discusi¨®n.Pero, de hecho, los primeros pasos de Espriu en el mundo de las letras se encaminaron hacia la narrativa. Y, parad¨®jicamente, a la temprana edad de 15 a?os escribi¨® en castellano su primera novela, Israel, que era un primer e incipiente balbuceo en el dominio de la escritura. Sin embargo, tambi¨¦n tempranamente, a los 17 a?os, publica El doctor Rip (1931), una novela que en su momento tuvo una excelente acogida, prologada por Carles Soldevila, por cuanto supon¨ªa un distanciamiento respecto de las pautas culturales que en aquellos a?os marcaba el novecentismo. Espriu, sin embargo, rechaz¨® esta primera novela durante bastantes a?os, hasta que en 1979 se decidi¨® a reeditarla, sustancialmente cambiada y reducida a unas dimensiones que la aproximan m¨¢s a una nouvelle que a una novela propiamente dicha. El propio Espriu, en el pr¨®logo a esta reedici¨®n, apuntaba que el tema le fue sugerido a partir de una lectura de Wenceslao Fern¨¢ndez Fl¨®rez que se?alaba que todos los temas novel¨ªsticos hab¨ªan sido tratados excepto la experiencia ¨ªntima y las reflexiones de un canceroso. Espriu reincidir¨ªa en el g¨¦nero novel¨ªstico con Laia (1932), pero ya no volver¨ªa a abordarlo y se dedicar¨ªa a narraciones m¨¢s breves, en las que su estilo m¨¢s condensado y exento de ret¨®rica alcanza un nivel de gran calidad.
Un Ruyra sint¨¦tico
As¨ª pues, los libros de narraciones siguientes, Aspectes (1934), Ariadna al laberint grotesc (1935), Miratge a Citerea (1935) y Letizia (1937) parec¨ªan situar claramente el nombre de Espriu como uno de los m¨¢s importantes entre las nuevas promociones de la narrativa catalana. Su prosa recibe las influencias de los modernistas espa?oles, de Gabriel Mir¨® y Valle-Incl¨¢n, y tambi¨¦n de su admiraci¨®n por los prosistas del 98. Entre los escritores catalanes, Espriu, en una extensa entrevista, entre una prolija relaci¨®n de autores que le hab¨ªan sido ¨²tiles en esta vertiente de su obra, reconoc¨ªa sobre todo el nombre de Joaquim Ruyra. En este sentido, y como confirmaci¨®n de este juicio, puede ser oportuno recordar la comparaci¨®n entre ambos escritores que Josep Pla hac¨ªa en el Homenot, que dedic¨® al poeta de Sinera: "Espriu es un Ruyra sint¨¦tico, dotado de mucho mejor gusto pero de una voluptuosidad m¨¢s tenue. Ruyra es un pintor; Espriu, un dibujante prodigioso, que domina como nadie la punta seca".Despu¨¦s de la guerra civil la obra de Espriu dar¨¢ m¨¢s predominancia al g¨¦nero l¨ªrico y a la producci¨®n dram¨¢tica. No obstante, prosigue escribiendo narraciones con la anunciada intenci¨®n de agruparlas un d¨ªa en un volumen cuyo t¨ªtulo estaba igualmente previsto: Les ombres. Algunos de los cuentos que deb¨ªan formar parte de ese volumen vieron la luz bajo el nombre de Narracions y otros lo hicieron en publicaciones diversas, pero el minucioso af¨¢n del autor por pulir y revisar sus obras ha hecho que el libro global quede a la expectativa de lo que pueda hallarse entre los papeles p¨®stumos del escritor. Finalmente, en 1981 Espriu da a conocer un volumen de prosas sobre temas mitol¨®gicos, Les roques i el mar, el blau, compendio de su erudici¨®n y su inter¨¦s por los temas cl¨¢sicos y las culturas antiguas, que a mi juicio perdurar¨¢ como una de las obras m¨¢s considerables de la literatura catalana de todos los tiempos. En ¨¦l se conjugan, como en buena parte de la obra restante de Espriu, el gusto por los temas cultos y la riqueza l¨¦xica del lenguaje popular, siempre matizado por esas gotas de iron¨ªa, e incluso de sarcasmo, explicitado en su concepci¨®n de lo grotesco como elemento distanciador a partir del cual abordar la realidad. Y otro aspecto dominante de la narrativa espriuana es su uso de elementos de corte dram¨¢tico, cuya viabilidad tuvo incluso ocasi¨®n de comprobarse en escena, en el inteligente y espl¨¦ndido trabajo dramat¨²rgico de Ricard Salvat, Ronda de mort a Sinera.
Con Espriu desaparece una prosa culta, refinada, inteligente y de una enorme belleza, que dignific¨® la lengua catalana y la equipar¨® a las cotas m¨¢s altas que ha dado la literatura europea. Si en vida se le reconoci¨® su alta calidad po¨¦tica, el tiempo har¨¢ justicia de su enorme inter¨¦s como narrador.
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