Marruecos sigue sometido a la 'cuarentena pol¨ªtica' impuesta por EE UU
Las relaciones entre Estados Unidos y Marruecos no han podido superar a¨²n las aprensiones e incertidumbres que a los ojos de los norteamericanos introdujo el tratado de uni¨®n libio-marroqu¨ª del 13 de agosto de 1984. La visita que acaba de efectuar a Washington el nuevo ministro marroqu¨ª de Asuntos Exteriores, Abdellatif Filali -recibido por el secretario de Estado, George Shultz, y por el presidente Ronald Reagan, con el que habl¨® durante 35 minutos en la Casa Blanca- as¨ª como las declaraciones inmediatamente anteriores de dirigentes norteamericanos, confirman que Marruecos se encuentra a¨²n sometido a una cuarentena pol¨ªtica impuesta por Estados Unidos.De acuerdo con la Prensa marroqu¨ª, Filali entreg¨® a Reagan un mensaje del rey Hassan II sobre la uni¨®n libio-marroqu¨ª. Seg¨²n fuentes pol¨ªticas marroqu¨ªes, Hassan desea tambi¨¦n ser invitado a visitar la Casa Blanca en las pr¨®ximas semanas.
La uni¨®n libio-marroqu¨ª, a pesar de haber sido defendida ante Washington por Marruecos como un "medio de moderar a Muammar el Gaddafi", s¨®lo ha servido por el momento, para reforzar las posiciones del l¨ªder libio, seg¨²n fuentes norteamericanas.
Ceuta y Melilla
En lo que a Espa?a concierne, a las declaraciones de Gaddafi en Palma de Mallorca sobre Ceuta y Melilla y otros asuntos internos de Espa?a siguieron las afirmaciones del Hassan II a TVE acerca de que la Uni¨®n Sovi¨¦tica no permitir¨¢ que Espa?a controle las dos orillas del estrecho de Gibraltar. Por su parte, la URSS dijo, a trav¨¦s de la agencia Novosti, que apoya la reivindicaci¨®n marroqu¨ª. La afirmaci¨®n del rey introduce a una de las dos superpotencias en un contencioso que Marruecos siempre dijo que era bilateral. Y ello en un contexto en que la URSS presiona para influir en la decisi¨®n del pueblo espa?ol sobre la permanencia en la OTAN.
?sta es otra de las objeciones de Washington a la uni¨®n libio-marroqu¨ª, que, de convertirse en una solidaridad marroqu¨ª-sovi¨¦tica con respecto a Ceuta y Melilla, introducir¨ªa un imponderable que permitir¨¢ dudar de las tambi¨¦n recientes afirmaciones del monarca marroqu¨ª y algunos de sus ministros de que s¨®lo aspiran a una soluci¨®n pol¨ªtica y pac¨ªfica del contencioso con Espa?a.
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