Perversiones ling¨¹¨ªsticas
"Pervertir", define un diccionario de la lengua que tengo a mano, es "perturbar el orden o estado de las cosas". Otro diccionario sustituye "perturbar" Por "alterar" o "trastornar", pero eso son menudencias. Parece que de lo que se trata principalmente es de "verter" ("darle vueltas a una cosa", "derribarla", "cambiarla", etc¨¦tera) y, adem¨¢s, de hacerlo a fondo, de arriba abajo, nada de evasivas, salvedades, excusas, pretextos o remilgos.No es claro de qu¨¦ cosas se habla y cu¨¢l es el orden o estado de ellas que se pervierten, o van en camino de hacerlo, pero lo com¨²n es que se trate de cosas como las costumbres. Antes se hablaba tambi¨¦n de la perversi¨®n de la fe, pero esto se ha convertido en una expresi¨®n casi t¨¦cnica de la teolog¨ªa. Se hablaba, asimismo, de la perversi¨®n del gusto, pero tras casi un siglo de cambios r¨¢pidos, y a menudo violentos, de gustos, cuesta un poco imaginar en qu¨¦ pueda siquiera consistir perversi¨®n semejante. Han quedado, pues, las costumbres. ?Cu¨¢les?
Si en una sociedad se suelen hacer las cosas de cierto modo, el hacerlas de otro puede parecer, seg¨²n los casos, meramente escandalizador o decididamente perverso. Cuando es lo primero, nadie se alarma demasiado. Puede inclusive resultar interesante. Parad¨®jicamente, cuanto m¨¢s formal y estricta en sus costumbres es una sociedad, m¨¢s curioso y original parece quien contraviene a ellas. El que trastorne las costumbres ser¨¢ pura y simplemente un extravagante, o un exc¨¦ntrico. La sociedad parece necesitar esta v¨¢lvula de escape; nada mejor que este g¨¦nero de v¨¢lvulas cuando las presiones son excesivas.
La palabra perversi¨®n suele reservarse para cierto g¨¦nero de costumbres: las sexuales. Como ¨¦stas cambian en el curso de los tiempos, y seg¨²n las sociedades, no hay definici¨®n universalmente aceptable de la expresi¨®n perversi¨®n sexual. Lo que para algunos es sexualmente perverso para otros puede ser meramente escandaloso, y para otros, finalmente, no es perverso en absoluto. Pero da la impresi¨®n de que s¨®lo determinadas costumbres sexuales, como el infantilismo y el bestialismo, pueden ser blancos de este adjetivo.
?Ligaremos, pues, (posible) perversi¨®n y sexo, con exclusi¨®n de cualquier otro modo humano de comportarse? De hacerlo as¨ª olvidar¨ªamos una de las actividades humanas m¨¢s susceptibles de ser pervertidas: el lenguaje.
Hay muchos modos de usar el lenguaje: para referirse a un objeto, para describirlo, para informar de algo a una persona o varias, para expresar satisfacci¨®n, dolor, indignaci¨®n, alegr¨ªa; para mandar, doblar el espinazo, hacerse rogar, mentir, etc¨¦tera. En ocasiones, se usa el lenguaje con el fin de confundir, dar pistas falsas (lo que en la jerga de los servicios de informaci¨®n se llama justamente desinformar. ?Cu¨¢ndo, y en qu¨¦ medida, cabe usar el lenguaje perversamente, es decir, cometer las perversiones ling¨¹¨ªsticas anunciadas en el t¨ªtulo? Parece que debe de ser en el ¨²ltimo caso mencionado. ?No se pervierte el lenguaje cuando se lo usa para (como algunos fil¨®sofos griegos dec¨ªan) "afirmar que lo que no es eso mantener que es lo que no es"? ?Cuando se recurre a ¨¦l con el prop¨®sito de enga?ar, defraudar, o mentir?
La verdad es que no; por reprobables que sean la producci¨®n de confusi¨®n (o desinformaci¨®n) y la mentira, no son a¨²n perversiones ling¨¹¨ªsticas. La verdadera, aut¨¦ntica perversi¨®n tiene lugar cuando se usa el lenguaje, para decir cosas que significan otras (generalmente, las opuestas), a la vez que, en virtud de una h¨¢bil elecci¨®n, o combinaci¨®n de palabras, parece seguir queri¨¦ndose decir lo que se dice.
