El orgullo de don Rodrigo Calder¨®n
En el n¨²mero del jueves 14 del actual del peri¨®dico de su digna direcci¨®n leo un art¨ªculo de don Jes¨²s Fern¨¢ndez Santos titulado Orgullo mal entendido, en el que al referirse a don Rodrigo Calder¨®n se deslizan dos errores hist¨®ricos que paso a rectificar.1. Se dice por el articulista: "... la sepultura de don Rodrigo ha sido abierta ahora en el convento donde hall¨® refugio huyendo de la curiosidad malsana de su tiempo". La sepultura de don Rodrigo -la momia, como la llaman las monjitas que le cuidan- no ha sido abierta ahora, sino que el cad¨¢ver yace, dentro de un cofre, en una de las capillas del claustro alto de las Calderonas en su monasterio de Valladolid, fundaci¨®n suya junto a la Casa de las Aldabas, donde fue detenido, hoy lamentablemente derribada, hace pocos a?os.
2. Tampoco es cierto, aunque tenga antecedentes en los cuadrotes -por su tama?o- de historia, que el marqu¨¦s de Sieteiglesias cayera, como el se?or Fern¨¢ndez Santos se imagina, "bajo el hacha del verdugo, que tras la ejecuci¨®n la alz¨® (la cabeza) en su diestra para que todos pudieran contemplarla". As¨ª lo supuso un ilusitre pintor rom¨¢ntico para los coririuneros, pero en el caso del delf¨ªn del duque de Lerma la ejecuci¨®n fue menos espectacular. Fue degollado. A¨²n puede verse en el cad¨¢ver momificado la huella de la enorme herida que la cuchilla del verdugo le hizo de hombro a hombro y el rictus de dolor que conserva su boca abocinada.
?stos son mis recuerdos de la visita que hice a don Rodrigo Calder¨®n el viernes 3 de abril de 1959, y cuyos detalles describ¨ª en Historia y Vida, n¨²mero 68, de noviembre de 1973, rectificando a otro cronista que ven¨ªa a incidir en los mismos errores que el se?or Fern¨¢ndez Santos.-
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