La muerte de Elisenda Portabella

Como amiga y compa?era de la doctora Elisenda Portabella, asesinada por el Ej¨¦rcito hondure?o el 2 de junio 1984, quiero manifestar mi indignaci¨®n por la pol¨ªtica exterior espa?ola y por la diferencia de tratamiento informativo que mereci¨® su muerte con la de Mart¨ªnez Liste en Guinea Ecuatorial. En ambos casos se trataba de s¨²bditos espa?oles muertos fuera de sus fronteras, uno de profesi¨®n no del todo clara; la otra, una doctora dedicada ¨ªntegramente a la ayuda a los necesitados. En ambos, la causa ha sido la barbarie de Gobiernos para quienes la vida humana no tiene ning¨²n valor. Sobre Mart¨ªnez Liste, el ministro Mor¨¢n ha elevado una en¨¦rgica protesta ante las autoridades de Malabo y est¨¢ decidido a averiguar la verdad. Para Elisenda, s¨®lo un d¨¦bil quejido, quiz¨¢ para que no perdamos puntos en el asunto Contadora.Estaba en Tegucigalpa cuando mataron a Elisenda, reci¨¦n acabado mi contrato con M¨¦decins Sans Fronti¨¦res, y pude comprobar c¨®mo nuestros embajadores contin¨²an siendo viejos residuos no ya del franquismo, sino del nazismo. En el caso Elisenda, el embajador espa?ol se neg¨® a albergar en la embajada al cad¨¢ver, diciendo textualmente que era una guerrillera. El cad¨¢ver fue enterrado en San Marcos de Ocotepeque y no pas¨® por la embajada: el se?or embajador puede estar contento. D¨ªas m¨¢s tarde, el mismo embajador escrib¨ªa una nota de p¨¦same a Jordi Pujol lamentando "la muerte de una abnegada mujer que dio su vida para ayudar a los que la necesitaban". Esa hipocres¨ªa y cinismo deben conocerse por la opini¨®n p¨²blica. Y ni siquiera se ha exigido el esclarecimiento de los hechos que rodearon la muerte ni la repatriaci¨®n del c¨¢daver.- Carme Balagu¨¦ Pel¨¢ez.