No es f¨¢cil dar con ejemplos apropiados de aut¨¦ntica perversi¨®n ling¨¹¨ªstica. Los seres humanos tienen una especial ma?a para precaverse contra la acusaci¨®n de que est¨¢n mintiendo descaradamente. As¨ª, por ejemplo, sostener, como ha hecho un conocido pol¨ªtico, que despedir a una persona equivale simplemente a decir algo as¨ª como "desde este momento queda usted liberado de las responsabilidades de su empleo" no es, aun-
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que mucho lo parece, una perversi¨®n ling¨¹¨ªstica: es s¨®lo una manifestaci¨®n de hipocres¨ªa.
Consideremos, sin embargo, otros ejemplos. Los m¨¢s conocidos son los mencionados por Orwell en, el c¨¦lebre libro de que, en buena parte por su t¨ªtulo, se habl¨® tanto el pasado a?o, 1984, sin tener siempre ' en cuenta que en ¨¦l se describen tendencias que empezaban ya a abrirse paso cuando apareci¨® la primera edici¨®n, en 1948. El Ministerio de Informaci¨®n, encargado b¨¢sicamente de desinformar, y de mentir, se llamaba "Ministerio de la Verdad". Entre las consignas m¨¢s extendidas figuraban "La guerra es la paz", "La libertad es la esclavitud", "La ignorancia es la fortaleza." -todas ellas, dicho sea de paso, perfectamente argumentables con tal que guerra significara paz y paz quisiera decir guerra, etc¨¦tera-. Para hacer m¨¢s aceptable esta perversi¨®n ling¨¹¨ªstica, se pod¨ªa, adem¨¢s, organizar el vocabulario de un modo apropiado; puesto que se puede abreviar ministerio por mini, ?por qu¨¦ no abreviar tambi¨¦n verdad por dad?
Tenemos entonces un minidad con el que, al final, pocas gentes asociar¨¢n la verdad o ning¨²n ministerio.
Aunque parezca incre¨ªble, estas perversiones no son totales. Decir minidad en vez de ministerio de la verdad, y verdad en vez de mentira, falsedad, desinformaci¨®n, informaci¨®n falsa, etc¨¦tera, es ya un modo de reconocer que hay que dorar la p¨ªldora. La verdadera perversi¨®n ling¨¹¨ªstica tiene lugar cuando lo que se dice se parece tanto a lo que se quiere decir que nadie se da por enga?ado y, sin embargo, nadie lo encuentra tampoco completamente ofensivo. Inevitablemente, se cometen estas perversiones ling¨¹¨ªsticas cuando lo que se quiere decir, y de todos modos se dice, resultar¨ªa chocante dicho de otro modo. As¨ª, por ejemplo, se ha dicho, y escrito, que en ciertas operaciones militares llevadas a cabo contra un enen,ligo hay que "ser persuasivo en la comiinicaci¨®n cara a cara". No se indica el grado de persuasi¨®n, pero se puede imaginar. Cabe, asimismo, recomendar que tan pronto como se d¨¦ con una persona se proceda "con perjuicio extrerno" o, lo que equivale a lo mismo, que se haga "uso selectivo de la violencia". Terminar, o acabar con, o siquiera neutralizar ser¨ªan todav¨ªa demasiado fuertes. El lenguaje es evidentemente mucho m¨¢s flexible, y ser¨ªa una l¨¢stima no aprovecharse de las muchas facilidades que ofrece al respecto.
Quiero poner de relieve que no siempre que un pol¨ªtico oculta algo, o da rodeos, o echa mano de im¨¢genes o met¨¢foras, pervierte el lenguaje. La pol¨ªtica tiene un ingrediente casu¨ªstico y desinformativo inevitable. Para caer en la perversi¨®n ling¨¹¨ªstica hay que ¨ª ugar mucho m¨¢s fuerte. Hay que tener, adem¨¢s, una mentalidad realmente pervertida.
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