La izquierda chilena, alternativa de poder
Los chilenos residentes en Espa?a, y especialmente los que tenemos el t¨ªtulo de exiliados pol¨ªticos, agradecemos la permanente informaci¨®n que su diario contiene sobre nuestra patria. En ese plano no podemos dejar de recordar las excelentes cr¨®nicas que enviara desde Santiago Jos¨¦ Luis Mart¨ªn Prieto.Sin embargo, en los ¨²ltimos d¨ªas han aparecido apreciaciones en ese peri¨®dico, provenientes de un enviado especial, que presentan un panorama de la pol¨ªtica chilena tan maniqueo como mal informado.
Constituye una falta de informaci¨®n sostener, como lo hace el se?or Ca?o, que la "izquierda chilena desaf¨ªa al resto de la oposici¨®n y al Gobierno con un programa de rebeli¨®n armada hasta acabar con la dictadura", como asimismo decir que "la izquierda tradicional est¨¢ agrupada en el Movimiento Democr¨¢tico Popular (MDP)"..., cuya "columna vertebral es el partido comunista". De alguna manera, ¨¦sta es la interpretaci¨®n interesada de la propia dictadura y de no pocos sectores de la pol¨ªtica norteamericana. Me explico: la izquierda tradicional chilena, por su peso espec¨ªfico, ha sido una alternativa de poder desde 1938 en Chile. Pinochet y algunos norteamericanos quieren convencer al mundo de que tras esta izquierda s¨®lo se encuentra la "venganza por Salvador Allende" y el deseo de "sangre por el asesinato de Orlando Letelier", ambos pr¨®ceres del socialismo chileno, y, qu¨¦ decir, el caos, la violencia y la negaci¨®n de la democracia. As¨ª las cosas, ser¨ªa preferible continuar con Pinochet. No habr¨ªa m¨¢s alternativas. Al presentar de la manera que lo hace el enviado especial la situaci¨®n chile- Pasa a la p¨¢gina 10 Viene de la p¨¢gina 9 na, sin quererlo, se ci?e a ese padr¨®n.
Y puntualizo: la llamada izquierda chilena estuvo tradicionalmente integrada por el Partido Socialista de Chile, el Partido Comunista de Chile y el Partido Radical, a los que en los a?os previos a la Unidad Popular se agregaron el Partido Mapu Obrero y Campesino, el Mapu y la Izquierda Cristiana. De esta alianza, el partido socialista represent¨® en marzo de 1973 m¨¢s del 50% de sus votantes. Hoy la situaci¨®n es bastante diferente a como se pinta en las cr¨®nicas mencionadas y a como fue en el pasa do. La Alianza Democr¨¢tica, adem¨¢s de la Democracia Cristiana y los liberales republicanos, est¨¢ integrada por el partido socialista, la convergencia socialista, el Partido Radical y el Mapu Obrero y Campesino. De la llamada izquierda tradicional s¨®lo queda en el MDP el partido comunista y una fracci¨®n del partido socialista, adem¨¢s del MIR, movimiento que jam¨¢s particip¨® en la Unidad Popular.
Sostener lo contrario, al calor de la realidad, es pensar que la izquierda s¨®lo est¨¢ donde se encuentra el Partido Comunista de Chile. Sobre todo si en la informaci¨®n que comento se le asigna al Mapu Obrero y Campesino una pertenencia al MDP que no es tal.
Es obvio que ya no se pueden utilizar afirmaciones sobre una izquierda tradicional que ha variado tan sustancialmente, ni atribuir dentro de ella liderazgos que, situados en un partido minoritario, aunque importante, no son posibles de cuantificar.
M¨¢s dif¨ªcil a¨²n es hacerlo si se considera que, adem¨¢s de la Alianza Democr¨¢tica y el MDP, se encuentra tambi¨¦n en el espectro opositor el Bloque Socialista, del que forman parte el Partido Socia lista de Chile, el Mapu Obrero y Campesino, el Mapu, la IC y la CS, que -bien podr¨ªa sostenerse- es la fuerza mayoritaria de la izquierda y el proyecto m¨¢s serio de un socialismo renovador, democr¨¢tico y revolucionario para Chile. Pero el adivinar d¨®nde est¨¢n las mayor¨ªas en plena dictadura no es mi oficio, y s¨®lo quedar¨¢ en claro, como en Espa?a, cuando se restablezca el juego democr¨¢tico.
