El secreto reinar¨¢ en las negociaciones sobre desarme
Viktor Karpov, jefe de la delegaci¨®n sovi¨¦tica en las negociaciones de Ginebra, y su hom¨®logo norteamericano, Max Kampelman, decidieron ayer respetar "el principio de confidencialidad" sobre los contactos entre las dos potencias. El acuerdo fue tomado por los dos interlocutores con motivo del encuentro inaugural, celebrado ayer, de este nuevo ciclo de conversaciones para el control de armas nucleares y espaciales. Ambas partes decidieron que su pr¨®xima reuni¨®n se celebre ma?ana en el pabell¨®n bot¨¢nico de la Embajada norteamericana en la capital suiza. Kanmpelman y Karpov estuvieron reunidos dos horas y 45 minutos.
El nuevo ciclo de conversaciones sovi¨¦tico-norteamericanas tuvo un comienzo tan poco espectacular que s¨®lo los esfuerzos de los observadores por advertir se?ales capaces de suplir la falta de informaci¨®n permiten hablar del ritual de esta primera sesi¨®n negociadora. Y ello, pese al empe?o de los pacifistas por tener voz en un proceso al que no se les invita. Ignorando los ¨²ltimos 15 meses de ausencia de negociaciones, Washington y Mosc¨² retoman su di¨¢logo como si fuese el asunto de cada d¨ªa.11.05. El Chevrolet gris metalizado de la delegaci¨®n norteamericana se detiene a unos 20 metros de la puerta del b¨²nker estilizado que sirve de sede a la Embajada de la URSS en Ginebra. Sentado en la parte trasera, entre Gary Glitman y el senador John Tower, que se encuentra a su izquierda, Kampleman observa c¨®mo la polic¨ªa suiza se enfrenta a una docena de mujeres que trata de invadir la calzada.
11.10. Un grupo de siete personas forma un corro ordenado junto a la misma puerta de la representaci¨®n sovi¨¦tica, sin dificultar la entrada. Entre ellas se halla monse?or Bruce Kent, el obispo cat¨®lico brit¨¢nico que dirige la Campaign for Nuclear Disarmement (CND). Enlaza su mano derecha, con un ramo de flores, a la de la diputada verde alemana Petra Kelly, y la izquierda a la del compa?ero de ¨¦sta, el ex general alem¨¢n Gert Bastian. Cuando entra el coche de Kampelman se oye decir a Kent: "Ahora, guardemos dos minutos de silencio". Concluido el rito, los siete dibujan con sus flores, sobre el suelo, el s¨ªmbolo pacifista.
11.15. Los gendarmes suizos deciden que el grupo de mujeres bullangueras que sigue en la otra acera constituye una manifestaci¨®n no autorizada, y, con m¨¢s o menos modales, proceden a detenerlas. Petra Kelly y Gert Bastian las acompa?an voluntariament a a la comisar¨ªa. El obispo Kent declara: "Lo ¨²nico que pedimos es que mientras duren las conversaciones paren todo, pruebas, despliegues de misiles y ensayos espaciales. Es la condici¨®n para que estas negociaciones nos merezcan una credibilidad m¨ªnima".
Para esa hora, Kampelman y Karpov conversan ya en la misma sala de la Embajada de la URSS en que se negociaron los acuerdos SALT II. El sovi¨¦tico ha tenido que esperar 12 minutos a sus invitados en el vest¨ªbulo de entrada, y, durante ese tiempo, se muestra locuaz con la Prensa. Aclara que la entrevista es un encuentro entre los jefes de las delegaciones y no una sesi¨®n negociadora.
El delegado sovi¨¦tico parece animado y decidido. "No voy al funeral, estoy aqu¨ª para negociar", dice a los periodistas. ?Est¨¢ de buen humor? "Esperen a que vea al se?or Kampelman". ?Va a ser paciente? "Seguro, sin paciencia no se puede hacer nada".
Bienvenida
Karpov da la bienvenida a Kampelman. "Espero que nuestra reuni¨®n no sea la ¨²ltima, sino la primera de una serie de negociaciones por las que llegaremos a un acuerdo". El norteamericano responde: "Tambi¨¦n es nuestro objetivo alcanzar un acuerdo. Espero que esto sea un buen augurio". Karpov sienta a Kampelman a su izquierda, ante una mesa de caf¨¦ y en una butaca de cuero similar a la que ¨¦l ocupa. Glitman, Tower y dos int¨¦rpretes contemplan la escena. Las puertas se cierran. Sorprende el hecho de que los norteamericanos sean tres y el sovi¨¦tico s¨®lo uno, porque ni Yuri Kvitsinski ni Alexei Obujov se dejaron ver. Antes de empezar la reuni¨®n, Karpov dijo a la Prensa: "En Ginebra acordamos [se refiere a la reuni¨®n entre Andrei Gromiko y GeorgeShultz del 8 de enero] que negociar¨ªan dos delegaciones, una de cada parte. Presumo que el se?or Kampelman tendr¨¢ plenos poderes para dirigir su delegaci¨®n en los tres temas" que se van a abordar: misiles intercontinentales, de alcance intermedio y armas espaciales. Pese a sus resonancias teol¨®gicas trinitarias, este problema de organizaci¨®n no parece, pues, irresoluble.
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