Retornos a lo vivo lejano o el desexilio
De 2.000 a 3.000 uruguayos se aprestan a volver de Espa?a a su pa¨ªs, como lo est¨¢n haciendo, poco a poco, desde hace meses una parte de los m¨¢s de 100.000 argentinos que a mediados de los setenta llegaron a Espa?a (probablemente m¨¢s a Barcelona que a Madrid: hay una corriente m¨¢gica entre Buenos Aires y Barcelona, los platenses residentes en esta ciudad son los que se resisten m¨¢s al retorno).Espa?a es un pa¨ªs de exilios y desexilios. Desde los exiliados liberales hasta los del franquismo son innumerables los espa?oles, incluido el autor, que han conocido a?os de residencia forzosa en el extranjero (Francia y Latinoam¨¦rica especialmente) y la contradictoria experiencia de la vuelta al pa¨ªs. ¨²nicamente el amor a la vida te reconcilia con ella en el exilio. Y solamente la comprensi¨®n hace posible un desexilio exitoso. Hoy, en Espa?a es actualidad precisamente el ¨²ltimo libro del escritor uruguayo Mario Benedetti, El desexilio y otras conjeturas. Una suma de art¨ªculos publicados en EL PAI S, y mucho m¨¢s que esto: es la historia de una pasi¨®n.
Una pasi¨®n por la vida. Benedetti se hace querer, con independencia del acuerdo de las ideas o del valor formal que se concede a su literatura: "Porque creemos en la gente... y somos militantes de la vida". La pol¨ªtica, el coraje de sus actitudes y su intransigente coherencia personal no se deducen de una ideolog¨ªa dogm¨¢tica sino de una pasi¨®n por las personas, por la buena gente, como su padre, al que dedic¨® el bello texto en el que invent¨® la palabra desexilio, o como Carlos Quijano, el inolvidable director de Marcha, al que dedica el libro reci¨¦n aparecido, que incluye el art¨ªculo que le da t¨ªtulo.
La aparente versatilidad de temas period¨ªsticos sobre los que resbala la mirada distra¨ªda del lector de peri¨®dicos se convierte, al reunirse, en obra literaria. Es la biograf¨ªa hist¨®rico-sentimental de los ¨²ltimos a?os, hasta ahora, de un escritor exiliado que escribe, "a pesar de todo", y que se prepara para el desexilio, anunciando que "puede ser que se avecinen unos tiempos en los que la comprensi¨®n llegue a ser una palabra clave", y que vislumbra "la contranostalgia, o sea, la nostalgia de lo que hoy tenemos y vamos a dejar: la misma nostalgia del exilio en plena patria". Hay que amar mucho a la vida para amar el exilio y su nostalgia.
Rafael Alberti escribi¨® uno de sus m¨¢s hermosos libros, hace m¨¢s de 30 a?os, en Buenos Aires, lleno de nostalgias y de fervores, Retorno de lo vivo lejano. Singular prueba de amor al pasado y de voluntad de futuro. Su poes¨ªa de exilio anunciaba al apasionado desexiliado, joven de sus primeros ochenta a?os, que a¨²n recorre Espa?a con sus versos -y sus entusiasmos. El desexilio es la ¨²ltima pero decisiva victoria del exiliado.
El exiliado vive al borde de un abismo oscuro de ansiedades: olvidarlo, lenta, irremediablemente todo, no aprender nada: vitalmente extranjero al pa¨ªs que lo acoge. El exiliado puede, por el contrario, vivir m¨¢s, tres veces m¨¢s; revivir m¨¢s l¨²cidamente su pasado, vivir con el entusiasmo del descubrimiento y del enamoramiento su nueva vida, su nuevo pa¨ªs, vivir anticipadamente su retorno. No puede olvidar nada ni renegar de nada; ser¨ªa asesinar al que fue. Pero no puede vivir de su pasado ni en el pa¨ªs que dej¨®conservar¨¢ sus ra¨ªces en la medida que arraigue en el nuevo pa¨ªs. Si no lo hiciera morir¨ªa seco de ideas y sentimientos. El exiliado no renuncia a retomar a lo vivo lejano, precisamente porque est¨¢ vivo, porque da sentido a su vida. S¨®lo retornando recupera completamente su libertad para ser ciudadano del mundo si¨¦ndolo plenamente de su pa¨ªs de origen.
El exiliado viene de una derrota, su partida. Y va a una victoria, su retorno. Estamos en una ¨¦poca, sin embargo, de derrotas sangrientas, tr¨¢gicas, y de victorias a media luz, que no osan proclamarse del todo, o que a¨²n no han sido. La doble tentaci¨®n: negarse a recordar el pasado (condenarse a vivirlo de nuevo dir¨ªa Santayana) o instalarse en ¨¦l (morir en ¨¦l). Hay que vivir y aceptar el propio pasado como tal para vivir plenamente el presente: "La vida no vivida es una enfermedad de la que se puede niorir" (Jung).
El desexilio es dificil. Al viejo pa¨ªs, tantos tristes recuerdos, tantas malas conciencias, le resulta dificil asumir con naturalidad a los compatriotas retornados. ?Qui¨¦n sabe qu¨¦ errores cometieron! Pero m¨¢s perdonables a¨²n que los pecados de lujuria son los errores de generosidad. El compromiso popular y el combate contra las dictaduras forjan lo mejor que un pueblo puede dar de s¨ª mismo y es patrimonio de todos. El desexiliado es una luz, una m¨¢s, encendida, que poco a poco vuelve a iluminar todo el pa¨ªs.
Analizar y comprender los errores del pasado: imprescindible. Pero, a partir de ah¨ª hay que ir adelante en la reconstrucci¨®n democr¨¢tica del pa¨ªs. Sin reproches ni condenas por los conflictos de ayer, siempre que se acepten hoy las elementales reglas comunes que hacen posible la convivencia pac¨ªfica y las libertades p¨²blicas.
En una esquina rota, una tarde de primavera escuch¨¦ a alguien que dec¨ªa: "Si la historia fuera ,piola nos dar¨ªa una segunda oportunidad", Que as¨ª sea.
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