Poetas zarandeados por el poder
?C¨®mo desbrozar el camino de los signos? He ah¨ª un gran problema que plantea la poes¨ªa que sale del gusto y se oficializa. De poco vale la voluntad del creador, su mensaje inicial, si es que tal hubo. Lorca y Espriu han sido dos grandes poetas marcados, zarandeados, saqueados. Lorca, aprisionado en su muerte y en sus met¨¢foras populares. Espriu, cuatribarrado, convertido en arma arrojadiza. ?C¨®mo puede, entonces, abrirse paso la emoci¨®n de las palabras? Es ¨¦sa una membrana tan fina y delicada que s¨®lo brilla en el sosiego y en la soledad del cuarto, entre el flexo y el sof¨¢. Si hasta el creador no es ajeno a su propio drama cuando no hace ascos al ¨¦xito f¨¢cil y a la gloria ef¨ªmera, tra¨ªda por sendas extra?as, c¨®mo podr¨ªa sobreponerse a las pasiones que le atraviesan y le zurcen.Ambos han tenido mala suerte. Lorca, muriendo en el momento m¨¢s inapropiado, a punto para ser izado como espantajo; Espriu, viviendo en un momento equivocado, cediendo su nombre, m¨¢s que su poes¨ªa, como ense?a. Es dif¨ªcil recuperar la emoci¨®n primaria cuando el propio creador se convierte en signo. Todo Lorca, todo Espriu, en la mente del pueblo, tiene un significado un¨ªvoco. Y hasta en signo negativo pueden convertirse cuando llega el poder con sus fanfarrias, succionando, tomando lo que no le corresponde. Cercanas est¨¢n las ceremonias f¨²nebres, con forenses y certificado de defunci¨®n incluidos, que no hace mucho se oficiaron en los; teatros madrile?os en homenaje a Lorca. A¨²n se pueden ver los empujones para chupar c¨¢mara ante el t¨²mulo de Espriu.
Las supuestas palabras de los poetas, que recitan voces engoladas, no suenan mejor que los sones monocordes del ditirambo y el elogio f¨²nebre. Son s¨®lo pretexto para que se muestren los rostros anodinos con los que los ciudadanos de este fin de siglo hemos decidido pasar a los libros; de historia.
Lorca es una c¨¢scara de nuez; Espriu, una naranja sin jugo: eso es lo que queda hoy de tan grandes poetas- J. A. Izquierdo Santill¨¢n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.