Tancredo Neves se convierte hoy en el primer presidente civil de Brasil en 21 a?os
Los brasile?os tuvieron que esperar 20 a?os, 11 meses y 15 d¨ªas para ver a un civil en la presidencia de la Rep¨²blica. Cierto que el nuevo presidente, Tancredo Neves, que hoy toma posesi¨®n de su cargo, no lo es gracias al voto popular, pero existe en Brasil la seguridad de que ser¨¢ el ¨²ltimo presidente elegido por los 686 integrantes del colegio electoral.
Si Tancredo Neves no fue legitimado por el voto popular, su llegada a la presidencia cuenta con el respaldo de la inmensa mayor¨ªa de la poblaci¨®n. De hecho, la campa?a popular por las "directas ya", que moviliz¨® a millones de personas el a?o pasado en las calles de las ciudades brasile?as, fue r¨¢pidamente transformada en una consigna: "Neves para la presidencia". Una vez frustradas las esperanzas de elegir por su propio voto al nuevo presidente, los brasile?os se movilizaron para forzar a los pol¨ªticos del colegio electoral a, por lo menos una vez, respetar la opini¨®n p¨²blica. Y Neves fue elegido por gran diferencia.Los brasile?os esperan casi milagros del nuevo presidente. Adem¨¢s de nuevos tiempos, esperan el retorno de las elecciones directas, el fin de la corrupci¨®n, la desaparici¨®n de las ¨²ltimas huellas del autoritarismo y la devoluci¨®n de parte importante de la memoria nacional sofocada por los militares. Aguardan tambi¨¦n el fin de la espiral inflacionista, el retorno al crecimiento de la econom¨ªa, la implantaci¨®n de la justicia a todos los niveles, la recuperaci¨®n del poder adquisitivo de los sueldos, el fin de la pesadilla de la deuda exterior y el fin de las mil y una modalidades de especulaci¨®n a que son sometidos millones de brasile?os.
Todas esas expectativas vienen acompa?adas, sin embargo, por la conciencia general de que el nuevo Gobierno tiene enormes dificultades en el camino. Esa conciencia impidi¨®, hasta hoy, que surgiese entre los brasile?os el desencanto anticipado, aquella vieja canci¨®n de que "todo va a seguir igual".
Corrupci¨®n
El nuevo presidente sabe que el pa¨ªs es dif¨ªcil de administrar. A lo largo de esos 20 a?os, la Universidad qued¨® destrozada; las empresas estatales se especializaron en mantener d¨¦ficits astron¨®micos; las privadas, en ser asaltadas por los sustanciosos intereses de las multinacionales, y las multinacionales tuvieron que aprender a convivir con un Gobierno que permit¨ªa abusos mientras abusaba, a su vez, de ellas. En los ¨²ltimos meses surgieron tantas denuncias y tantos esc¨¢ndalos que muchos brasile?os empiezan a creer que no hay un solo sector de la Administraci¨®n p¨²blica que no haya sido tocado, en mayor o menor grado, por el virus del abuso y de la corrupci¨®n desenfrenada.
El nuevo presidente recibe un pa¨ªs que espera exportar, en 1985, 28.000 millones de d¨®lares (unos cinco billones de pesetas) y del cual se espera que pague, en el mismo 1985, nada menos que 45.000 millones de d¨®lares entre intereses y capital de su gigantesca deuda externa.
Los brasile?os saben que esperan mucho, pero que recibir¨¢n poco en el futuro inmediato. Muchas cosas cambiaron m¨¢s en los ¨²ltimos 20 meses que en todos los a?os anteriores, desde la implantaci¨®n del r¨¦gimen que hoy llega, melanc¨®lico, a su final. Fue necesaria toda la capacidad inventiva de los brasile?os para que pasara a ser normal tener un vicepresidente, Jos¨¦ Sarney, que hasta hace un a?o escaso era el presidente del partido oficialista, un enemigo radical de la exigencia popular del retorno de las elecciones directas y un ardoroso defensor de todo lo que se dijo bajo la tutela militar. La semana pasada, ese mismo se?or fue el primero en ponerse en pie en un homenaje a los desaparecidos y asesinados en el a?o 1973 Se da la circunstancia de que todos los miembros del frente liberal que respaldaron a Neves y que llegan ahora al Gobierno han sido, de una u otra forma, personalidades del r¨¦gimen militar en sus tiempos m¨¢s negros.
Pero los brasile?os prefieren olvidar hoy todo eso. Ese olvido es parte fundamental para que se pueda creer que empieza en serio la nueva Rep¨²blica. Todos esperan ahora para ver los primeros pasos del nuevo Gobierno y el d¨ªa en que, por fin, los electores puedan elegir otra vez sus representantes.
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