Tampoco parece objetivo -por la intencionalidad que all¨ª tiene de quitarle su personer¨ªa- sostener que el Partido Socialista de Chile, representado en la Alianza Democr¨¢tica por uno de sus principales dirigentes, Ricardo Lagos, sea un partido socialdem¨®crata. Nada tenemos contra la socialdemocracia, y, por el contrario, creemos que la europea ha sido el mejor basti¨®n contra la dictadura chilena y le ha brindado a nuestro pueblo un valioso apoyo solidario. Pero, simplemente, somos socialistas revolucionarios y aut¨®nomos, y preferimos, en consecuencia, que no se nos confunda ni con el partido comunista, como les sucede a algunos en mi pa¨ªs, ni con una socialdemocracia, que en Chile existe y se encuentra en la Alianza Democr¨¢tica.
Por ¨²ltimo, estimar que "buena parte (le la poblaci¨®n es capaz de admitir los m¨¦todos violentos", como estrategia de liberaci¨®n de mi pa¨ªs, insin¨²a, por el contexto de la cr¨®nica, algo m¨¢s, y es, a mi juicio, desconocer la idiosincrasia, la historia y el sufrimiento del pueblo chileno.
Es natural que la desesperaci¨®n, el hambre y la carencia de toda clase ?le libertades provoquen estallidos de violencia en Chile. La mayor parte de las veces, impulsados por la propia dictadura. Pero de all¨ª a transformarlos en m¨¦todos de lucha y finalidad asumidos "por una parte importante del pueblo chileno" hay un abismo. Las protestas generalizadas, las huelgas y la desobediencia civil son formas democr¨¢ticas de lucha contra una dictadura, y a ello se suma toda la oposici¨®n.
La dictadura se asienta en las armas, y con ellas reprime y agobia a la inmensa mayor¨ªa de los chilenos. Las armas y la violencia son sus instrumentos diarios de trabajo, es lo que mejor conoce y domina.
El pueblo chileno conoce la democracia por m¨¢s de un siglo y ha sufrido. la fuerza durante estos ¨²ltimos 11 a?os, sin m¨¢s armas que su organizaci¨®n. Situar hoy los t¨¦rminos del desafilo democr¨¢tico en la violencia es hacerle el caldo gordo a quienes pueden m¨¢s eficazmente que nosotros ejercerla. En mejores condiciones de organizaci¨®n y de cuota de poder no hicimos uso de la violencia para impedir el asesinato de Salvador Allende y de nuestra democracia en 1973, incluido el partido comunista; mal podemos plantearla hoy como tina alternativa.
El pueblo de Chile quiere una salida ya a la dictadura, no en 5 ni en 10 a?os m¨¢s, y para ello sabe que es preciso ser coherente y realista. Coherente con los valores democr¨¢ticos asumidos desde muchas d¨¦cadas y realista en la b¨²squeda de soluciones viables. Y ¨¦sta no es una apreciaci¨®n rom¨¢ntica mirada desde el exilio, que tambi¨¦n la he vivido en Chile mismo, sino la apreciaci¨®n de la mayor¨ªa de la oposici¨®n chilena, que mete menos ruido porque no pone bombas ni ejecuta atentados personales, pero que ha sabido irse ganando un espacio desde el cual la democracia deje de ser una utop¨ªa. Lo anterior no obsta en absoluto a que los socialistas chilenos sigamos pensando que es necesario unificar a toda la oposici¨®n, sin exclusiones de ninguna naturaleza, en la lucha por derrocar a la dictadura y en el consenso necesario el d¨ªa de ma?ana para reconstruir nuestra democracia. Pero obvio es que queremos esta unidad no s¨®lo en el objetivo final, sino tambi¨¦n en los m¨¦todos a emplear para conseguirlo, como expresamente se lo dijera Ricardo Lagos a su enviado especial.
Termino con una elemental rectificaci¨®n hist¨®rica. Manuel Rodr¨ªguez fue un gran patriota chileno que jam¨¢s ejerci¨® de "esp¨ªa contra los colonizadores espa?oles". Siendo un abogado criollo, profes¨® de guerrillero en la ¨¦poca de la reconquista (1814-1817) y fue caudillo progresista hasta su asesinato en 1818.- , ex senador socialista de Chile.
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